Sin dejar que ella pronuncié una palabra más, Gabriel se aproxima intempestivamente la toma de la cintura y la besa sin darle oportunidad de que la rubia, pueda negarse. Los labios y sus cuerpos se encienden y se conocen, volátiles se entregan al deseo que años atrás experimentaron. Él comienza a levantar el vestido y sus dedos se deslizan rápidamente hasta sus pliegues vaginales, introduce sus dedos, siente su humedad. Ella se contonea al sentir como Gabriel sabe dónde y cómo tocarla, se mueve y gime disfrutando de sus hábiles caricias.—Sigues estando exquisita —retira sus dedos de su sexo y siente su sabor. Ella lo observa con asombro. —¿Eso es todo? —le pregunta. —No, sólo quería saber cuanto me extrañas. —responde, mientras le lanza una mirada lasciva. —No puedes simplemente tocarme y dejarme con ganas, Gabo —recrimina ella, al ver la actitud del hombre al que está acostumbrada a manejar a su antojo.—¿Quieres coger conmigo? Te recuerdo que hac
Violeta sale sigilosamente de la habitación de Nolan, a pesar de que él le pidió que se quedara con ella toda la noche; la pelicastaña prefiere no levantar sospechas por parte de Esther, no sabe que la arbitraria mujer, se marchó enojada y sin intenciones de regresar.Ya es más de la media noche, Violeta entra a su recámara llena de emoción, sonriendo y con los niveles de serotonina a flor de piel. Se deja caer de espaldas sobre la cómoda cama, acaricia las sábanas, haciendo angelitos con sus brazos y piernas. Aún podía creer que hubiese estado con Nolan durante horas haciendo el amor. Aquel hombre tenía el poder de tocarla y enloquecerla con apenas el roce de sus dedos. —¡Dios, lo amo! —suspira de intensa felicidad hasta quedarse profundamente dormida con una sonrisa dibujada en los labios.En tanto en el bar, Esther se viste para irse, su amante se presentará en el show y ella ya obtuvo lo que deseaba, por lo que mejor era regresar a su apartamento y buscar la manera de volver a
El día anterior a la celebración del cumpleaños de Samantha, Violeta despierta algo preocupada, una rara sensación la invade por completo. No puede entender claramente lo que siente, pero es un presentimiento de que algo raro va a pasar. Comienza a analizar las situaciones que la rodean y no encuentra alguna que pueda estar mal. Ya le había enviado dinero a sus padres, ya había pagado la pensión, y a pesar de su distancia física con Nolan, sentía que cada vez estaba más próxima a él.Tocan a la puerta de su habitación, mira el reloj, es muy temprano, se levanta y ansiosa abre la puerta. —¡Camelia! ¿Ocurre algo? —pregunta un tanto nerviosa.—Violeta, tienes una llamada, dice que es tu madre. —¿Mi madre? —la pelicastaña siente que las piernas comienzan a temblarle, su presentimiento parece cobrar fuerza al escuchar las palabras de la empleada. Camelia le entrega el teléfono inalámbrico y espera afuera.— ¡Mamá, dime que papá está bien, por favor! —escucha la voz trémula de Margar
El auto se detiene, Nolan baja del coche, sube los escalones de madera, camina hacia la puerta, amaga a tocar y un poco dudoso de que esa sea la dirección correcta, observa a través de la ventana; desde allí puede ver lo que ocurre en el interior. Reconoce rápidamente que es Violeta quien está mirando aterrada a su depredador. Instintivamente y sin dudarlo, mueve el picaporte, por suerte no está cerrada, entra, toma del brazo al hombre y con furia lo aparta de encima de Violeta. Este sube la cremallera de su pantalón y se abalanza hacia Nolan. Violeta está atónita sin poder modular ni una sola palabra, se cubre la boca con ambas manos. El estrépito y los golpes entre ambos hombres, alertan a Eliot y Margaret sobre lo que puede estar sucediendo abajo. —¡Dios, santo! —exclama la mujer—. ¿Qué está pasando? —Eliot seca las manos de la toalla y su rostro, baja las escaleras y no entiende lo que está pasando, ni quien es aquel hombre rubio que golpea a su cuñado.Al notar la presenc
Nolan despertó con los ladridos de Chispita y la risa de su pequeña corriendo por el pasillo, frente a la puerta de su habitación. Reconoció la voz de Violeta de inmediato, se incorporó y se puso de pie rápidamente, se colocó las pantuflas, arregló su cabello peinándolo con sus propias manos y se asomó en la puerta. —Buenos días Sr Nolan —saludó Violeta al verlo en la puerta de la habitación. —Buenos días Violeta ¿A qué se debe tanto escándalo? —preguntó aturdido y aún medio dormido.—Es el cumpleaños de la niña. —Nolan abrió los ojos como platos, había olvidado por completo ese detalle. —Sami, mi amor —se agachó y la niña fue hasta él, junto con el cachorro que no dejaba de ladrar. Nolan la levantó entre sus brazos y repartió besos en sus mejillas.— Te amo, Sami. —Violeta se emocionó al oír aquella frase ¿podría algún día Nolan, decírselo a ella? Se pregunta.— Se me pasó por alto ayer lo de su regalo ¿te encargaste de prepararlo todo? —preguntó colocando de vuelta a la niña en
Esther entra a la biblioteca, Nolan lo hace detrás de ella con cierta curiosidad y a la vez, con dudas. La actitud de su cuñada era tan relajada, que para él, hablar de Aurora siempre implicaba una sensación de tristeza e impotencia. —Dime que es lo que ocurre, Esther. ¿Cómo es eso que sabes algo sobre el accidente de Aurora? —Así mismo como lo oyes y como acabas de decirlo, Nolan. Hay algo que debes saber sobre lo que realmente pasó y quién te mintió con respecto al supuesto accidente. —Nolan frunció el ceño al oír a su cuñada. —Sigo sin entender, ¿de qué o quién hablas? ¿quién me mintió? —Velo por tus propios ojos —saca de su bolsa, el dispositivo USB y se lo entrega.—No me gusta a lo que estás jugando. ¿Qué hay en este dispositivo? —Tienes que verlo con tus propios ojos. No quiero que vayas a decir luego que tengo otras intenciones, cuando realmente lo único que he querido es proteger a mi familia, tú y Sami son mi familia. Nolan respira profundamente. Las dudas invad
Luego de saciarse de la chica, Nolan se aparta de ella. Violeta tiembla de miedo, le cuesta incorporarse, todo su cuerpo tiembla, se siente débil, como puede se gira boca abajo y apoya sus manos sobre la superficie pulida y húmeda del escritorio hasta que logra incorporarse lentamente. Lo mira con odio, con dolor, con tristeza. —No tenías derecho a hacerme esto. No sabes cuanto te odio. —masculló Violeta con los ojos cristalinos y la frustración en su mirada.—Tú tampoco tenías derecho a mentirme, sé que conoces al maldito doctor, sé que Daniel Thompson es tu enamorado Dan —Ella lo mira con estupor, no pensó que él supiera tanto sobre aquel hombre, ahora se sentía culpable y responsable de lo que acababa de ocurrir, Nolan la sujeta de ambos brazos y la estremece— ¿Por qué me mentiste, Violeta? Dime ¿Por qué no me dijiste la verdad? ¿Qué más me ocultas? Las lágrimas de Violeta no cesan, al igual que la lluvia; no puede ocultar su dolor. —No sé de qué hablas, si
El rostro de Violeta cambia por completo, en medio de tanta angustia; ver que era alguien conocido, la llena de tranquilidad momentánea.—¿Cómo llegué hasta aquí? —pregunta con asombro.—Te encontré tirada en un césped a un kilómetro de aquí. Venía de dejar a mi colega en su casa. ¿Pero qué hacías tú allí? ¿No se supone que eres la babysitter de Nolan O’Brien?Aquel nombre provoca nuevamente desconcierto y tristeza en Violeta, para ella Nolan O’Brien había sido el principio y el fin de semana felicidad.—Ya no trabajo para él. —dijo y bajando el rostro, se sentó en la cama.—¿Puedes dejar a un lado tu arma? —comentó en tono burlón por lo que Violeta no pudo evitar sonreír.—Disculpa, Dan. —dejó a un lado el paraguas negro.—No te preocupes, te entiendo. No debe ser fácil para ninguna chica aparecer en la habitación de un hombre. ¿Vives ahí, en esa pensión?—Vivía, Doña Saireh no me quiso aceptar de regreso. —de pronto llegan a la cabeza de la pelicastaña las palabras de Camila