NARRADORA“Su majestad, sé muy bien que lo hizo porque usted es un buen lobo, sin embargo, espero que esté preparado para asumir las consecuencias”Dalila se acercó a Cedrick mientras se internaban en la oscura caverna de camino al pantano.“¿Consecuencias? ¿De qué me habla Sacerdotisa?”Cedrick de verdad que no entendía nada, solo tenía en su mente el cómo arreglar este embrollo.“¿Quiere que le dé con mi bastón, a ver si reinicia el pensamiento? Un golpecito nada más… venga”Cedrick se apartó con rapidez a un lado, mirándola con precaución. Ese bastoncito parecía inofensivo, pero dejaba unos chichones dolorosos que no veas.“Uf, los hombres, ya sea un Rey, un Druida o un salvaje, todos son igual de tontos. Majestad, lleva a un grupo de hermosas mujeres, leonas o lo que sea, que parecen solteras, a los dominios de los Hombres Lobos”“Ahora me alegro de haber emparejado a casi todas mis Centurias con los Hombres de Invierno, o estaría seriamente preocupada. Me pregunto, ¿qué dirá la
NARRADORACuanta injusticia, el Rey de un Reino, el Alfa que más meaba y ni siquiera era el jefe en su propia casa.Al final, intentó dormir en un cuarto de invitados, con Eamon ladrándole como un perro salvaje en la mente y extrañando el suave cuerpo de su hembra debajo de él.*****— Necesitamos ayuda para rescatar a nuestros machos.Fue lo primero que dijo Ilia en el Concilio del trono al otro día.Sentía la hostilidad cruda por todos lados, estaban algo incómodas y se había demorado demasiado en aclarar lo más importante.— No somos leonas solteras, todas estamos emparejadas, pensé que podían oler las advertencias en nuestros cuerpos, pero claro, olvidé que ustedes no están familiarizados con nuestras costumbres y feromonas – dijo delante de los dos monarcas sentados en el trono.Pero sus ojos de felina, miraban a los lobunos de Raven.El mensaje era claro, no quiero a tu hombre, ni a ninguno otro de tu reino.El suspiro de Cedrick casi se pudo escuchar en el salón.— ¿Por qué ten
NARRADORA— Los Hechiceros también le tienen respeto a los Drakmor y solo los Hombres Bestias más fuertes tienen el poder de extraer el Obsidar. — Es un mineral muy agresivo en su estado bruto, que consume la energía vital de quienes lo extraen, incluso de los Hombres Bestias. ¿Para qué desgastarse ellos si nos pueden utilizar de esclavos?Le dijo preocupada.— Mi tío – agregó entre dientes — no sé cómo lo logró, pero él puede controlar al Alfa de los Drakmor, el que los lidera. Así que entra y sale como quiere de la montaña, los tiene bajo su control.— Reina Ilia, nos ha contado todo esto, pero díganos, ¿dónde están sus machos? ¿Cómo los podemos rescatar? – Raven le preguntó al final.Tenía que admitir que su hostilidad había bajado mucho con esta mujer.— Ellos… cuando vieron la rebelión y que íbamos a perder, se quedaron atrás, para que pudiésemos escapar las hembras con los cachorros. — Lo supe después. Los daba por perdidos, pero no… están en la Montaña del Dios Bestia, como
NARRADORALa armadura de escamas, más suave en la barriga, de repente fue abierta.Un líquido sanguinolento y amarillo salió, bajando poco a poco por el vientre de la Drakmor y después, las garras de un pequeño Drakmor.Aidan estaba muy concentrado, sus manos intentando zafar solo una escama y era difícil, cuando el líquido viscoso y maloliente se escurrió embarrando sus dedos.— ¿Qué es esto? Se preguntó en voz baja mirándose con algo de asco, pero al levantar la cabeza, lo que vio a solo centímetros de su rostro, casi lo hace caer desmayado.Los ojos rojos de la pequeña bestia lo estaban mirando fijamente.Un gruñido bajo salió de la boca plagada de dientes puntiagudos y mortales. Las crías Drakmor, nacían listas para sobrevivir y luchar en un duro ambiente.Aidan se olvidó hasta de gritar por ayuda.Se quedaron observándose por unos segundos, en los que el Drakmor parpadeaba, comprendiendo quién era esa linda criatura delante de él.Según la herencia en sus genes, la primera pers
NARRADORA— ¡Aaron, congela a ese bicho, pero ya! – Dalila gritó enojada.— ¡NO! – Aidan reaccionó, levantándose y agarrando en el desespero al pequeño Drakmor contra su pecho.— Aidan ¿qué haces?, ¡aléjate de ese bicho asesino!Raven iba a sacar su lobo de fuego, aunque sabía que contra esas criaturas, las llamas eran ineficaces.— ¡No, no le hagan daño, él es bueno, es un buen chico! ¡Mamá, papá, él es bueno, no me ha hecho nada!Aidan llevaba al feo Drakmor pegado a él protegiéndolo, a la vez que el Drakmor les seguía advirtiendo con siseos amenazantes, que no se acercaran a su madre o se los comería.Entonces se congeló la atmósfera.¿Qué tipo de situación loca era esta?*****— Según lo que nos contó Aidan. Parece que la criatura sobrevivió a la muerte de la Drakmor y lo reconoce como su familia.De verdad que eran duros esos bichos.Dalila hizo su conclusión un rato después, con los ánimos más calmados.Todos salieron de donde estaba el cadáver de la Drakmor, no fuera a estimula
NARRADORA“Te puedo asegurar que está tramando algo malo… o bueno, depende de tu estado de ánimo hormonal, pero yo, que soy tu loba interior, aseguro que te mueres por abrirle las piernas”“Seré yo tan resbalosa como tú” Raven le bufó a su loba.“No querida, tú eres peor. De las que juegan a inocente y por detrás se mandan unas, que no veas. En vez de loba, tenías que haber nacido como zorra, te pegaba más”“Mejor ni te respondo” Raven puso los ojos en blanco, negando con la cabeza y salió del baño.Pero “casualmente”, lo hizo descalza, su cabello humedecido, suelto y solo con un suave y semitransparente batón blanco por encima.Cuando Cedrick se giró y la miró con intensidad de arriba abajo, prácticamente desnuda y con la piel sonrojada tan jugosa, tuvo que contenerse con todo, para no saltarle encima y devorarla.— ¿Qué haces aquí, no recuerdo haberte quitado el castigo? – le dijo haciéndose la molesta.— Sé que a esta hora te entra hambre y encargué a la cocina tu pastel favorito,
NARRADORACedrick sumergió dos dedos en la tarta y luego los llevó a la erguida aureola, embarrándola por completo. Bajó la cabeza, abrió su boca y chupó profundo, gimiendo ronco de placer.— Mmm joder deliciosa… están hinchadas mis tetas… Sshhh cuándo saldrá leche por aquí, ya quiero mamarla… Mmmm… — le daba toquecitos con la lengua al pezón, manoseando el otro seno, en lo que la provocaba con palabras sucias. A tirones le abrió los botones del frente y acarició su cintura, su vientre, hasta más abajo, en ese horno entre sus piernas.Su dedo jugueteó con el excitado clítoris, pellizcándolo entre sus yemas. El dulce jugo de Raven empapaba su hendidura y le dio acceso entre sus labios vaginales al abrirle más las piernas, buscando mayor estimulación.Cedrick miró a la mesa y separó sus dedos, solo para untarlos de más mermelada y esparcirla por todo el coño mojado de su hembra.Arriba y abajo tentando sobre su temblorosa vulva, estimulando el clítoris, pero sin penetrar la vagina.—
NARRADORA— Todavía estás castigado y dependiendo de si me gustan o no tus servicios, entonces me lo pensa… Aahhh Sssshhh … Cedrick…No pudo terminar de hablar porque el rosado glande empezó a pasarse brusco por entre sus labios, arriba y abajo, rápido, casi a punto de atravesar la dilatada hendidura en cada caricia.— Mmm Alfa…Raven se sentó y abrió más las piernas, con las puntas de los pies en el borde de la mesa de madera, al igual que sus nalgas, al extremo de casi rodar por el filo.Estaba pidiéndola a gritos.— ¿Qué, su majestad?, no quiero enojarla de nuevo. Dígame claramente qué desea de mí… Cedrick se inclinó hacia delante tomándola por la nuca, dominante, haciéndola levantar la cabeza para susurrarle contra los labios.Sus cuerpos pegados, tensos y excitados al máximo.Abajo su polla no dejaba de tentar la entrada en llamas.— Que me jodas hasta que me desmaye o dormirás con Aidan por un mes – le dijo entre dientes, frustrada y con las hormonas al límite.— Sus deseos son