Hola a tod@s. Dejo esta notita para anunciarles que esta historia no será actualizada hasta la semana próxima, después de este mega maratón. Por favor, la historia NO se va a dejar de escribir ni quedar a medias, solo pararé hasta la próxima semana porque adelanté todo el contenido, para que eviten esos comentarios tan molestos de que los autores dejan los libros a medias, que no es mi caso. Muchas gracias por leer.
CEDRICKEstoy sentado en esta imponente silla de oro, superior a todos, mirando desde la cima como el salón del trono hierve en festividades.Hace unos días yo era uno de ellos allá abajo, rindiendo pleitesías al tirano Rey Alfa.Ahora, me parece una ilusión ser yo quien reciba las felicitaciones y la confianza de mi pueblo.Esto debería ser mi sueño hecho realidad, sin embargo, no se siente así, más bien parece humo que se esfuma con el aire de la noche.“Vincent, quédate a cargo de todo, de saludar y recibir los obsequios, saldré y no pienso regresar esta noche” le digo a mi Beta que está de pie a mi lado, callado y serio.Suponía que estaría más feliz por haber logrado nuestro sueño desde niños, pero tampoco lo veo con mucho entusiasmo, quizás es mi imaginación.“Cedrick…” me responde en la mente mirándome con ojos indescifrables “Nada, solo felicidades por haberte convertido en el Rey Alfa, nuestro reino será próspero bajo tu mandato, no habrá un monarca mejor que tú, amigo mío”
NARRADORAVincent le pidió a los guerreros que cuidaban la torre, que se marcharan.Sabía muy bien que solo vigilaban un sitio vacío y que Cedrick bajaría hecho una furia de allá arriba.Cedrick podía ser de todo menos estúpido, ataría cabos y Vincent solo esperaba que lo dejase explicarse antes de luchar, sin embargo, no fue así.La puerta de madera de los bajos de la torre se abrió y salió el Rey Alfa encolerizado y en modo salvaje total.A penas sus ojos se clavaron en los de Vincent, ni siquiera lo pensó un segundo para correr hacia él y convertirse en su lobo.Vincent se asombró un poco, no pensó que lo atacaría Eamon directamente, sin embargo, se transformó en su lobo para luchar por su vida.Sí, por su vida, porque Eamon no lo atacaba como otras veces solo en un combate amistoso, Eamon estaba atacándolo para desgarrarlo por completo.Al cabo de menos de 10 minutos, el lobo de Vincent estaba desfigurado y desangrándose, acostado en el suelo, los dientes rabiosos de Eamon le gruñ
NARRADORA Nadie se resistió y recogieron las cosas a la velocidad de la luz, sin siquiera hablar. ¿No se suponía que el Rey debería estar eufórico de alegría? ¿Qué lo había encolerizado de esa manera? Theodor miró hacia Cedrick en el trono, estaba casi seguro de que algo había sucedido con esa mujer, ya se enteraría y tenía que seguir forzando la oportunidad para Samantha. Había logrado que Cedrick no hiciera reina a esa tal Raven por el apoyo de todos, porque tenía muy mala fama, fuera real o no y nadie confiaba en una Centuria. Ese odio pasado no se acabarían así como así, no importa lo que Cedrick hiciera, esas mujeres habían sido unas perras asesinas. Pero Theodor no se sentía tan confiado en poderlo presionar para que se casara con Samantha, un Rey no tenía por qué tener obligado una Reina, podía reinar solo. Su hija debía hacer su parte para conquistar y seducir a ese Alfa, quedarse en el castillo o todos sus esfuerzos y mentiras serían en vano. Cuando Cedrick se quedó so
SAMANTHASus ojos me miran con furia desmedida que me hace encogerme de miedo contra el respaldar.No entiendo nada, ¿cómo es que no puede sentir ni pizca de atracción por mí? Si yo desde que lo vi, muero porque al menos me mire un segundo como la miraba a ella, mientras la cargaba y la defendía en sus brazos.— Ce… Cedrick yo… — ¡¿Quién te dio el maldit0 derecho de llamarme por mi nombre?! – se levantó de la cama y comenzó a ponerse unas ropas tiradas, como quiera, sobre el mueble de la esquina.— ¡La Diosa me dio el derecho! – a pesar de mi miedo instintivo, estoy también furiosa y cansada de sus humillaciones — ¡¡Yo soy tu mate!! ¡¿Cómo puedes tratarme como una vulgar mujerzuela?!También hago por levantarme de pie, acomodándome la ropa toda estrujada y caída.— ¡Porque así es como te estás comportando! ¡Te metes en mi cama a seducirme, tú…! – de repente se acerca a mí y me asusto a muerte.Toma mi brazo con fuerza y me huele por encima, para luego soltarme con cara de asco— ¡I
SAMANTHA— ¡No lo haré, no lo haré nunca! ¡Raven ya no está, Alfa, si rompes ahora el vínculo conmigo, te quedarás débil, te pueden atacar, mi padre no…! ¡Aaahh! – grito del susto cuando me agarra del cuello y me estampa contra la pared.— Nunca en mi vida he maltratado a ninguna mujer, pero juro por mis ancestros que me estás llevando a mis maldit0s límites. ¡¡No me amenaces más con tu padre!! ¡¿De verdad crees que cedí por sus chantajes, qué me casaría contigo y dejaría a mi hembra?!Su mano fuerte se aprieta cortándome el aire y me hace mirarlo directo al alma, tiemblo por todos lados al ver sus enormes caninos de lobo tan cerca de mi rostro. ¿Me va a asesinar? No, no, no puede hacer, somos mates, somos…— Este jueguito termina aquí, Samantha Silver, jamás pienses que te elegí por encima de Raven. Elegí el poder de cambiar las cosas por encima de mi amor, no porque tú aparecieras en mi vida. Ya este corazón tiene dueña y solo ella puede doblegar mi voluntad.— ¡Yo, Cedrick Walker,
RAVENViven ocultas entre estas montañas, cazando y viviendo de la naturaleza, saqueando convoyes y viajeros, disfrazas de ladronas para robar lo indispensable y sobrevivir.La verdad, una vida decadente, pero supongo que esto es el karma, aunque aquí solo quedemos descendientes de las verdaderas asesinas y culpables de las masacres.— ¿Ya te despertaste? Revisemos tus heridas – la voz de la anciana que me ha cuidado todo este tiempo me saca de mis pensamientos.Se acerca con su bastón y se nota que fue una mujer muy impetuosa desde joven, la llaman Sacerdotisa y parece una bruja con muchos conocimientos y poder.— Gracias, sí, hoy me siento mejor – le respondo con voz ronca, aun recuperándome de los estragos en mi cuerpo.La verdad, si no llega a ser por esas fuertes mujeres que me sacaron del fondo del precipicio y por la sangre poderosa de esta anciana, creo que no lo hubiese logrado.— Espero por tu bien, que no vuelvas a hacer algo tan loco como eso, mira que tengo el bastón list
NARRADORA¡Pft!— ¡Sacerdotisa! – Anastasia, que estaba asistiéndola, se asustó al ver cómo escupió sangre por la boca.Raven también se llevó la mano a su vientre, con una sensación punzante, rara y dolorosa.— Rápi… do Anastasia, no pode… mos perder tiem…po… — Anastasia la apoyó por la espalda, limpiando los restos de sangre de su boca.Tenía los ojos nublados y todo el cuerpo sudando a raudales del esfuerzo.— ¡¿Qué puedo hacer?! ¿Qué sucede? ¿Su lobo la atacó?, ¡¿cómo pudo ponerse así?! – le hizo miles de preguntas muy preocupada.Su sacerdotisa era su pilar, lo único que les quedaba de esperanza, la última que conocía de su glorioso pasado y secretos de la raza.— Tranquila, tranquila, tráeme mi libro de runas y hechizos, ¡rápido y reúne a todas! – le indicó recomponiéndose un poco luego de beber un brebaje de yerbas y dándole golpecitos en su mano para reconfortarla.Anastasia salió corriendo a cumplir sus órdenes. Era algo así como la Beta de la manada, la que dirigía hasta que
RAVENA pesar de que sentía que iba a desfallecer en cualquier instante, cuando escuché el llanto de mi cachorro, fue como si las fuerzas volvieran a mi cuerpo.Deseaba tanto tenerlo entre mis brazos, mi pequeño mundo, mío y solo mío, como nunca había tenido nada en mi vida.Anastasia me limpió un poco y me dio a beber de la sangre poderosa de la Sacerdotisa, que bajó por mi garganta adolorida de tanto gritar, renovando cada célula de mi cuerpo.Eso era lo que había logrado mantener a raya a ese maldit0 lobo, que a cada rato amenazaba con succionar la energía de mi bebé.Han sido meses de batallas continuas en mi propio interior, pero ha valido la pena, cada segundo de dolor y sufrimiento, solo por traerlo al mundo a salvo.Me sostuve de los fuertes brazos de Anastasia, porque no podía dar ni un paso, para acostarme en el viejo camastro.— Quie… ro cargar…lo – le pedí a la Sacerdotisa que limpiaba un poco a mi cachorro y lo envolvía en la suave manta de piel blanca.— Aquí está, este