En cuánto llegaron a Londres todos fueron directamente a la mansión O'Brien, dónde ya los esperaban, tanto los padres de Santiago, como el padre de Camille. —Abuela — dijo Emily corriendo hasta la elegante señora que los esperaba con una gran sonrisa, Luciana no pudo evitar sentirse nerviosa, cosa que Santiago notó, por lo que tomó su mano con más fuerza. —Descuida, estaré contigo mi amor, siempre. — dijo mirándola a los ojos. —Lo sé —Luciana sabía que Santiago no la dejaría nunca, pero ella simplemente no quería que volviera a alejarse de su familia como había pasado con Emma. —Abuela, abuelo, ella es mi mamá Luciana, ¿Verdad que es muy hermosa? — Luciana sonrió al oír a su hija. —La verdad sí es muy hermosa cariño, creo que mi hijo tiene muy buen gusto — dijo divertido el padre de Santiago. Luciana se sonrojó al oírlo. —Mi nombre es Adela O'Brien — dijo la mujer en tono serio, no confiaba en ninguna mujer luego de todo lo que había pasado su hijo, claro, ya la había investigad
—¿Pasa algo? — preguntó Luciana a Santiago en cuanto llegó a su lado, pudo observar su semblante molesto, él respondió muy profundo antes de sonreírle y negar con la cabeza. —No cariño, nada, es sólo que ya no deberías correr tanto, recuerda que estás embarazada. —No va a pasarme nada, no te preocupes — Emily en ese momento alzó sus pequeños brazos para que su padre la alzara y así lo hizo. Ella sabía que algo debió de pasar con los padres de Santiago, pero mejor no dijo nada, ya que no quería que se molestara más, lo hablarían después. —Quiero ir a caminar un rato por el Big Ben, ¿Vamos? — preguntó con algo nervioso mientras miraba a su mujer, Luciana sonrió al verlo así y no pudo evitar abrazarlo para luego besarlo. —Te amo, por supuesto quiero visitar la ciudad contigo. —¿Aunque ya la conozcas? Es más me gustaría ir a alguna ciudad que no hayas conocido ahí, para que sólo recuerdos conmigo tengas — dijo celoso al pensar que dónde había estado Luciana había sido con Diego, ese
Cuando Camille y Andrés llegaron al hospital buscaron a Luciana de inmediato cuando la encontraron, estaba irreconciliable, su aspecto desastrosos por el llanto y su ataque de pánico y ansiedad, se encontraba en una silla abrazada así misma mientras miles de lágrimas se caían sin parar por sus mejillas, parecía pérdida. —Lu, cariño — dijo con tristeza Camille que se acercó a ella, Luciana parecía pérdida cuando levantó la mirada. La niña corrió hacia ella, Luciana la abrazó y se aferró a ella con fuerza. — Tú padre no contesta, sale fuera de servicio — Luciana la escuchaba pero parecía no estar ahí y eso preocupó a Camille y Andrés que se había acercado a ella y la abrazaba. —Él va a estar bien, es un hombre fuerte, te ama y ama a sus hijos, él va a luchar, ya verás que saldrá de esto. — las palabras de Andrés parecían haberla hecho reaccionar un poco, ella asintió, mientras se limpiaba el rostro. —Él no puede dejarnos, es mi vida entera, si le pasa algo no sé que voy hacer. —Sald
Cuando Luciana salió de la habitación volvió con los demás, una emoción la invadió la felicidad, su padre estaba ahí, corrió hasta refugiarse en los brazos de ese hombre que siempre había sido su ancla y refugio en los peores momentos de su vida, volvió a llorar sin poder evitarlo. Ronald abrazó a su hija muy fuerte, Milo lo estaba molesto, tanto con Guiselle por lo que trató de hacerle a su hija, como con Adela O'Brien por hacerla sentir menos, Camille le había contado todo lo que había pasado. —Todo va a estar bien mi amor, Santiago es un hombre fuerte, vamos, debes descansar un poco, igual nada haces aquí. — Luciana empezó a negar con la cabeza. — No vas a empezar a contradecirme señorita, Santiago estará en observación cuarenta y ocho horas, mientras no harás nada aquí, te concedo que vengas por ratos hasta que tu esposo despierte, pero no vas a pasar aquí las cuarenta y ocho horas tienes que cuidarte, cuidar al bebé y cuidar a Emy, por ella iremos de inmediato. — dijo decidido.
Santiago salió del hospital una semana después de que había despertado, él le había tenido que exigir al doctor que lo dejaran salir, y lo consiguió pero con la condición de que debía guardar reposo un mes completo y no podía salir del país hasta que estuviera dado de alta, a lo cuál Santiago aceptó. Al salir del hospital fueron directamente a la casa de Ronald, Luciana iba sumida en sus pensamientos. —Amor, ¿Pasa algo? — Luciana dejó de mirar el camino para mirar a su esposo. —Nada, es sólo que estaba pensando en que tal vez deberías ir a casa de tus padres — Aunque Santiago siempre le había dado su lugar, ella se sentía mal, ya que sabía que su suegra sufría por su hijo. Santiago por su lado suspiró y le apretó con fuerza la mano de ella. —Mi lugar es dónde tú y Emily estén. ¿Debo hablar con mi madre?, sí, pero por ahora no será, estoy aún muy enojado con ella, con lo que hizo, así que dejaré que se me pase el enojo y luego hablaré con ella. —De acuerdo — contestó mirándolo a
Luciana se levantó agitada luego de estar soñando con Diego, el que fue el amor de su vida. Desde hacía cinco años había dejado de dormir, y aunque muchas veces usaba píldoras para dormir, no quería depender de ellas.Diego había sido su novio desde la universidad, lo había conocido el primer día, era el tipo deportista guapo, atlético, con una hermosa sonrisa y todas mujeres e incluso algunos hombres vivían enamorados de él, pero Diego era diferente a los deportistas a los cuales estaba acostumbrada a tratar, él era atento, cariñoso, un caballero, cuando él empezó a invitarla a salir pensó que sólo era una fachada, pero no había sido así, él era transparente, tanto así que la enamoró, luego de terminar la universidad, Diego le propuso matrimonio, ella había aceptado de inmediato, llevaban casi cuatro años juntos y realmente lo amaba, al igual Diego a ella, estaban realmente enamorados, tanto que Diego le dio un plazo de seis meses para que pudieran planear la boda, pero una semana an
Santiago no podía dejar de ver los hermosos ojos azules de la mujer que tenía de frente, que a simple vista se veía una mujer de clase, lo único que aún no lograba comprender era que hacía en el piso con su pequeña hija. Luciana estaba muy segura que él hombre era el padre de la niña, si era identificada a él, hasta el lunar en el lado izquierdo lo tenía, ese hombre era muy alto, moreno, tenía unos hermosos ojos cafés, su cabello negro y barba de días lo hacían ver increíblemente atractivo, Luciana no sabía que pasaba con ella, ya que desde la muerte de Diego ella nunca se había fijado tanto en un hombre. —Papi— dijo la niña sacando a ambos de la burbuja en que se encontraban. —Cariño te he estado buscando por todos lados ¿Por qué has huido así? Sabes que no debes hacerlo, podría pasarte algo malo y sabes que no podría perderte — Luciana sintió que su corazón se derritió al oírlo — ¿Y está hermosa dama quién es? — la pequeña niña corrió a los brazos de su padre al oírlo y luego mir
—Es hermosa, ¿cierto? — preguntó Ronald con una sonrisa, mientras miraba como Santiago se había quedado mirando por dónde Luciana acababa de salir. —Más que eso es perfecta, pero algo seria — dijo mirando a los ojos del hombre. Ronald bajó a Emily de sus regazos. —Cariño, ¿podrías ir a pedirme un café? — Emily asintió al oír a su abuelo y salió corriendo del lugar en busca del café de su abuelo, Santiago supo que él no quería que su hija escuchara lo que tenía que decir — No siempre fue así, era una mujer alegre, amaba la vida y sonreía por todo. —¿Y qué pasó? — preguntó Santiago muy interesado en lo que el hombre le decía. —El amor le pasó — Santiago supo que en ese momento tuvo celos y rabia al mismo tiempo y no sabía el porqué, ya que era una estupidez, venía conociéndola. —¿La engañó? — la rabia se hacía presente una vez más, mientras pensaba en lo que pudo haberle hecho el hombre, pero Ronald negó con la cabeza. —No, él estaba muy enamorado de ella. Diego era un gran hombre