La felicidad de la pequeña Samantha invade la casa, la presencia de la mascota de regreso llena de risas y ladridos a la niña y a Camelia quien disfruta de la alegría de aquel angelito. ¡Es tan poco lo que un niño necesita para ser feliz!Nolan baja a desayunar, su rostro rígido y su mirada poco amable, convencen a la criada de que no desea saber nada sobre la chica. Aunque en sus encuentros, trataban de ser muy discretos, la experimentada mujer sabía que su jefe y la niñera llevaban una relación un poco más allá de lo normal. Aunque nunca se atrevería a preguntar salvo que ellos mismos se lo hubiesen comentado. Mas, inesperadamente, Nolan rompe su silencio con una pregunta:—¿Ella, llevó todas sus cosas?—¿Se refiere a Violeta? —Nolan voltea a verla con enojo.— Sí, señor. Ella se llevó sólo su bolso, con lo que vino se fue. —No quiero saber que esté cerca de mi casa, ni de mi hija. —No se preocupe señor, realmente no creo que Violeta regrese.—¿Por qué lo dice? ¿Hizo algún
Los celos de Nolan van en aumento, pensar en que Dan podía estar con Violeta, tocarla, sentirla, era algo que le hacía hervir la sangre por dentro. Violeta le pertenecía, era suya. Aún conservaba las sensaciones de su cuerpo temblando al contacto con el suyo, de su piel erizándose al sentir el roce de sus manos y labios, su sexo comprimiendo el suyo, quemándole con su lava volcánica. Apreta los puños con fuerza, con impotencia, con rabia. Deseaba verla, confrontarla, recriminarle que estuviese viviendo en casa del hombre que desde joven estuvo enamorado de ella. ¿Pero con que derecho podía hacer eso? Él mismo se había encargado de echarla de su casa, revive los instantes en la biblioteca, y tal como se lo dijo Camelia, había sido muy agresivo con la pelicastaña. Recuerda la mirada de tristeza cuando la hizo suya, aquel instante no es digno ni siquiera de ser recordado. Telepáticamente, ambos en diferentes lugares, piensan y recuerdan lo que pasó entre ellos, ella con nostalgia y
Tocaron a la puerta de la mansión O’Brien. Camelia fue hasta la entrada principal, abrió la puerta y se encontró con la mujer de avanzada edad que iba por su mascota. —¡Buenos días! Estoy aquí por mi mascota. —dijo con voz trémula y sonrisa amable. —Buenos días, en seguida le traigo al cachorro. Cuando Camelia se giró hacia la escaleras, en la parte superior apareció Samantha, vestida aún con su pijama color rosa y despeinada, traía consigo al cachorro entre sus brazos. La mirada más triste que se puede contemplar es la de la despedida, mucho más en un niño que no entiende las razones complejas de la vida. La mujer aguardó a que la niña descendiera escalón por escalón, hasta llegar a la parte baja. Le extendió los brazos para recibir al cachorro pero la niña se negó a entregárselo.—¡Yo se lo devolveré! —dijo con voz firme. Camelia sintió su corazón llenarse de emoción al escuchar las palabras valientes de la niña.Samantha caminó hasta la puerta, la mirada tierna de Vilma a
Violeta durante esa tarde, llamó a Danielle y estuvo conversando algunos minutos con su padre; al escucharlo hablar con tanto dolor y tristeza, se llenó de una profunda angustia. Eliot era excesivamente sentimental, necesitaba encontrar algo que lo sacara de aquel estado depresivo.Para poder llevarlo a la ciudad, no sólo tenía que tener dinero sino un lugar para vivir junto a él. Tomó la decisión de aceptar la propuesta de Camelia, como lo dijo la empleada, era en la misma cuadra donde quedaba la mansión O’Brien. Las probabilidades de toparse con él, no eran tan remotas pero sí, posibles. —No puedes dejar que tu mundo gire en torno de Nolan, Violeta —se increpa a sí misma— También basta de llorar y pensar en él, no vale la pena. Su yo racional trata de mostrarle otra realidad a pesar de que en su corazón, sólo vive una realidad, amaba a Nolan.Cuando Dan regresó de la clínica, mientras cesaban, ella le comentó que iría a una entrevista de trabajo. El hombre se sorprendió de ello,
La duda de si es Violeta o no, se mantiene en él. ¿Estaba alucinando? O realmente la había visto ¿y si era ella, que hacía en la mansión de los Pascuoloto? Verla y pensar en ella remueve dentro de Nolan, sensaciones únicas que sólo había logrado sentir con la pelicastaña. Violeta, al igual que Nolan, revive cada uno de los momentos que vivió junto a él, sus encuentros sexuales, sus besos, aquel Nolan del que ella se enamoró. Hubiese querido detener al chofer y correr a sus brazos, pero eso no tendría sentido, pues el CEO se había encargado personalmente de sacarla de su vida, de humillarla y sobre todo de herirla. Minutos después llega a la casa. Dan la recibe con un rostro de pocos amigos, esa noche tiene guardia por lo que ya está listo para salir. —Por fin llegas, Violeta. —Logré conseguir el empleo —dice sonriendo, mas el gesto de Dan no es el más alegre, muy por el contrario, está visiblemente enojado.— ¿Estás molesto? —¿Qué esperabas? Sales sin avisarme, te compré el b
Violeta llega puntualmente a su segundo día de trabajo, se sentía entusiasmada con el trato especial de Vilma. Era una mujer realmente admirable. Esa mañana ya es un poco más leve las tareas que le quedan por hacer. Entra a la gigantesca biblioteca y comienza a sacudir los libros que reposan en cada uno de los estantes. Grandes clásicos de la literatura, incluso algunos de colección, nuevamente se topa con el libro de Lawrence “El amante de Lady Chatterley” lo ojea lentamente con cuidado de no arrugar las delicadas hojas de aquel texto. Es inevitable no recordar su segundo encuentro con Nolan, la pasión y la entrega desbordada con la que se amaron aquella noche en su habitación.¿Cómo algo tan intenso puede esfumarse en la nada? Había sido todo tan intempestivo como efímero para ambos, aunque ella no podía sacarlo de su piel y su alma.Vilma que es bastante observadora, detalla los gestos y comportamientos poco femeninos de la joven y siendo como es de emprendedora, se propone la
—Señora le estamos avisando que el Sr Daniel Thompson acaba de tener un accidente. —¿Cómo está él? —pregunta con voz trémula y sus manos temblorosas.—Estamos llevándolo a la clínica Health & Life. Violeta finaliza la llamada, sube a la habitación para cambiarse de ropa, se coloca un jeans, tenis y toma su bolso. Baja precipitadamente la escaleras, afuera ya está el taxi aguardando. Minutos después llega a la clínica. Pregunta en la recepción y la mujer le indica que acaba de ingresar a emergencia para ser atendido con urgencia. Violeta siente un sobresalto en el pecho y justo en ese momento, Danielle la está llamando. El instinto maternal no se equívoca.Atiende nerviosa, sin saber que decirle sobre el estado de salud de Dan, porque ella misma no lo sabe.—¿Violeta, qué le pasó a mi hijo? —pregunta consternada la mujer.—No lo sé, Danielle. Apenas acabo de llegar a la clínica donde lo ingresaron. Tubo un accidente y lo están atendiendo.El grito desgarrador de Danielle se
—Aguarde un momento Layla —le ordena a sus asistente.—Están llamando al familiar del Dr Daniel Thompson. —Violeta se incorpora del sofá rápidamente y se apresura a salir, pero Nolan la detiene, tomándola del brazo.—Espera un momento. —susurra. —Debo estar con Dan —murmura ella. —Ya la Srta Wesler va para allá Layla. —responde Nolan para que su asistente se retire de la puerta.— No puedes salir sin que hablemos Violeta.—Te equivocas Nolan, si puedo. Dan estuvo cuando tú me diste la espalda y ahora no pienso dejarlo solo. —Nolan queda perplejo ante la manera que Violeta le responde.—¿Y lo que acaba de pasar entre nosotros, qué? —pregunta en tono hostil.—No debió pasar, como tampoco debió pasar otras veces. —se zafa de la mano de Nolan, se arregla el suéter cubriendo la humedad que aún queda en su pelvis y sale de la oficina. Nolan está confundido, las acciones y palabras de Violeta eran totalmente contrarias, no podía creer que ella lo hubiese considerado un error, aunqu