El padre de Isa que es una figura severa e imponente, miró a Isa con una mezcla de ira y decepción en sus ojos y ella volviendo en sí controló su repentino arranque de ira porque frente a ella no solo está su padre, sino su líder, y enfrentarlo sería un gran error.
—Isa, ¿cuántas veces te he dicho que controles ese lado salvaje tuyo? — le reprendió con su voz llena de frustración. —Ya conoces las reglas. ¡Al enemigo no se le ayuda se le mata!
La mano de Isa se alzó instintivamente para acunar su mejilla dolorida, y su mente se apresuró a encontrar las palabras adecuadas para defenderse.
—Padre, yo… no entiendo de qué hablas — tartamudeó con voz temblorosa y con una mezcla de dolor y confusión.
La mirada de su padre no se suavizó ni un poco, la decepción aún persistía.
—¡Guardias!, ¡llévenla a la mazmorra!, a la futura alfa se le va a castigar por desobediencia
Néstor dio un paso adelante, y con voz llena de una mezcla de preocupación y protección.
—Padre, no sé qué ha hecho Isa, pero no la castigues como a un criminal—, intervino angustiado.
—Estoy seguro que Isa sabe cuál ha sido su error, perdónala por favor — le respondió a su padre con tono protector y cuando a vio Isa, estaba siendo atrapada por dos guardias.
Y su progenitor no le prestó interés a las palabras del chico que intentaba defender a Isa.
—¿Pensabas que como alfa no me iba a dar cuenta que los enemigos atravesaron mi barrera? —, le preguntó con tono cargado con un sentido de autoridad.
— ¿Has sido quien colocó esas trampas tan siniestras?
Su padre resopló, y las líneas en su frente se hicieron más profundas.
—¿Y si fuera así?, ¿qué? Hay límites que deben respetarse, este es mi territorio y ellos lo saben así que tengo derecho a poner cuántas trampas quiera—, respondió agresivo y muy furioso porque perdió una oportunidad que nunca ha tenido, pues esta era la primera vez que Xander pasaba a su territorio, y matarlo lo haría todo más fácil.
A pesar de que las manadas son vecinas y enemigas, nunca han pasado los límites de territorios, incluso Isa no había llegado hasta el punto que llegó, pues estaba prohibido correr por esos lares.
Isa fue arrastrada por los guardias a través de los oscuros pasillos del sótano de su residencia y su corazón latía desbocado mientras trataba de asimilar la realidad de la situación. Finalmente, llegaron a la mazmorra, un lugar sombrío y lúgubre donde las penas eran cumplidas.
Allí, los guardias la empujaron hacia el centro de la habitación y la encadenaron con fuerza a una pared de piedra fría.
Mientras Isa intentaba acostumbrarse a su nueva y desesperante realidad, el alfa hizo su entrada majestuosa con su figura imponente y su mirada despiadada infunde temor en todos los presentes. Con voz firme y autoritaria, ordenó a sus subordinados:
—¡Empiecen el castigo disciplinario! Isa conocerá las consecuencias de lo que significa intentar traicionar a su propia gente.
La tensión en el aire era palpable cuando el primer latigazo cayó sobre la espalda de Isa. El dolor agudo se extendió por su cuerpo, pero ella se negó a gritar. Cada golpe era un recordatorio de su acto de traición y del desprecio de Xander, y a pesar del sufrimiento físico, su mente estaba llena de pensamientos de cómo él se alejó sin mirar atrás.
El castigo continuó sin piedad, y cada azote dejaba su huella en la piel de Isa, sin embargo, el dolor en su corazón eclipsaba cualquier sensación física. Sentirse humillada y castigada de esta manera era una experiencia devastadora para ella, tanto como hija y como alfa. Nunca antes se había sentido tan impotente y avergonzada.
Finalmente, el último latigazo cayó sobre su cuerpo maltrecho. Isa se encontraba exhausta y temblorosa, pero su tormento aún no había terminado y su padre se colocó frente a ella, imponiendo su presencia dominante.
Con voz autoritaria, le demandó:
—Te exijo que lo rechaces de inmediato.
Isa quedó pasmada y jadeó, impactada por la solicitud que se le estaba haciendo.
—¿Lo sabes? —, murmuró entre sollozos, incapaz de ocultar su dolor.
—Isa, soy tu alfa, y por supuesto que lo sé—, respondió con frialdad y un rugido de ira y negación escapó de sus labios, culpando al destino y a la diosa por conspirar en su contra. Isa, en silencio, se liberó de sus cadenas cuando finalmente fue soltada.
Sin dirigir una palabra a su padre, Isa se alejó en silencio, con el peso de la deshonra y la tristeza en su corazón, y mientras se dirigía a su aposento, una mezcla de resentimiento y determinación ardía en su interior.
Maik que había sido avisado cuando vio a Isa la revisó por todas partes viendo que ya no tenía ni una sola marca en el cuerpo, pero igual Isa estaba tan sumida en el dolor que en su rostro se reflejaba una agonía como si estuviera rota por dentro.
—Isa, ¡¿por qué protegiste a ese desgraciado?!— le reclamó su mejor amigo evidentemente enojado.
—Te dije que fueras a descansar, ¿qué buscas aquí? –. Isa quiso regañarle, pero su voz apenas era un mero susurro.
—¿Cómo me pides que descanse si te dejo un momento y mira lo que has hecho? — le respondió con semblante endurecido, e Isa se dejó caer en su cama a medida que las lágrimas calientes fluían por sus mejillas y luego como toda una bipolar se echó a reír.
—Por primera vez en mi vida me siento tan humillada, es tan denigrante sentirse de este modo, no solo Xander me ha pisoteado, sino que mi padre hoy me demostró hasta dónde llega su odio por él—, siguió Isa contando entre llanto.
—Es que Isa, ese hombre no merece tu compasión, mira cómo te ha tratado y encima es más humillante el hecho de que eligió como luna a otra que no es su destinada, y me imagino que ni siquiera te agradeció, mientras que tú al ayudarle te metiste en serios problemas, todo en la manada no hacen más que hablar sobre tu debilidad y como futura alfa eso hará que pierdan la confianza en ti. Será mejor que lo rechaces Isa—. Cuando Maik le dijo eso a Isa, ella sintió una punzada de dolor, puesto que todo apunta a que debe rechazar a Xander.
Xander llegó a su empresa con una multitud de personas afuera. Varios de sus soldados se habían desmontado primero para despejar el camino a través de la multitud enojada que exigía justicia, y a pesar de la protección, alguien logró arrojarle un trozo de madera; sin embargo, con sus rápidos reflejos, Xander lo atrapó antes de que pudiera golpearlo. Aunque estaba furioso y gruñó en respuesta, logró controlarse cuando se dio cuenta de que la persona que intentaba atacarlo es una chica humana de diecinueve años y agudizando sus sentidos pudo percibir que estaba asustada, triste y furiosa.
—Papá…— escuchó su lamento y bajó la cabeza para no oler las emociones negativas de cada persona que se encontraba protestando.
—Explícame por qué esa gente de afuera quieren lincharme —, le exigió Xander a su beta, una vez que estuvieron en su oficina.
Maximus, que había ido directamente a la empresa tras su llegada al país, le entregó un informe y cuando Xander leyó el informe, rugió furiosamente.
—Tendré que matar a Ranor ¡Ya me sacó de quicio! El incidente del avión fue solo una distracción.
Xander quería correr hacia la manada enemiga y acabar con la vida del alfa. Estaba tan enojado que apenas podía controlarse.
—Xander, no olvides que este alfa es el padre de tu luna—, aconsejó Maximus, recordándole a Isa. Xander le lanzó una mirada que el beta no pudo descifrar.
—Mi Luna es Juliet. Esa loba y su manada siguen siendo el enemigo. Su padre, esa criatura viciosa, solo sabotea mis negocios. Mira lo vicioso que es, que sin importarle las la vidas de esos humanos que estaban en la mina provocó un derrumbe.
—Yo mismo confirmé que el suelo era estable y no colapsaría, pero ese maldito alfa lo sabe todo. Juro que no tendré piedad y, si es necesario, acabaré con él y su hija—, declaró Xander enojado.
—Xander debes actuar de manera inteligente, si aceptas a Isa como la luna de nuestra manada, junto con su hija, tendrás ese territorio que con tanto recelo Ranor cuida y esa sería una mejor venganza—, le sugirió Maximus y Xander se hizo el de oídos sordos.
Luego, el asistente de Xander entró apresuradamente a la oficina y le mostró una tableta dónde se reproducen unos videos que circulaban en línea. Los vídeos mostraban a las familias de las víctimas exigiendo una investigación sobre Dark Company, culpando a Xander de negligencia y de violaciones de las medidas de seguridad. Exigieron que el propietario rinda cuentas por exponer la vida de sus seres queridos sin realizar las investigaciones necesarias.
—Señor, ¿debemos preparar una conferencia de prensa? —. El asistente preguntó nervioso.
Xander miró fijamente la pantalla y respondió:
—Dígale al personal del departamento legal que se encarguen. Aunque todos los estudios son correctos, e informales que deben indemnizar a esas familias.
La mujer sonrió aliviada y rápidamente salió de la habitación. Maximus negó con la cabeza y chasqueó la lengua con desaprobación.
—Xander, si los compensas, será admitir cierto nivel de culpa. Ya conoces a los humanos; no lo verán como un buen gesto. Presentemos las pruebas necesarias y dejémoslo pasar.
—Sabes que sus muertes fueron causadas y, de alguna manera, estoy involucrado—, respondió Xander con un deje de culpa.
—Nos tomará mucho tiempo recuperarnos de esto. Espero que finalmente estés de acuerdo en que es mejor tener a los de nuestra especie trabajando dentro de las minas—, dijo Maximus, y después de poner algunas cosas en orden, decidieron ir a la manada juntos.
En el camino, discutieron lo sucedido con Juliet.
—Esa trampa que estaba en su territorio también estaba en el mío. Lo que más me intriga es que cuando entré en territorio enemigo para encontrar a Juliet, no sentí la barrera que nos separa. Nada me impidió cruzar, pero cuando estaba saliendo, había una fuerza magnética que me retenía—, explicó Xander, todavía incapaz de entender lo que sucedió.
—Pero Xander, ¿cómo te las arreglaste para salir sin pelear? No dejarían ir a uno de los nuestros tan fácilmente— cuestionó Maximus, lleno de dudas.
Xander se quedó en silencio, recordando cómo la loba de Isa no lo había atacado ni permitió que los otros lo hicieran.
, se quejó Orión, claramente molesto con Xander. Aunque Orión había acordado previamente con su contraparte humana vivir su amor por Juliet, las cosas habían cambiado. Su compañera destinada está cerca y el lobo la quiere. —Ella nos ayudó a mí ya Juliet, a pesar de que intenté atacarla cuando creí que estaba dispuesta a lastimar a mi esposa—, admitió Xander, y Maximus jadeó, riéndose de asombro.— Eres el alfa más extraño que conozco, eres capaz de lastimar a tu luna por defender a la loba que dices amar, ¡vaya! —, comentó Maximus con ironía, pues como todos en la manada a pesar de agradarle Juliet prefieren a su luna verdadera, puesto que con Juliet como luna están débiles y bastante vulnerables, lo que hace que sean un blanco muy fácil.Cuando llegaron a la manada, inspeccionaron el área dentro de los perímetros que Xander había marcado. En efecto, encontraron más de veinte trampas camufladas con hojas secas y pasto.—Parece que tenemos otro enemigo que no conocemos, y están tratando de cazarnos como animales comunes—, reflexionó Maximus.Xander miró fijamente el lugar donde reside la manada enemiga, conteniéndose de cruzar la barrera, pero un olor desagradable le hizo arrugar la nariz.—Tienes razón, Maximus. Aumenta la vigilancia en esta área—, ordenó en un tono autoritario. Al regresar a casa, se dirigió directamente a su dormitorio y mientras se quitaba la camisa, Juliet lo abrazó dejando besos sugerentes en la espalda.—Démonos una ducha juntos. Estoy tan caliente—, propuso suavemente.Xander bajó la mirada a sus manos y, sin pensar, las apartó suavemente.—Puedes bañarte después de mí—, le dijo, y su expresión cambió.—Me estás evitando —, acusó ella en un tono herido. Él la miró y dijo:—No lo estoy. Solo ha sido un día complicado.—¡Eso es mentira! Estás actuando de esta manera porque no me quieres cerca—, insistió irritada. Xander suspiró. A pesar de la molestia que causaba su comportamiento, él la miró con cariño. Después de un momento de silencio, Xander terminó de desvestirse y Juliet siguió su ejemplo, y cuando entró en la ducha, Juliet confesó:—Hace años, rechacé a mi pareja elegida por la diosa, únicamente porque te quiero…