NARRADORA — Esa mujer odia a muerte a las Centurias, no parará hasta exterminarlas y si se obsesionó contigo Cedrick, fue por algo, si tú no estás, ¿a quién crees que trasladará su enfermiza obsesión?— A mi cachorro, pero nadie sabe que es … mío… — Cedrick se quedó pensativo, si ese hechizo embustero no lo engañó ni al él, mucho menos a una verdadera bruja.Sabría enseguida que Aidan era su descendiente y sentiría la magia de invierno en su interior.Estaba convencido de que ella buscaba a su tío y Aidan también era su familiar, obvio que iba a entrar en su radal.Su tío tendría que darle el frente a este enredo macabro.— Además, voy a aprovechar que ella estará concentrando su mente y su fuerza en el palacio, para hacer otra cosa que no me deja dormir - Vincent agregó de repente. — El idiota de Theodor tiene a todas las personas de esa manada, ancianos, mujeres, incluso cachorros recién nacidos, en unas sucias barracas muriendo de hambre, mi conciencia no me permite dejarlos, yo
NARRADORA— ¿Es muy lejos? No puedo irme tan lejos del palacio a jugar – Aidan, a pesar de su inocencia, era un niño muy inteligente.Ya habían caminado un trecho, casi corriendo, por el bosque que rodeaba el palacio y aún se encontraba dentro de las murallas.La doncella se dirigía al paso cerrado de las montañas, detrás del castillo, donde había un sendero secreto y pasaba un riachuelo que le permitiría escapar en una pequeña barca preparada previamente, llevándose a este valioso rehén.Le habían prometido mucho oro por este encargo y no dudó en aceptar.— Ya estamos llegando, chiquillo, solo camina más deprisa— apretó la mano del cachorro con fuerza, haciéndole daño y llevándolo dando tumbos hasta el riachuelo, que ya podía escuchar.— ¡Suéltame, me duele la mano! – Aidan comenzó a forcejear de repente— ¡Ya no quiero ir! ¡No quiero ningún dulce! ¡Suéltame!— ¡Te dije que ya estamos llegando, deja de ser tan mimado y malcriado! – lo jaloneó con algo de furia.Odiaba a este cachorr
NARRADORA Pero a pesar de la jerarquía y el mandato de la Voz, en los hombres lobos, el libre albedrío y el resistirse, siempre era una opción. Solo que corrías el riesgo de quedarte con la mente fragmentada y destrozada en el proceso. — Yo… — Hortensa luchaba con todo para no confesar. Un hilo de sangre bajó por la esquina de sus ojos debido a la resistencia de su cuerpo, por no seguir la cruda compulsión. Anastasia no le estaba dando nada de piedad. — ¡Habla ahora o comenzaré a cortarte extremidad por extremidad hasta que confieses! ¡¡HABLA DE UNA MALDIT4 VEZ!! La obligó con todo y su lobo de fuego salió de su cuerpo para gruñirle en la cara a Hortensa que casi se desmaya de la impresión. — El… el Alfa Theodor— temblando y tartamudeando, al fin confesó — Cuando salí al pueblo, me contactó y me ofreció dinero para que sacara al mocoso a escondidas. — ¿Por dónde lo harías? ¿Cuál es la ruta? ¿Hay más espías en el palacio? – Anastasia parada delante de ella, continuaba el i
NARRADORA Dalila la encontró media moribunda y enloquecida y se quedó con las pocas Centurias a sobrevivir y sanar su cuerpo y su mente. En esa guerra absurda, ambos bandos habían perdido vidas inocentes, y si Anastasia seguía a su Alfa con fidelidad y devoción, era porque Raven se lo había ganado, con su justicia y su valentía. Esta generación de Centurias estaban hartas de tanto odio, solo deseaban vivir en paz y que su raza de hombres lobos, las perdonara y aceptara. ***** — ¡Raven, estás muy mal! – el círculo de runas se había iluminado y Cedrick apareció abrazando con fuerza a Raven que estaba respirando pesado. Dalila le gritó en cuanto la vio y las feromonas del celo, los golpearon en la cara como una bofetada. El tío de Cedrick enseguida salió de la caverna de hielo y se perdió hacia otra interior para evitar el enfrentamiento con el Alfa, debido a la cercanía de su hembra en celo. Era el instinto natural, Cedrick, bastante bien lo estaba manejando al dejar a Dalila ace
NARRADORA Silvana miraba desde una colina las enormes letras de fuego dibujadas con magia por encima del castillo.Se podían ver a leguas, eran un mensaje y sabía muy bien que se dirigía a ella en específico.«Mortimer está aquí» Eso decía, un claro señuelo para atraerla, y por supuesto que estaba interesada, pensó que él había muerto, pero ahora tenía esperanzas y si vivía, lo recuperaría.Ese hombre era suyo.¿Acaso esa maldit4 también sobrevivió? No, no, no, ella se encargó de drenar su magia de fuego hasta la muerte, ¡no podían estar felices y juntos!Los ojos rojos de Silvana contemplaban el castillo, donde a los lejos, se reforzaban las defensas.Más les valía estar preparadas a esas mujeres de fuego, porque ya que tuvieron el descaro de atraerla, ahora debían afrontar las consecuencias de sus actos.Liberaría a los hombres hielo de su yugo, solo estaban confundidos por esas perras.Se giró y bajó la colina, caminando hacia el pequeño ejército oculto, que había logrado reunir
NARRADORA — Hijo, ve con el abuelito de al frente, saldré un momento. La mujer le dijo al niño, ayudándolo a levantarse y limpiándose con las manos sucias las lágrimas, dándole una falsa sonrisa para tranquilizarlo, que más bien rompía el alma. Por mantener con vida a su pequeño lo haría todo, por un pedazo de pan duro y un poco de agua para sobrevivir, se acostaría con este asqueroso despreciable. — ¡No, no quiero, no mamá, esa mujer se fue y nunca regresó! – el cachorro comenzó a gritar, queriéndose aferrar a ella de nuevo, recordando a la mujer que estaba a su lado y ayer, el otro guardia se la había llevado casi a rastras. Nunca regresó. — Ve, ve, yo voy a estar bien, ve… — lo empujaba desesperada hacia los brazos del anciano más cercano, con temor de que lo golpearan. — ¡Deja de llorar mocoso! – la paciencia del enorme pelicastaño se estaba agotando y ya tenía la mano arriba para darle una buena reprimenda a ese malcriado. Tanto drama para follar. — ¡No, no, yo voy conti
NARRADORA El sabor fuerte a almizcle y pescado la ahogaron, las arcadas amenazaban con echar la bilis fuera de su estómago. No aguantaba más, este era su límite. El lobo pensó que ahora sí disfrutaría de esta mujer a la que le había echado el ojo hace rato. Sus caderas comenzarían a embestir en esa tierna boquita cuando de repente… — ¡¡¡¡¡AAAAAAHHHHH MALDIT4 AAAAHHH SUÉLTAME, SUÉLTAME, AAHHHH HIJA DE PUT4! Gritó como un loco sin atreverse a separarse de golpe, cuando los caninos afilados de la loba de Clárens se cerraron sobre su virilidad, al punto de arrancársela por completo, dejándola colgando de a penas un hilo de músculos y ligamentos. La sangre de las poderosas venas salpicó en la cara a Clárens, sin embargo, era tanto su odio que solo quería devorar su carne y comérselo, destrozarlo por completo. En medio de su agonía, el hombre al fin sintió la muerte venir por él, estaba tan metido en su lujuria y sus pensamientos retorcidos que ni siquiera su lobo se enteró de que
NARRADORA “¡Lo sabía, que seguías siendo un perro faldero del Alfa Walker, debí haberte matado cuando te tuve en mis manos, pero nunca es tarde para eliminar la basura!” El enorme lobo bicolor de Theodor se acercaba gruñéndole, apoyando a su guerrero, que ahora se hacía el heroico, cuando unos segundos atrás, solo pensaba en escapar. Artemis se levantó finalmente, moviendo con fuerza la cabeza, para liberarse del mareo y estirando los músculos de su poderoso cuerpo. Sus caninos afuera gruñendo en advertencia. “¡RÍNDETE A MIS PIES, YO SOY TU ALFA!” Theodor no dudó en seguirlo atormentando. “¡Jamás! ¡Tú nunca has sido mi verdadero Alfa y nunca… lo serás!” Artemis sentía como si miles de agujas se le clavaran en la mente, cadenas que deseaban doblegar su voluntad. Un hilo de sangre bajó por su nariz oscura, pero solo movía la cabeza, frenético, aguantando el comando con todas sus fuerzas. Cedrick jamás utilizaría así su poder de Alfa, él nunca dañaba a su especie como un tirano