Dos meses después, Elyanna estaba sentada delante del ventanal viendo la lluvia caer en aquel día nublado y sentía que sus lágrimas seguían el mismo ritmo de la lluvia. En su regazo tenía una carísima, pero delicada gargantilla de diamantes en una bonita caja de terciopelo. Sobre ella había una nota de Brandon diciendo lo mucho que anhelaba estar con ella y que sentía mucho por tener que trabajar tanto lo que le obligaba a pasar tantos días en Nueva York.Su vida se había convertido únicamente en un pozo sin fin de soledad, rodeada de lujos por todas partes. Para ella era como estar en una caja de oro…lo cierto es que era como volver a la caja en la que había nacido, en la que Simon White también la había tenido encerrada.Los días al lado de Brandon pasaban cada vez más lentos, habían pasado dos meses y para ella parecían años, era como si su vida pasada hubiera sido apenas un sueño y sentía que su libertad había quedado muy atrás.La rutina era siempre la misma, Brandon pasaba unos
Después de montar el teatro de su vida delante de sus amigos y de la familia de su esposa. Brandon se encerró en el despacho de suegro y su mujer salió corriendo detrás de él.–¡Cariño, mi vida, mi amor, mi todo por favor tienes que escucharme! –Suplicó Daisy entrando detrás de él cerrando la puerta.–¡¿Escucharte?! –Vociferó Brandon fulminándola con la mirada. –¡¡¿Quiero saber cómo te has quedado embarazada Daisy?!! –Demandó y ella bajó la cabeza desconcertada. –¡¡HABLA MALDIT* SEA!! ¿Cómo te has quedado embarazada?–Yo…yo… –Tartamudeó Daisy nerviosa porque nada le asustada más que ver a su marido tan furioso y Brandon la agarró de los brazos zarandeándola con impaciencia.–¡Habla si no quieres que piense lo peor! –Vociferó Brandon amenazándola, aunque sabía que aquel bebé era suyo. Brandon estaba muy seguro de que su esposa estaba tan obsesionada con él que no intentaría acostarse con otro y ella levantó la cabeza inmediatamente para contestar.–Abrí tu caja fuerte, cogí lo condones
Durante la fiesta Brandon se fijó que Christian estaba cada vez más nervioso, se notaba que el alcohol no era suficiente para suplir sus necesidades, necesitaba algo más fuerte. En todo el momento Brandon y Cyrus lo estuvieron vigilando, hasta que Brandon hizo una rápida llamada a Paul, que se había convertido en un fiel compañero de juerga para Christian y quien se encargaba de hundirlo en las drogas.Después de hablar con Paul, Brandon esperó unos minutos a qué su amigo se encargará de Christian. Fueron cuestión de minutos.Después de recibir aquella llamada Christian salió disparado por la puerta ignorando por completo a su madre, que intentaba de impedirlo de marcharse.–Me imagino que Paul tuvo algo que ver con esa salida repentina de Chris. –Murmuró Cyrus acercándose a su hijo y Brandon asintió viendo como Pietra subía la habitación donde estaba su marido, como siempre para dar la imagen de esposa dedicada y abnegada.–Sí, y cuando él termine con Christian me encargaré de pasar
Brandon había tenido que quedarse en Nueva York hasta solucionar su situación con Daisy, así que Elyanna se había dedicado a pasar el tiempo en compañía de Olivia, que cuanto más conocía a la chica más descubría que no era como se había imaginado y estuvo todavía más segura de eso cuando Elyanna le contó su historia con Brandon Müller.Después de unos días y de ver como la chica intentaba conseguir trabajo sin éxito, Olivia decidió aprovechar la ausencia de su hijo, que había decidido regresar a Hawái, para contratar a Elyanna como dependienta en su joyería.Por un lado, la chica estaba extremadamente feliz por aquella oportunidad, pero por otro el humor de Brandon, que no era bueno en aquellos días, empeoró muchísimo al enterarse de que alguien se había atrevido a contratar a Elyanna, pero en aquel momento no podía hacer nada porque tenía problemas mucho más graves con su adorada esposa.Mientras que Brandon buscaba la forma de deshacerse del bebé de Daisy, Elyanna disfrutaba de su n
Chase estaba a punto de acortar los escasos centímetros que lo separaban de aquellos labios rosados cuando alguien entró rompiendo aquel intenso, pero fugaz momento entre ellos dos.—¡¡Chase!! —Exclamó Olivia entrando en la tienda viendo el jarrón roto en el suelo.—¡Mamá! —Contestó Chase apartándose de Elyanna bruscamente y la chica los miró atónita.—¿Mamá? —Murmuró Elyanna pensativa mientras que Olivia miraba a su hijo sorprendida de verlo allí. —¿Olivia es tu madre? —Preguntó la chica desconcertada mirándolos y Olivia frunció el ceño con incomprensión.—¿Ustedes dos se conocen? – Los interrogó Olivia desconfiada por la expresión de su hijo, que parecía preocupado y Chase negó.—No mamá, por supuesto que no. —Afirmó dirigiendo su mirada a Elyanna que lo miraba sin entender porque mentía. —No nos conocemos de nada. Lo que ocurre es que la chica me ha confundido con un ladrón y me ha atacado con el jarrón. Llegaste justo cuando estaba a punto de presentarme. ¿No es así? —Preguntó Cha
Brandon estaba sentado en una silla al lado de una cama hospitalaria donde estaba su esposa acostada, durmiendo después de que la hubiesen sedado.Kevin, por órdenes de Brandon, tuvo que mentirle a Daisy inventando que le habían diagnosticado una hipertensión pulmonar y le aconsejó como médico que no debería continuar con el embarazo. Daisy al principio se negó rotundamente a abortar, pero Brandon le insistió diciendo que podrían volver a intentarlo más adelante, después de tratar su hipertensión y estar seguros de que no sería prejudicial para ella durante un embarazo.Daisy aceptó hacer el aborto después de muchas negativas, pero con lo que Brandon no contaba es que tendrían complicaciones y que su esposa no solamente había terminado perdiendo a su bebé, sino que también el útero.Brandon la miraba durmiendo y de cierta forma se sentía culpable, era el culpable. Él no quería tener un hijo con Daisy, pero tampoco imposibilitarla de ser madre algún día, y sabía que después de aquello
Habían pasado unos días desde que Daisy había recibido el alta del hospital. Brandon entendía que debía estar con ella para apoyarla, era su marido y estaba en la obligación de hacerlo, pero estar tanto tiempo separado de Elyanna, aun manteniendo un contacto diario, le estaba volviendo loco. Quería saber lo que ella estaba haciendo, en que ocupaba su tiempo mientras él estaba fuera y lo peor es que tenía una enorme necesidad de ella, de tenerla en sus brazos.Brandon se sentó en el borde de la cama pasando las manos por sus cabellos, peinándolos hacia atrás para apartar unos mechones de su rostro y resopló con cansancio. Agarró su teléfono móvil y abrió el chat para ver el último mensaje que Elyanna le había enviado. Le había deseado los buenos días con una foto suya mandándole un beso. Después él pasó las yemas de los dedos por la foto humedeciéndose los labios y susurró.–Ya no aguanto estar tanto tiempo separado de ti, eres más adictiva que cualquier droga Ely.Brandon lanzó el tel
El corazón de Elyanna parecía que estaba a punto de saltar del pecho en cualquier momento. Estaba en medio de la nada en un taxi con un desconocido que tenía claramente la intención de hacerle daño, y no había absolutamente nadie cerca para ayudarla.Elyanna vio el taxista bajarse del auto y caminar despacio hasta la puerta de atrás, justo del que estaba la chica nerviosa y buscando la forma de escapar de él.Entonces Elyanna metió la mano en su bolso y sacó algo que la ayudaría a salir de aquella situación o por lo menos eso era lo que esperaba poder hacer. Agarró algo pequeño que había guardado en su bolso, para situaciones como aquella, y después lo ocultó detrás de su espalda alejándose de la puerta.–¡Vamos amorcito será algo muy rico y rápido! Después de esto te llevaré encantado a casa, hasta gratis si te portas bien cariñosita conmigo. –Habló el hombre metiendo la cabeza dentro del auto y estirando la mano para tocarla.–¡Te advierto que no te acerques a mí o te juro que te va