AIDANLa oscura frialdad de la montaña nos rodeaba mientras mi lobo de invierno y yo, nos internábamos más y más a través de los túneles tortuosos.Parecía que caminaba a ciegas, sin embargo, no era el caso.Una fuerte energía me llamaba a continuar en una dirección exacta.No solo a mí, Theo y Vlad, mi lobo Alfa espiritual, estaban nerviosos y me incitaban a apurarme.“Aidan, hay olores extraños delante, pero uno en particular es… delicioso” la voz lobuna de Vlad me advirtió.Prácticamente, corrí, seguido de cerca por Theo.“Aidan, hay magia oscura agresiva, ¡protégete!” Theo me advirtió también en la mente.Puede hablar como los humanos, ni siquiera el lobo del Druida puede hacerlo y estoy muy orgulloso de él.El pasillo oscuro era demasiado estrecho. A penas y nos dejaba pasar uno detrás del otro. Sonidos raros y unas luces nos indicaban el final, cuando pude pasar mi enorme cuerpo raspándome con las ásperas rocas.Llegué a una enorme caverna y entonces lo vi, abajo, desde mi posi
ISABELLADesde que tengo memoria, el tocar a otra persona significaba mucho dolor para mí.Si tenía suerte absorbía buenas memorias, pero mi suerte nunca ha sido muy buena y la maldad, tiene predilección por mi alma.Cualquiera pensaría que ser la heredera del trono de los Hechiceros, poderosa desde la cuna, portadora de una increíble magia, sería genial, sin embargo, para mí, ha sido solo una maldición.He tenido que vivir sufrimientos ajenos, todo tipo de sentimientos negativos y actos crueles, que no me pertenecen.Llevo más de 20 años lejos de mi casa, de mis seres queridos, a los únicos que puedo tocar sin absorber sus más intensas memorias, gracias a que mi padre era más poderoso que yo y les hizo un hechizo también a mi madre y a mi hermana mayor.Vagué buscando el sitio ideal para meditar, experimentar y avanzar.Luché como una demente subiendo de nivel, desgarrándome por dentro una y otra vez, reinventando cada una de mis células.El trueno interno destruyendo, para luego ren
ISABELLASu enorme cuerpo haciéndome sentir pequeña a pesar de ser una mujer considerada como alta, comparada con él, era una cosita diminuta.Me cargó como si nada, sentándome de lado sobre sus muslos.¡Estábamos casi desnudos!, debajo de mi camisa, la brisa abanicaba mi trasero.¿Tendría que resistirme, cierto?— E… Espera ¿qué vas a hacer? ¿Por qué te hieres?Lo detengo agarrando su mano cuando veo una mortal garra saliendo de su dedo y apuntando a su pecho.— Necesitas tomar de mi sangre, contiene magia que te ayudará – su aliento frío cae abanicando en mi rostro y me muerdo el labio inferior, dubitativa.— ¿Sangre? Podemos intercambiar magia de otras maneras – le digo— ¿De qué maneras? – su mano abraza mi cintura y me pega más a él, poniéndome sumamente nerviosa— Escuché que mediante el apareamiento los brujos intercambian su magia, pero ahora mismo tu cuerpo está demasiado débil, no creo que pueda aparearme contigo, por mucho que lo esté deseando.Dice directo, con voz baja y
AMBER “Valentine, yo… no estoy muy segura de esto. O sea, este vestido parece como dos tallas menores a la mía” Me estoy mirando en el espejo de cuerpo entero, en la habitación donde me quedo como invitada de la familia real de Hechiceros. Todo aquí está confeccionado a lo grande, en dorado, costoso y glamuroso, como este vestido rojo, azul y negro que llevo. Es precioso, pero demasiado atrevido para mi gusto personal. Lisa me dijo que las hechiceras jóvenes se vestían así, eran seguras y sofisticadas. Capas y capas vaporosas de satín rojo caen sobre mis botines de cuero negro que llevo hasta las rodillas, un apretado corsé en azul marino define sensual mi estrecha cintura y hasta ahí podría aceptarlo, pero lo peor viene encima. Unas mangas abullonadas de tul semitransparentes cubren mis brazos, pero en el área del pecho, solo llevo unas copas de satín y encaje en rojo, sujetas en el medio por un precioso broche y me tapan… prácticamente nada. Toc, toc, toc. Alguien toca a la
AMBER— No tienes que hacer nada, no quieres el derecho de hacer nada, ¿acaso no me pediste que me buscara un hombre poderoso para mi celo? Hay muchos hechiceros poderosos en esta fiesta, solo sigo tu consejo.Le respondo a pesar de que sé que solo nos estamos enterrando puñales en nuestros corazones, él lo eligió así.— Gírate Amber ¡he dicho que te gires! – me ruge y lo hago, lo enfrento.Tiene las dos manos sobre mi cabeza y pegadas a la puerta, estoy completamente dominada por su presencia y su enorme cuerpo.Subo la mirada para enfrentar sus oscuros y profundos ojos, voy lista para discutir, pero Vincent me desarma como siempre.Se inclina bajando su cabeza y pega su frente a la mía.Nuestras respiraciones se entrelazan, sus feromonas nublan mis sentidos y derrumban los pocos escudos que he logrado levantar.— Bebé, por favor te lo suplico, me iré de tu vida después de esta maldit4 fiesta, serás libre para elegir, aceptaré tu rechazo cuando quieras, pero no frente a mí, Amber – s
VINCENT — Disculpe, le pregunté a la Princesa Amber y es de ella que espero una respuesta, no de su… cuidador – me dice el niño mimado rubio frente a mí y corre por mi espalda las ganas de bestializarme en el acto y mostrarle quien es el maldit0 cuidador. “¡Soy su hombre, idiota, su macho! ¡Ella es mía!” Quiero rugirle, pero me clavo las garras en la mano, perforando los guantes, hasta oler la sangre y sentir el dolor, para salir de mi estado de violencia. — Me importa una m****a… — Voy a dar un paso adelante, cuando una pequeña mano en la muñeca me detiene, interrumpiéndome. — No deseo bailar, gracias, pero creo que hay otras mujeres disponibles – escucho la voz indiferente de Amber a mi espalda. El tipejo se va molesto, pero mi aura asesina no disminuye y miro a los ojos de todos lo que piensan en intentarlo, dándoles una clara advertencia. Aquí la mayoría me conoce, incluso muchos han intentado contactarme para que les haga trabajos privados con el Obsidar. Los mejores artil
VINCENT — Cada hechizo de magia tiene un dueño, la persona que lo conjuró deja parte de su magia en él, para poder controlarlo, rastrearlo, reconocerlo. — Silvana impregnó todo su resentimiento, su odio, su última fuerza vital dentro de la semilla devoradora que tienes en tu alma – la princesa Isabella me explicó. — Por eso no entiendo, ¿para qué quería conservar esa cosa oscura? Lo que deseo es eliminarlo para no hacerle daño a Amber – respondo lo obvio. — He aprendido de sus razas por lo que me ha dicho Aidan – me dijo sentada sobre el regazo de su compañero — Supongamos que elimino lo que puede controlar las llamas de tu mate, ¿cómo lo harás para estar cerca de ella, en sus celos, en sus relaciones íntimas? — Tengo entendido que se prenden en llamas, literal, entonces, ¿posees algún truco para convertirte en un Hombre de Invierno? Me pregunta y me quedo en silencio. Por supuesto que no tengo ningún truco, si no, no estaría aquí dispuesto a todo. — Incluso experimentamos c
VINCENT Samantha llenaba mi cabeza de cuestiones, que aunque en ese instante consideré muy acertadas, luego descubrí que no eran mi problema. Confundí mis propios deseos y sueños, con los de mi amigo y Alfa. Las prioridades de Cedrick habían cambiado y yo no supe comprenderlo. Me dejé manipular por la conveniencia de esa mujer. — No te puedo ayudar a hablar con Raven – le dije lo que había soñado tantas veces con responder en esa ocasión. — Pero… sé que eres amigo de Cedrick, mi padre puede apoyarlo. Entiende que nadie querrá a una Centuria de Reina. Cedrick hundirá sus sueños en el lodo por una obsesión – me dijo ansiosa por convencerme. La miré detalladamente. Isabella me advirtió que mis recuerdos eran parte realidad y parte mis propios deseos distorsionados, que aquí tenía el control de mis decisiones, pero que tuviese mucho cuidado. Dentro de ellos también se ocultaba la sombra de Silvana, agazapada, tejiendo trampas, esperando a engañarme. Entrar en mi mente era peligr