¿Cuál es el asunto que tiene tan estresada a Luz? Sé que esconde algo. A mí que me importa… bueno, ella me interesa por lo que sí me importa. ¡Oh! que estrés, me gusta verla sonreír, me gusta verla feliz… sí, la quiero conmigo.
Aquel viernes cuando la despedí, me fui a casa de Jaime, mi amigo de toda la vida. Él es quien me presentó a Cindy. Ella es una chica de mundo, creció con muchas carencias y se volvió muy hábil para escalar y llegar hasta donde está ahora. Sin duda es una mujer ambiciosa, ha trabajado muy duro para conseguir el éxito. Pero es fría y calculadora. Fue un gran alivio a mi dolor después de mi decepción amorosa. Pero hacer vida de pareja con Cindy no es agradable.
Jaime es abogado. Me ha ayudado con algunos asuntos de la empresa y le tengo toda la confianza. Le conté de Luz y desde aquel día se ha dedicado a molestarme con el asunto.
Aquel sábado Luz y yo salimos a cenar. La velada no fue tan romántica como yo esperaba. Luz estaba desconcentrada. Pero no pude hacerla hablar. Cuando se cierra, es como una tortuga que se niega a salir de su caparazón.
No volvimos a salir. Eventualmente la invitaba a un café, pero sólo me permitía eso. Al llegar las fiestas decembrinas, recibí varias invitaciones eventos sociales y ejecutivos, con poco tacto le llevé una lista de mis compromisos y le dije:
-Confirma mi asistencia a todos los eventos, para dos personas.
-¿Dos personas?
-Sí- respondí sin dar más explicaciones. Su gesto me lo dijo todo. Misión cumplida, deseaba darle celos y funcionó. Lo que Luz no sabía es que mi acompañante sería ella.
El diecisiete de diciembre, sería la cena anual de la “Cámara nacional de la industria de insumos para mascotas”. Era una cena importante, mi abuelo fue fundador, por lo que mi asistencia era forzosa e irrevocable.
El quince de diciembre le mandé un arreglo floral a su casa con una nota.
“Tú serás mi compañera en todos los eventos que agendaste. Disculpa mi descortesía, olvidé avisarte” Andrés
La había sentido distante. La seguí un día, tiene poca vida social, pero se reúne con un grupo de amigos todos los miércoles. Va al gimnasio los martes y los jueves, y juega básquetbol los sábados. No es un deporte muy femenino, pero ella se ve sexy, muy sexy.
Me sentí fatal esa semana. Patética era mi vida, sin tener a alguien a mi lado con quien compartir sueños y proyectos. Me gustaría que ella diera Luz a mi vida, a veces es muy sobria pero cuando se relaja y se deja llevar por el momento, me fascina. Me hace el día, es alegre, divertida, quiero verla sonreír siempre. Y yo, espiándola en vez de ser directo con ella. Algo me oculta, lo sé. Cuando tocamos el tema de su abuelo se pone tensa. El día que cenamos le pregunté si extrañaba a su abuelo. Sólo me respondió que su consentida era su hermana Ángela.
Me intriga, a veces pareciera que tuviera otra vida. Quizá oculta algo. En ocasiones me da la impresión de que guarda un secreto macabro y eso me vuelve un poco loco.
No me llamó por las flores, pensé que por ser domingo tendría algo de tiempo para marcarme o enviarme un mensaje, pero no lo hizo.
Cerca de las nueve de la noche, pensé en enviarle un mensaje a su celular cuando el mío sonó. Era ella. Emocionado contesté y le dije:
-Hola, ¡pensé que jamás me llamarías!
-No puedo ir…- escuché su voz apagada.
-¿Por qué?-respondí, seguro que por mi falta de tacto.
-No me lo tomes a mal Andrés. No estoy para fiestas y menos de este tipo, no tengo que ponerme, hace años que no hago ese tipo de vida social.
-¡Por favor! Ven conmigo-supliqué.
-No Andrés, tal vez tu amiga ¿cómo se llama? ¡Cindy! Ella tiene todo el perfil para ese tipo de eventos.
-Yo quiero ir contigo, no con Cindy. Además está en Londres.
-¿Entonces me has invitado porque ella no está?
Yo y mi boca, pensé.
-¡Claro que no Luz! Te he invitado a ti y sôlo a ti, porque odio esas cenas aburridas y llevar compañía agradable como lo eres tú, hará la diferencia.
-De verdad Andrés, seguro alguna chica podrá acompañarte, yo no…-la escuché triste, al parecer estaba llorando.
-¿Dónde estás?
-En casa…
-Voy para allá.
Colgué, no di tiempo a que me llamase de nuevo. Me subí a mi moto y me marché. Toque el timbre y se abrió el portón automático.
La casona aquella era hermosa. Estilo barroco, descuidado pero hermoso. Había material de la obra, todavía regado por ahí. La vi bajar unas anchas escaleras de cantera blanca. Se veía algo demacrada. Vestida con un pantalón deportivo y una camisa negra ajustada. Se veía tan vulnerable y triste. De inmediato comprobé que algo andaba mal.
-¿Qué ocurre?-le dije al verla. Y se puso a llorar.
-Mi hermana está detenida.
-¿Qué?
-Al parecer mató a mi abuelo.
-¿Qué?-dije aún más sorprendido
-Por haberle practicado la eutanasia.
-¿Cómo? Pero ¿eso es verdad?-agachó la mirada y me di cuenta que era cierto.
-Sí, pero yo nunca estuve de acuerdo. Una tarde, mi abuelo, nos llamó a las tres, a mi mamá, a mi hermana y a mí. Nos pidió que acabáramos con su vida. Insistió mucho, yo me negué.
-No entiendo Luz, han pasado muchos años.
-Mi hermana se entregó.-Cerró los ojos y la abracé con toda la intención de hacerla sentir mejor.
Jamás imaginé que Andrés viniera a buscarme. Es un gran chico, aunque no me siento lista para una relación. ¿Quién querría comenzar un noviazgo con una chica llena de problemas como yo? Andrés extendió un pañuelo y secó mis lágrimas. Estuvimos en silencio unos minutos hasta que rompió el silencio. -¿Quieres hablar? -No sé qué hacer. -¿Y tú madre? -Viene en camino de Taxco. Vive allá desde hace algunos años. -Luz ¿Qué puedo hacer por ti?¿Tienen abogado? -Sí, bueno, creo, no lo sé. Estoy tan abrumada con la noticia. Todo es tan absurdo. Un día antes de su muerte, mamá, Ángela mi hermana y yo estábamos con él. Lloraba de dolor ¿sabes? Sufría mucho. Fue horrible esa angustia. Tomó a Ángela de la mano y le dijo: -Quítame este dolor, quítame la vida por favor… -Abuelito no puedo hacer eso. -Por favor-le suplicó. Mi madre llamó al médico, para que le autorizara otra dosi
Jaime llegó en cuanto pudo. Mi amiga Clara nos preparó café mientras yo le contaba al abogado los acontecimientos. De inmediato hizo algunas llamadas y localizó a mi hermana. Se encontraba en la delegación XV. -¿Qué procede Jaime? -Necesito estudiar más el caso Luz, pero seguro algo podremos hacer ¿tú hermana tiene abogado? -No tengo idea. Mi mamá tampoco sabe nada, es decir no sabemos por dónde comenzar-se me cerró la garganta, Jaime me toma de la mano y me dice: -Este es el inicio Luz, no sé si será fácil aún, pero tu hermana estará bien, siempre hay opciones, ella se entregó y eso es bueno, faltan pruebas, testigos, etc. Me preocupa más que tu hermana esté tranquila, por lo que me cuentas necesita ayuda psicológica. -Lo sé. -Bien, mañana iré a primera hora a la delegación, puedes acompañarme si quieres, para que veas a Ángela. Andrés afirma que el mismo me llevará. Le sonrío, no pierde oportunidad para
De pronto comenzó a llover, el frente frío número quince al acecho. Es extraño que llueva en invierno. -No te vas a ir en la moto con esa lluvia-agregó Luz. -¿Quieres que me quede? -¿Te quieres quedar? -Preferiría estar en mi casa tomando chocolate caliente y viendo televisión. -Entonces te pido un taxi. Le sonreí, se estaba poniendo interesante la noche. -Luz, ¿me puedo quedar? –le supliqué… no solo por estar con ella, en realidad el regreso a mi casa sería un martirio con aquella tormenta… &nb
Me besa. Me toma por sorpresa y me da un largo e intenso beso. No puedo resistirme, Andrés me gusta, mucho, es un hombre muy interesante y muy sexy. Sé que yo he provocado todo esto, pero me cuesta trabajo pensar en algo más. Aunque se desvive por demostrarme todo lo contrario, quizá él no es para mí. Él tiene la vida resuelta y la mía es tan complicada. Me separo de él, sin embargo vuelve al ataque y me besa de nuevo, resignada pienso en disfrutar el momento. Me envuelve en sus brazos. Pienso en que debo decir, pero me encanta lo que estoy viviendo. En realidad no debo pensar en nada. Tengo mucho tiempo sin recibir cualquier tipo de afecto. El amor no se me ha dado fácil, mi vida desde la enfermedad de mi abuelo ha sido, resolver problemas fuertes, uno tras otro. No puedo quejarme, estoy mejor que muchas otras personas, tengo una casa, un negocio, un trabajo. Pero mi filosofía siempre
Escuché a Luz en el pasillo haciendo coraje, preocupado me puse el pantalón de la pijama y salí a ver qué ocurría, la encontré contra la pared llorando. -¿Luz? ¿Qué ocurre?- de inmediato se lanzó a mis brazos rompiendo en llanto inconsolable - ¿Quién era? -No lo sé, solo me dijo que Ángela no lo delatara, que podía perder su empleo, su trabajo. Supongo que algún cómplice. La tranquilicé. Pero me desconcentraba verla en esa bata. El cabello húmedo cayendo por sus hombros, su escote, sus piernas… -Ve a vestirte, no tardes, ahora llamo a Jaime y le explico. De pronto se escuchó la cerradura de la casa… -¿Esperas a
Mi madre no dejaba de observarme, mientras yo, rápidamente recogía mis cosas, corriendo de un lado a otro por toda la casa. Volví a mi habitación por un abrigo y al salir mi madre me mataba con sus verdes y enormes ojos. -¿No dijiste que era tu amigo? Lo besaste frente a mí. -Lo era mamá, cuando llamaste ayer, aún lo era. -¿Entonces? -Ayer se me declaró, y le dije que sí. -¿Y se queda a dormir? Entendí a mamá, su preocupación era que hubiéramos dormido juntos, tengo diez años viviendo sola y ahora se preocupa por mi vida sentimental.
Jaime ya nos esperaba en la entrada de la delegación. Nos recibió con buenas noticias, Luz y su madre tendrían unos minutos para ver a Ángela. Sólo necesitábamos esperar a que la Sra. Perla llegara para que Jaime revisara los documentos del abuelo y ver que argumento presentar ante el juez. A los pocos minutos llegó la madre de Luz. Casi de inmediato pasaron a ver a Angy, Andrés ya se había presentado ante ella. -¿Cómo te fue?- le pregunté. -Es guapísima, que lástima que se encuentre en esta situación, -¿A qué te refieres? -Está muy vulnerable… llora demasiado, pero me contó todo.  
Entramos a los separos a ver a Ángela. Estaba bien atendida. Al parecer, sin testigos y sin pruebas, todo se solucionaría. Al vernos se lanzó a los brazos de mamá y rompió en llanto. -Angy, no pasa nada, te sacaremos de aquí. -No es eso mamá, tengo años arrastrando esta pena, no me lo puedo perdonar. -El abuelo iba morir, era cuestión de días corazón. El cáncer le invadió sus signos vitales, tuvo un par de paros cardíacos antes de morir, en cualquier momento iba a suceder. -Mamá, pero yo lo inyecté. -Perdónate cariño, el abuelo estaba en sus últimos dí