Cuando llegaron al centro comercial no sabían por dónde comenzar. —Yo creo que por lo más importante — dijo Camille con una mirada pícara en su rostro. —¿Y qué es? — Luciana no entendía a dónde quería llegar Camille. —Pues la noche de bodas tontita, debemos buscar para toda la luna de miel y renovar tu closet. —¿Y cómo sabes que no lo he renovado? — Camille se alzó de hombros ante la pregunta de Luciana. —Porque no creo que hayas venido a comprar ropa interior en al menos una semana o quince días y nosotras las mujeres debemos estar renovando nuestro closet cada quince días, por lo menos, la ropa interior — Luciana sonrió negando con la cabeza, Camille estaba loca. Pero al menos le agrada verla sonriente y radiante, a comparación a una hora atrás. —Bien, vamos por ropa interior, también quiero pijamas, hermosas, sexys y cómodas, en mi casa también tengo mucha, incluso en la nueva casa en la que vayamos a vivir debo de decirle a Santiago que debemos tener un ropero muy grande, ya
Daniels se acercó de nuevo a Luciana. —Así que eres la futura esposa de Santiago O'Brien. —Así es — dijo Luciana mirándolo a los ojos. —Tienes unos ojos increíblemente hermosos — Andrés iba a dar un paso al frente, ese hombre se estaba ganándose unos buenos golpes, pero una mano lo detuvo, al girarse vio a Santiago y tenía una mirada de asesino en ese momento, Andrés no quería estar precisamente en los zapatos del idiota en ese instante. —Sí, los tiene hermosos y serán lo último que verás si no te quitas del espacio personal de mi mujer — dijo furioso. Luciana se apartó de él y se fue directo a Santiago para abrazarlo, él la tomó en sus brazos de forma posesiva, mientras que el hombre se había girado al oír la voz amenazante. —¡Papi! — la niña corrió también a su lado al verlo y oírlo — yo le dije que no estuviera tan cerca de mi mami, porque ibas a romperle la cara, pero no me hizo caso — Santiago sonrió internamente al oír a su pequeña. —¿Quién mierda eres tú? —Mi prometido —
En cuanto llegaron al restaurante todos pidieron lo que querían comer, en ese momento Daniels recibió una llamada. —Lo siento debo contestar — dijo levantándose y alejándose para contestar. Lena vio esa su oportunidad y lograr hablar con él. —Yo iré un momento al baño —Lena se levantó y no se fue sin antes darle un beso a Andrés y luego salió en busca de Daniels. Camille quitó su mirada al ver el beso que se daban esos dos y se concentró en Emily, quién le reclamaba por tener un novio tan feo. Santiago se reía al oír a su hija mientras que Luciana analizaba el rostro de Andrés. —Hablaré con mi tío Camille, para nada me gusta ese tipo — ella suspiró cansada de ese tema. Aunque en un principio odio la idea de casarse por obligación y odio a Daniels, luego de un año ya se había hecho a la idea, además que estaba más segura con Daniels que con Andrés. —No Santi, deja ya el tema así, no vale la pena, de verdad yo quiero casarme. La actitud de Dani es solo una fachada, esa que usamos c
Cuando se separaron fue que Luciana vio las trufas, las fresas, el chocolate, e incluso el vino sin alcohol, ese hombre era perfecto. Santiago la soltó y abrió la botella de vino. —¿Celebramos algo especial? — preguntó ella, y Santiago sólo sonrió. —Por nosotros, nuestras felicidad y por esto que formamos juntos. — Luciana sonrió más que feliz, alzó su copa y brindó con él. Ambos tomaron sin dejar de mirarse. Luciana sabía lo que él se estaba conteniendo, así que quiso provocarlo, por lo que tomó una trufa de chocolate, para luego meterla a su boca con un movimientos sensuales, parte del chocolate resbaló por sus labios y mentón Santiago no pudo evitar llevar sus labios y lengua a chupar ese delicioso camino de Chocolate haciéndola gemir. Santiago cerró sus ojos, no podía soportarlo más, por lo que dejó ambas copas en la mesita y luego se giró y se acercó a ella y la apretó contra su cuerpo, empezó a besarla con pasión, esa mujer sabía tan bien, pronto la hábil lengua de la mujer
Al día siguiente Luciana no tenía ánimos de levantarse, Santiago la había dejado sin fuerzas, no sabía cómo es que ese hombre era tan fogoso. Luego de la tan satisfecha y excitante, se dieron un baño, justo después de salir y mudarse, Emily había entrando a la habitación, ella se encargó de hacer que su padre las llevara al cine y luego a comer, en la noche Luciana le había dado un baño a la niña y luego le había leído un cuento hasta que se quedó dormida. Santiago la había sacado casi arrastras de la habitación. —Te deseo — le había dicho y le había hecho el amor durante horas, y justo ahora estaba frente a ella, recién bañado y con un traje hecho justamente a la medida se veía más que perfecto. —No es justo que te veas también — Santiago se giró con una sonrisa en el rostro al oírla. —Yo soy perfecto de cualquier forma — Luciana sonrió aún con los ojos medio cerrados. —Engreído. —¿No piensas levantarte para desayunar conmigo? — Luciana se tapó hasta la cabeza con la cobija. —N
Cuando ambos se habían tranquilizado Luciana se limpiaba las lágrimas que tenía aún marcadas en sus mejillas, al igual que Diego. —Estás tan increíblemente hermosa, los años te han sentado de maravilla. — él no podía dejar de mirarla. —No sabes cómo sufrí pensando que estabas muerto, Diego me sentía tan culpable, si yo no te hubiera puesto ese mensaje, tal vez nada hubiera pasado — Diego la miraba directamente a los ojos. —Pues yo me alegro que lo hayas hecho así, sabes bien que si me estaban siguiendo, tarde o temprano iba a pasar y puede si ese día no pasaba, hubiera sido un día que estuviera contigo y eso no hubiera podido soportarlo nunca. — Luciana no había pensado nunca en esa posibilidad. — ¿Por qué cancelaste la boda la noche antes? ¿No me amabas? ¿Estabas arrepentida? —Tenía miedo — dijo sincera — Papá siempre me decía que eras un gran hombre pero que no éramos el uno para el otro, que sí algún día llegaba la persona correcta, no íbamos a poder hacer nada, ya que estábamo
—¿Qué te pasa mamá? — Diego estaba más que molesto. —Ya le había dicho que no entrara, pero no me hizo caso — dijo Damián mirando a su hijo y luego miró a Luciana — Pensé que Santiago estaría aquí — ella se sorprendió al oírlo. —¿Santiago está aquí? — el hombre asintió. —Deberías de ir a buscarlo y largarte de una vez por todas. — Luciana se molestó al oírla, se levantó de la cama y la encaró. —Mire señora, no sé qué es lo que le pasa conmigo y para serle sincera, tampoco es que me interesa, así que le pido que me respete, y también le exijo que me diga que le pasa conmigo, porque lo que usted ha hecho no tiene perdón ni justificación. — Santiago llegó en ese momento al igual que Ronald, que se había quedado hablando con el doctor sobre la salud de Diego. —Mira niña, no creas que porque eres de clase y tienes dinero yo voy a querer que seas algo de Diego, ¿Crees que no me di cuenta de tus dudas? ¿Qué no lo querías?—¡Eso es mentira! — gritó ella llena de rabia e interrumpiéndola
Cuando Luciana vio a Santiago salir del hospital lo abrazó con fuerza, ese hombre era su ancla. —¿Cómo te sientes? — le preguntó él mientras la abrazaba con fuerza. —Liberada, es como si el peso que tenía en mi espalda hubiera desaparecido. — Luciana aspiró el perfume de su hombre. —Estoy muy feliz por ti cariño, ya liberaste esas cadenas que tenías del pasado y ahora empieza una nueva historia a mi lado por el resto de tu vida — Luciana lo miró con una gran sonrisa. Santiago la contempló por un momento, estaba tan enamorado de ella, que por un momento se puso en los zapatos de Diego y el solo pensar en que ella lo dejaba de amar y se iba con otro lo desesperaba, no sabía cómo Diego la había dejado ir, aunque el amor también era dejar libre a la persona que se ama, él realmente era un buen hombre.—A tu lado por toda la eternidad cariño mío — Santiago sonrió y besó su nariz. —Te amo — dijo sincero. —Y yo a ti, cariño. Vamos a casa, quiero ver a mi hija, ¿Por qué la enviaron con J