Brandon estaba sentado en una silla al lado de una cama hospitalaria donde estaba su esposa acostada, durmiendo después de que la hubiesen sedado.Kevin, por órdenes de Brandon, tuvo que mentirle a Daisy inventando que le habían diagnosticado una hipertensión pulmonar y le aconsejó como médico que no debería continuar con el embarazo. Daisy al principio se negó rotundamente a abortar, pero Brandon le insistió diciendo que podrían volver a intentarlo más adelante, después de tratar su hipertensión y estar seguros de que no sería prejudicial para ella durante un embarazo.Daisy aceptó hacer el aborto después de muchas negativas, pero con lo que Brandon no contaba es que tendrían complicaciones y que su esposa no solamente había terminado perdiendo a su bebé, sino que también el útero.Brandon la miraba durmiendo y de cierta forma se sentía culpable, era el culpable. Él no quería tener un hijo con Daisy, pero tampoco imposibilitarla de ser madre algún día, y sabía que después de aquello
Habían pasado unos días desde que Daisy había recibido el alta del hospital. Brandon entendía que debía estar con ella para apoyarla, era su marido y estaba en la obligación de hacerlo, pero estar tanto tiempo separado de Elyanna, aun manteniendo un contacto diario, le estaba volviendo loco. Quería saber lo que ella estaba haciendo, en que ocupaba su tiempo mientras él estaba fuera y lo peor es que tenía una enorme necesidad de ella, de tenerla en sus brazos.Brandon se sentó en el borde de la cama pasando las manos por sus cabellos, peinándolos hacia atrás para apartar unos mechones de su rostro y resopló con cansancio. Agarró su teléfono móvil y abrió el chat para ver el último mensaje que Elyanna le había enviado. Le había deseado los buenos días con una foto suya mandándole un beso. Después él pasó las yemas de los dedos por la foto humedeciéndose los labios y susurró.–Ya no aguanto estar tanto tiempo separado de ti, eres más adictiva que cualquier droga Ely.Brandon lanzó el tel
El corazón de Elyanna parecía que estaba a punto de saltar del pecho en cualquier momento. Estaba en medio de la nada en un taxi con un desconocido que tenía claramente la intención de hacerle daño, y no había absolutamente nadie cerca para ayudarla.Elyanna vio el taxista bajarse del auto y caminar despacio hasta la puerta de atrás, justo del que estaba la chica nerviosa y buscando la forma de escapar de él.Entonces Elyanna metió la mano en su bolso y sacó algo que la ayudaría a salir de aquella situación o por lo menos eso era lo que esperaba poder hacer. Agarró algo pequeño que había guardado en su bolso, para situaciones como aquella, y después lo ocultó detrás de su espalda alejándose de la puerta.–¡Vamos amorcito será algo muy rico y rápido! Después de esto te llevaré encantado a casa, hasta gratis si te portas bien cariñosita conmigo. –Habló el hombre metiendo la cabeza dentro del auto y estirando la mano para tocarla.–¡Te advierto que no te acerques a mí o te juro que te va
Chase pasó la toalla por el cuerpo de Elyanna con suavidad intentando secarla lo máximo posible. No quería ser brusco, tenía que tratarla con cuidado, pero aquella lentitud era una tortura para él. Ella era una mujer hermosa y su corazón latía cada vez más acelerado por el deseo de tenerla en sus brazos y hacerle el amor, pero él sabía que ella no era suya…Que jamás lo sería, porque el único hombre en su vida era Brandon Müller. Entonces lo único Chase podía hacer era controlar las reacciones de cuerpo y respetarla.Aunque lo cierto es que era una tortura compartida. Elyanna estaba muy débil, pero podía notar las manos de Chase recorriendo su cuerpo y sentía como su piel ansiaba por más. Ella quería estar más cerca de él. Los dos estaban sufriendo con esa desesperante necesidad.En aquella situación Chase sabía que lo más importante era cuidarla y protegerla, aunque todo dentro de él le decía que se alejará para no cometer la estupidez de probar sus labios, de sentir verdaderamente el
Brandon se estaba volviendo loco. Tuvo que ir hasta uno de sus departamentos en Nueva York para poder romper allí todo lo que se le cruzase por delante, para intentar descargar su ira.–Tienes que tranquilizarte Brandon, ya sabes que Elyanna está bien y que solo ha pasado la noche en un hospital. –Habló Paul intentando controlar la bestia en la que se había convertido Brandon Müller.–¡¡EN UN MALDITO HSOPITAL CON OTRO HOMBRE Y TODAVÍA NO HA REGRESADO A CASA PAUL!! –Rugió Brandon furioso, imaginando a otro hombre cuidando de Elyanna.Elyanna había pasado tres días en el departamento de los Lauder porque Chase se había negado a dejarla marcharse a su casa para estar sola. Olivia hasta había adelantado su regreso a la ciudad cuando se enteró de lo que le había pasado a la chica.–No deberías preocuparte tanto Brandon, además si te estuviese poniendo los cuernos no pasaría la mayor parte del día hablando contigo contándote todo lo que está haciendo. –Contestó Paul sirviéndole una copa con
Chase sacó el taxista del bar a patadas después de haberle propinado varios puñetazos dentro del establecimiento, y cuando alguien intentaba ayudar al hombre Patrick les informaba que se trataban de asuntos de la justicia.–¡¡No le he puesto ni un solo dedo encima se lo juro!! –Gritó el hombre levantando las manos en señal de rendición, pero Chase le agarró de la camisa con brusquedad zarandeándolo.–¡¡La dejaste tirada en una carretera desierta bajo la lluvia!! –Vociferó Chase pegándole otro puñetazo que dejó al hombre mareado tirado en el suelo. –¡¡Que sepas que esta paliza no es lo único que te vas a llevar maldit* cerdo!! ¡Mi chica también te pondrá una denuncia por intento de violación y agresión! –Escupió y su hermano lo miró impresionado.Después los dos hermanos se alejaron del taxista dejándolo casi inconsciente en medio de la calle con la cara ensangrentada y Patrick miró a su hermano de reojo.–¿Tu chica? –Preguntó con sarcasmo y Chase lo miró molesto.–¡No me jodas ahora P
Pietra estaba escupiendo fuego por las orejas caminando de un lado a otro por la habitación de su hija mientras que Daisy la observaba acostada en la cama sin saber que decirle.—¡No puedo creer que tu marido haya tenido la desfachatez de dejarte sola cuando más lo necesitas! —Exclamó Pietra indignada viendo como su hija se limpiaba las lágrimas. —¡Tenías que haberlo acompañado Daisy y no quedarte aquí en esa cama como si estuvieras muerta en vida!—Sabes que Brandon no soporta que esté detrás de él cuando está trabajando mamá y no quiero que se enoje conmigo, ya hemos tenido demasiado con lo que ha pasado con nuestro hijo. –Contestó Daisy con la voz baja, aunque en realidad su mayor miedo era llenarle la cabeza a su marido y darle más motivos para buscar a otra mujer.—¡Acabas de perder a su hijo Daisy, lo más normal es que quieras estar a tu lado y él debería brindarte toda su atención porque eres su esposa, no debería existir nada más importante en su vida que tú! —Contestó Pietra
Chase estaba mirando por la ventana de la habitación de Savannah viendo las olas del mar chocar contra las piedras de la playa mientras que escuchaba como la chica intentaba atarlo a su vida sin importar el precio que tendría que pagar por eso.–¿Te estás escuchando Savannah? –Preguntó Chase girándose para ver a la chica que estaba acostada en la cama con la pierna enyesada después de su accidente automovilístico. –¿Así es como quieres que me quede a tu lado, con chantajes?–No es ningún chantaje Chase, te amo y creo que soy la mujer que puede hacerte feliz porque nadie te conoce tan bien como yo, ninguna a otra mujer te ha apoyado más que yo que siempre estuve a tu lado. –Afirmó y Chase resopló con cansancio, aquello era una locura. –No puedes abandonarme otra vez, porque no sé que podría llegar a pasarme si no estás conmigo.–¿Has provocado ese accidente verdad? –Indagó y ella frunció el ceño ofendida. –No sería la primera vez que una mujer de tu familia se atreve a hacer algo parec