La puerta principal se abre y entra la hermosa rubia con su habitual estilo. —Nolan, por fin te encuentro —la presencia de Esther es un alivio para Camelia— ¿Nos dejas a solas, sirvienta? Nolan respira profundamente, habia estado evitando toparse con ella, pero esta vez no tiene escapatoria. —Con su permiso, señor —dice Camelia y se retira de la sala con paso apurado. —¿Cómo estás Esther? —se gira hacia ella para darle la cara. —Realmente decepcionada de la manera en que me estás tratando, Nolan —se aproxima a él y acaricia con su dedo el contorno del rostro de Nolan.—No vuelvas con lo mismo Esther, he estado ocupado. No sé a qué te refieres con tratarte mal. —Sé que me evitas y eso me hace sentir muy mal, porque todo lo que quiero es que seamos como antes, cuando Aurora estaba viva. Antes compartíamos juntos, charlábamos y hasta bebíamos una copa, pero tú cambiaste mucho.—Antes cuando Aurora estaba viva, cada uno tenía un lugar en esta cada y fuera de ella, eras la he
Después de ver que Samantha se quedará dormida, Nolan se levantó cuidadosamente de la cama y regresó a su habitación. Había perdido el control de sus emociones y eso era algo que para él provocaban una situación caótica. Debía buscar la manera de controlarse. Esa noche estuvo pensando en cada una de las cosas que lo afectaban y como debió reaccionar ante ellas. —¿Violeta, dónde estás? —se pregunta una y otra vez. El domingo amaneció lluvioso por lo que Nolan tardó en levantarse de la cama. La presencia de Esther en la casa tampoco le era motivante, si bien no recordaba lo que ocurrió, imaginar que la hizo suya lo perturba. En tanto, Violeta despertó muy temprano, conociendo a Eliot debía estar despierto desde las 5:00, y también debía estar hambriento. Vilma continuaba durmiendo, la pelicastaña notó que la casa estaba silenciosa y sigilosamente bajó hasta la cocina. Preparó el café y un buen desayuno para todos, inclusive para Benjamín. Después de preparar la mesa para la co
Mientras Camelia cura la rodilla de la pequeña Samantha, Nolan permanece en su oficina mirando desde la ventana hacia la citadina Manhattan ¿Qué hacía el padre de Violeta allí? ¿Quién era la mujer que vino por él en ese lujoso auto? Mientras ata cabos en su cabeza, recuerda a la chica que vio subiendo al auto a pocos metros de su casa, ¿Era Violeta? Tenía que encontrarla, pero tenía también que controlar su temperamento, por poco golpeó a aquel hombre a pesar de saber que sufría de perdida de la memoria, pero ¿cómo no hacerlo si vio a su hija gritar asustada?. La única que podía decirle quien era aquella elegante mujer, era su empleada de confianza. Luego hablaría con ella.La tarde transcurre velozmente y cuando Nolan percibe la hora, ya eran casi las 6:00. Sale de su oficina para darse una vuelta por el área donde aún permanece Dan recuperándose y se encuentra de frente con Danielle. Al verlo ella, decide confrontarlo de una vez.—¿Qué es lo que tanto busca? —pregunta en tono ho
Durante algunos minutos de embestidas, Nolan alcanza el clímax pero la espectacular morena aún no, es una mujer ardiente e insaciable en el sexo, luego de una segunda sesión de sexo oral, la morena se relaja y experimenta el primer orgasmo. —Eres mucho más ardiente de lo que imaginaba —Dailen sonríe y besa los labios de Nolan. Ambos se tienden en la cama, aún agitados. La psicóloga logró lo que tanto deseaba, tener sexo con el CEO de la clínica. Ahora Esther no le llevaría ventaja, realmente le sorprendía la astucia de la rubia. Nolan se levanta y va a la ducha, necesitaba estar a solas unos segundos; la apasionada morena no le dio respiro durante esas dos horas de sexo continuo. Abre la regadera, el agua cae sobre su cabeza, como caen también los primeros vestigios de razón. Nolan había estado con su colega. ¿Era lo correcto? No, no lo era. Pero esperaba que Dailen asumiera lo ocurrido con absoluta madurez, ambos eran adultos y en la actualidad, follar sin compromisos posterior
Nolan llegó a su oficina, dejó el maletín a un lado, le pidió a su asistente ir hasta su oficina. La chica tocó la puerta un par de veces, abrió lentamente y entró.—Buenos días Sr O’Brien, dígame en que puedo servirle.—Buen día Layla, por favor comuníquese con este número y póngame en contacto con el Dr Stephan Hasher. —le entregó el trozo de papel y la asistente lo tomó. —En seguida lo comunico señor. En lo que Layla salió de la oficina, Nolan se ocupó en resolver los asuntos que tenía programado para esa mañana. La puerta volvió a sonar y el CEO se sorprendió por la eficiencia de su empleada.—¡Adelante! —respondió sin levantar el rostro, pero al subir la mirada, frente a él estaba la exuberante morena, dándole una visita de buenos días. Llevaba el mandil blanco abierto, y debajo apenas un conjunto de ropa íntima negro que dejaba muy poco a la imaginación de Nolan.— Dailen qué haces aquí y vestida de esa manera. —preguntó asombrado.—¿Así recibes a tu mujer? —se acerca, co
Nolan regresa a su oficina luego de almorzar, no deja de pensar en todo lo que está ocurriendo y en todo lo que se le avecina. No era un hombre de escandalos, muy por el contrario, era rígido y considerado por sus compañeros de trabajo, como un hombre moralista y muy reservado; pero el estilo de vida que llevaba hasta ahora estaba por cambiar drásticamente, para él. Su interés por buscar a Violeta desaparece también de su mente, mas no de su corazón. Era ilógico que pensara en buscarla, ella jamás lo aceptaría sabiendo que él había estado con Esther. Y él tampoco podría ofrecerle nada, excepto que fuese su amante. Eso más que ninguna otra cosa lo hacía sentirse mal. Quizás no debían estar juntos y todo lo que había pasado entre ellos era una señal a la que Nolan no quería prestarle interés. Primero, fue el hecho de que ella le había mentido, que tuvo que ver con el accidente de su esposa; luego el incidente con Eliot, e padre de Violeta, lo cual no era nada bueno para el y su hija
Esther entra a su casa, llama a su empleada y le pide que le preparé algo de comer en especial. —Lupita, quiero que me prepares una pasta carbonara, tengo antojos de comer comida italiana. —¿Antojos, señora Esther? —Sí, antojos. —sonríe, camina por la sala principal y comienza a contarle la noticia a su criada.— Voy a tener un hijo de Nolan O’Brien. —la chica se sorprende y se cubre la boca con ambas manos al escuchar aquella noticia. —¿De su cuñado? —pregunta con aspaviento la chica de cabello largo y mirada gatuna. —Sí, bueno eso es lo que él debe creer. –aclara con una sonrisa perversa.—Pero ustedes —hace un par de señas con las manos y termina preguntando— ¿Ustedes estuvieron juntos? —Sí, no veo cuál es el escándalo niña, Nolan es un adulto y yo también, lo único que se interponía entre él y yo, era Aurora, pero ella, la pobre ya no está —dice en tono sarcástico. —Entonces la niña Samantha y su bebé serán hermanos, pero primos. —Esther asiente— Pues ya me hice bola
Desde que amaneció, Violeta despertó con la ansiedad a flor de piel, volvería al orfanato donde transcurrieron sus primeros cinco años. Nerviosa por lo que le deparaba un día lleno de emociones, ella se ocupó de preparar el desayuno y arreglar la casa pada cuando Vilma despertara. Sólo había un detalle, su padre Eliot no podia quedarse solo, eso era un riesgo algo fuerte. Tampoco era capaz de dejarlo encerrado en aquella habitación. Vilma bajó como habitualmente lo hace para ocuparse de la comida. —Vaya, querida, volviste a dejarme sin nada que hacer en esta casa. —Lo siento, no pude evitarlo. Llevo horas despierta y aproveché el tiempo para dejar todo listo. —Imagino que sí. ¿Entonces estás preparada para tu gran día? —Sí —contestó emocionada, pero luego bajó el rostro.—¿Qué ocurre Violeta?—Es mi padre, no puedo llevarlo al orfanato, eso lo pondría triste si reconoce el lugar, pero tampoco quiero dejarlo solo. Lo que pasó días atrás fue preocupante para mí. —Tranquila