AitianaAl entrar a la farmacéutica, sentí demasiado cansancio, Xavier me había dado permiso de descansar, y lo había aprovechado, pero la noche anterior había sido agotadora, jamás había pensado que mi vida sexual fuera tan buena, sin embargo el embarazo me tiene agotada, no pegué un ojo anoche. Apenas di unos pasos dentro del edificio cuando vi a Josean acercarse a toda prisa con el rostro desfigurado por la furia. Antes de que pudiera reaccionar, me agarró bruscamente del brazo.—¡Eres una maldita, Aitiana! —espetó con veneno en la voz.Me solté de su agarre con fuerza, mirándola con incredulidad.—¿Pero qué demonios te pasa? —repliqué con firmeza.—¡Tu hijo es una desgracia! —bramó—. ¡Ese bebé en tu vientre no debe existir! ¿Dime la verdad es de Xavier?Mi pecho se contrajo de ira, pero mantuve la compostura.—¿Y qué tiene que ver contigo? Es mi hijo, no el tuyo. Y si es de él.—¡Porque llevas en el vientre el hijo de mi prometido!Solté una carcajada sarcástica, cruzándome de bra
Un futuro con Xavier.🥰AitianaAl salir del restaurante, Xavier y yo decidimos dar un paseo por la plaza. Sin embargo, él, con su manía de querer sorprenderme siempre, me llevó directo a una de las boutiques más grandes del centro comercial. Al entrar, no tardé en darme cuenta de su verdadera intención: comprar ropa y accesorios para nuestro bebé. Emocionada, pero aún sin asimilar completamente la magnitud de lo que estaba sucediendo, comencé a recorrer los pasillos llenos de diminutas prendas. Trajecitos, mamelucos, calcetines, biberones… Todo se veía tan tierno y perfecto que mi corazón se aceleraba con cada cosa que tomaba entre mis manos. Pero lo que más me conmovió fue ver a Xavier escogiendo todo con tanto entusiasmo, como si cada prenda fuera un regalo unico para nuestro hijo. Mientras yo observaba con fascinación una sección de pañaleras y cochecitos, Xavier se detuvo frente a unos pósters de decoración para habitaciones infantiles. Lo vi preguntar los precios y analizar la
Mi padre aparecido. 😬XavierObservaba con entusiasmo algunas fotografías de la decoración para el cuarto de nuestro bebé. Ya había contactado a uno de los mejores tapiceros y a una decoradora para que se encargaran de todo el trabajo. No me importaba cuánto tiempo tomara ni cuánto costara; solo quería que estuviera listo antes de su nacimiento.Dejé los papeles sobre la mesa y, al revisar mi teléfono, noté varias llamadas perdidas. Fruncí el ceño al ver que eran de mi padre. Hacía tiempo que no sabía de él, y ahora de repente me llamaba.Suspiré con fastidio antes de devolver la llamada. Apenas dio el primer tono cuando su voz sonó al otro lado de la línea.—Dígame.—Cuánto tiempo sin saber de ti… —su tono sonaba relajado, como si la distancia entre nosotros nunca hubiera existido.—Lo mismo digo, Padre.—Hijo mío. Estuve de viaje por mucho tiempo, pero quise avisarte que iré a tu mansión. Quiero ver a Laria, más que todo la quiero llevar unos meses conmigo.Entrecerré los ojos. Así
Una vieja falsa. 🤨AitianaEl momento en que Dorotea me vio, su rostro se tensó y, aunque intentó disimularlo, el miedo en sus ojos era evidente.—Él es mi padre… Es papá… — Exclamó Laria con evidente entusiasmo, y yo me quede sin saber muy bien qué decir más al ver que ese señor venía con mi madre.Me limité a observarla en silencio, sin ninguna intención de suavizar la tensión del encuentro.—Muy buenas tardes. Usted, ¿quién es, señorita? —preguntó el hombre de porte serio, pero con una expresión cordial y un parecido a Xavier.—Es la futura esposa de mi hermano Xavier —mencionó Laria con entusiasmo—. Además, está esperando un bebé.El hombre me sonrió con cortesía, se acercó y me tendió la mano. Apreté la suya con firmeza.—Mucho gusto.—El gusto es mio señor.—Bien. Disculpa, vine a ver a mi hija —dijo el hombre, refiriéndose a Laria— Quisiera hablar con Xavier.—El no se encuentra en este momento —respondi mirandolo.—Está bien, voy a esperar.Dorotea parecía cada vez más inquie
XavierGolpeé suavemente la yema de mis dedos contra el escritorio de mi despacho, tratando de contener la frustración que me invadía. Lo que mi padre quería hablar conmigo, no era otro más que de Eros.Aparentemente, hace algunos años, mi padre había puesto una gran cantidad de dinero a nombre de mi hermano. Y yo pensé que jamas lo apoyo. Ahora que necesitaba recuperarlo, Eros se negaba a devolverlo, argumentando que me lo había prestado a mí. Según él, no había necesidad de preguntarme porque él mismo se encargaría de pagarle poco a poco.Mentiras. Todo era una farsa.¿Por qué usaba mi nombre para cubrirse las espaldas? ¿Por qué hacía este tipo de cosas? ¿Se le habían cruzado los cables o simplemente era un sinvergüenza?Suspiré y me levanté de la silla, dispuesto a salir del despacho para despejar mi mente. Sin embargo, al pasar por el pasillo que conducía al salón de estudio de las pequeñas, me detuve al escuchar un sollozo. Claudia estaba llorando.Fruncí el ceño y me acerqué con
No dejaré que nadie te humille 😍AitianaLas manos me sudaban por los nervios. Sentía cómo la ansiedad trepaba por mi pecho, oprimiéndolo, haciéndome consciente de cada latido acelerado. Sabía que debía mantenerme alerta. Después de lo que había sucedido, esos dos no tardarían en ir tras de mí. Xavier había prometido protegerme, pero la duda seguía presente.Sacudí la cabeza, espantando aquellos pensamientos. No importaba cómo, debía librarme de quienes intentaban interponerse en mi camino.Pero, cuando más vulnerable me sentía, cuando el miedo me envolvía como un manto pesado, él apareció. Como un ángel protector, aunque, irónicamente, al principio su rabia lo llevó a querer verme mal. El dolor de la traición lo cegó, lo convirtió en un hombre frío y calculador. El habia amado y confiado en alguien que terminó siendo su peor enemigo. Sin embargo, entre el caos y el resentimiento, nació un sentimiento intenso, profundo, casi obsesivo. Algo que, aunque me aterraba, terminé disfrutando
Todo esta más que claro. 👍 Xavier.La felicidad me embargaba por completo. Estaba más que feliz con la mujer que amaba y con la que pronto me casare, ella llevara mi apellido, y nada ni nadie podría opacar este momento. Sentí las miradas de todos sobre Aitiana, pero no me importó. Ella era mi futuro, y lo único que importaba era que estaba a mi lado.Eros, en cambio, permanecía apartado, inmóvil, sin atreverse a acercarse. Josean se había esfumado, lo cual era lo mejor. No quería su presencia contaminando este día. Mientras los concejales se acercaban a felicitarme, extendiendo sus saludos también hacia Aitiana, algunas mujeres de la junta se aproximaron a ella con entusiasmo. Parecía haber caído bien entre ellas, lo que era un alivio.Me acerqué a Demián y le di instrucciones en voz baja.—Ya sabes, entrégale este mensaje a Josean. Seguramente está en el vestíbulo, a punto de arrancarse los cabellos. Y a mi hermano… dile que después de la fiesta me reuniré con ellos. Necesito habl
Venganza😒Josean—¡Púdrete, maldita humillación! —grité, arrojando todo lo que tenía a mi alcance en la habitación. La rabia se acumulaba en mi pecho como un veneno ardiendo, consumiéndome por dentro. Mis manos temblaban de pura furia mientras respiraba entrecortadamente.Todo esto era culpa de esa desgraciada. No iba a permitirlo, no iba a dejar que su vida siguiera adelante como si nada... Oh, no, ella lo pagaría caro. Haría que ese hijo que llevaba en su vientre muriera antes de nacer. Antes muerta que permitir que la burla de todos cayera sobre mí.Seguramente ella fue corriendo a contarle todo. Por eso él se engatusó con ella. Se enamoró. Descubrió nuestra traición. Y ahora, la humillada soy yo. No se quedará así.Caminé de un lado a otro, aferrando mi propio cabello como si así pudiera calmar el torbellino de pensamientos en mi mente. Todo pudo haber sido perfecto. Si Eros no hubiera cometido esta estupidez, yo estaría embarazada y casada con Xavier, disfrutando de la vida que