Desde que amaneció, Violeta despertó con la ansiedad a flor de piel, volvería al orfanato donde transcurrieron sus primeros cinco años. Nerviosa por lo que le deparaba un día lleno de emociones, ella se ocupó de preparar el desayuno y arreglar la casa pada cuando Vilma despertara. Sólo había un detalle, su padre Eliot no podia quedarse solo, eso era un riesgo algo fuerte. Tampoco era capaz de dejarlo encerrado en aquella habitación. Vilma bajó como habitualmente lo hace para ocuparse de la comida. —Vaya, querida, volviste a dejarme sin nada que hacer en esta casa. —Lo siento, no pude evitarlo. Llevo horas despierta y aproveché el tiempo para dejar todo listo. —Imagino que sí. ¿Entonces estás preparada para tu gran día? —Sí —contestó emocionada, pero luego bajó el rostro.—¿Qué ocurre Violeta?—Es mi padre, no puedo llevarlo al orfanato, eso lo pondría triste si reconoce el lugar, pero tampoco quiero dejarlo solo. Lo que pasó días atrás fue preocupante para mí. —Tranquila
Vilma observa que aquel reencuentro está cargado de excesivas emociones para ambas mujeres, discretamente sale de la oficina, dejándolas a solas. —No pensé que volvería a verte, Violeta. —Siempre quise venir a visitarte pero no tenía tiempo con la universidad y el trabajo. —¿Estás en la universidad? —pregunta con emoción, ver que su hija estaba logrando aquellos sueños de colegiala que ella tuvo justo antes de conocer a Fabio, le llenan de alegría.—Sí, estaba estudiando, pero este semestre no sé si pueda costearko. Sabes como es de difícil pagar un semestre en la universidad. Además han pasado tantas cosas, que… —la sonrisa desaparece momentáneamente de su rostro.—Necesito conversar contigo, pero en este instante es complicado. ¿Me aceptas la invitación a almorzar? —No lo sé, la verdad es que estoy trabajando, la Sra Vilma Pascuoloto es mi jefa, estoy trabajando para ella. —voltea y es cuando nota que la mujer no está en la oficina.— ¿A dónde fue? —Creo que nos dejó a so
Eliot y Vilma entran hasta la sala principal, para la hermosa mujer, aquel momento es perfecto e intenso. —No puedo creer aún que estés aquí. Ha pasado tanto tiempo, Eliot. —Ni yo, Vilma. Jamás pensé que el destino me traería de regreso a ti, a tis brazos, a ese beso inolvidable de la juventud. Ella coloca un poco de música de fondo y Eliot la invita a bailar aquel tema de Lucio Dalla, “Caruso” la pasión de la pieza musical y su magia, los envuelve. —¿De verdad me recordabas? —pregunta ella.—Te recordé siempre, a pesar de mis ausencias de memoria —bromea y ella sonríe.—¿Qué hubiese sido de nosotros si aquella tarde en mi habitación…?—No pienses en eso. Quizás estaríamos divorciados —nuevamente ella ríe.—Eres tan maravilloso, no creo que me hubiese divorciado de ti. —reposa su cabeza en su pecho y él la cubre con sus brazos, la lluvia afuera persiste y los labios se buscan y se entregan a un tercer beso, mucho más intenso y prolongado. En tanto, en la casa de Lara, l
Luego de la conversación entre Violeta y Sabrina, la pelicastaña subió para ver a su madre. Tocó la puerta un par de veces, hasta que finalmente Lara abrió, al verla frente a ella permaneció en silencio, aguardando los insultos de su hija.—¿Podemos hablar? —Claro, Violeta. Entra. —Violeta entristeció al ver sobre la mesa de noche un portarretrato suyo de cuando apenas tenía meses. Se aproximó y lo tomó entre sus manos.—¿Soy yo? —la mujer asintió, no se atrevía a pronunciar ni una sola palabra, sentía un nudo en la garganta.— Lamento todas las cosas que te dije abajo, Lara. Pero tienes que entender que no es fácil para mí comprender algunas cosas. —Lo sé, Violeta y sé que me merezco todo lo que me has dicho, lo sé —baja el rostro clavando la mirada en el suelo.—No, Lara, no tengo derecho a juzgarte. —Violeta, no sabes cuanto sufrí al verte ir con los Wesler, pero mi amor de madre me decía que ellos podían darte lo que yo no, una familia, un hogar. Por eso dejé que te fueras
Minutos después, Violeta llega a la clínica se dirige a la sala de emergencia y encuentra a Benjamín, le pregunta por su padre y por Vilma.—La Sra Vilma aún sigue dentro, están haciéndole varios exámenes. Su padre, creo que anda con el Sr O’Brien. La verdad… el hombre guarda silencio al ver que Eleonor se aproxima a ellos. —¿Y esta quién es? —le pregunta a Benjamín, y antes que él le responda, ella misma dice— ¡Ah! Debe ser la empleada que llegó nueva y que metió en cada de mi madre al viejo muerto de hambre que ahora quiere andar enamorando a mi madre. —Violeta frunce el ceño, e indignada por las palabras de la rubia al referirse a su padre, le responde:—No le permito que se refiera a mi padre de esa manera, señora. Sí, soy la empleada de su madre, y dejo admitir que me sorprende que una persona tan bondadosa y gentil como la Sra Vilma, tenga una hija tan grosera y déspota como usted. —¿Me insultas a mí? A la hija de tu patrona, esto es inaudito. ¿Ves lo que acaba de decirme
Una gana con otra gana, son dos ganas que se juntan a la vez… Nolan aguarda que todos estén dormidos y se dirige a la habitación de Violeta, toca a la puerta, ella se levanta de la cama, mira el reloj. ¿Será que su deseo de hacer el amor con Nolan se volvía a hacer realidad? Violeta abre, Nolan entra a la habitación, cierra la puerta; la toma de la cintura, la empuja hacia la pared y sin mediar palabras como dos locos hambrientos el uno del otro, se devoran los labios, sus cuerpos se almodan y mueven incrementando el roce de sus sexos, ardiendo en un mismo deseo que ambos intentan ocultar el uno del otro.—Violeta, te extraño —murmura Nolan sin detener sus movimientos y caricias, sus manos recorren el cuerpo de la pelicastaña, sus labios abandonan los de ella para emprender el recorrido hasta sus pechos. —¡Nolan! —bisbisea la pelicastaña. —¿Qué mi amor? Dime. Ella no responde, los gemidos de ella son más constantes al sentir la puntiaguda lengua de su amante, dibujar con su
La mañana siguiente y antes de que Nolan regresara a la mansión con Esther, Violeta salió de esa casa, con el único deseo de no saber nunca más de Nolan. Ahora estaba en la calle, junto a su padre, sin tener a donde ir. El móvil suena y la voz de su madre, le reconforta. Si tenía una esperanza, y esa esperanza era Lara.—Hija ¿Cómo estás? No supe más de ti desde que te fuiste. Violeta le cuenta a su madre lo que estaba ocurriendo con ella y su padre, no sólo no tenían donde vivir, sino que posiblemente estaba despedida de su segundo empleo. No había forma de que ella pudiera hablar con Vilma, estando de por medio Eleonor. Lara le ofrece su casa para ella y para Eliot. A pesar de todo, la pelicastaña tenía mucho que agradecerle a la vida.En tanto, Vilma esa misma mañana regresa a su mansión, la caída a pesar de ser fuerte, no generó ningún tipo de fractura, excepto el trauma por el golpe. La relación entre madre e hija es fuerte, pero por primera vez, Vilma asume su lugar y se
La detención de Esther, es apenas un ápice de lo que había oculto detrás de aquella mujer. Y eso lo descubriría Lupita, al encontrar el diario de Esther en su habitación. Mientras cambia las sábanas, siente que algo cae en el piso, la empleada se pone nerviosa pensando que puede ser algún objeto de valor, se agacha y ve que es un libro. Lo toma, pero al hojearlo, nota que es un diario.Dicen que todo lo que ocurre no es por casualidad sino que es producto de algo que ya está destinado a suceder. La página que Lupita lee, apenas las primeras líneas son aterradoras. “La maté porque quería quitarme a mi padre, ella no merecía estar con él, mi madre era su esposa y yo, su hija. Ninguna de ellas, podía tener lo que yo no tenía, un hogar.”Las manos temblorosas de la empleada, dejan caer por segunda vez el diario, lo recoge y deja debajo de la almohada, su corazón late a mil por segundos. Cuando sale de la habitación se topa de frente con Nolan, quien al verle el rostro pálido, le pregunt