Jajajajaja ese bebé ya está bien armado xD. ¡Muchas gracias por leer la historia! Si te está gustando, no te olvides de comentar, votar y dejar tu reseña.
AlecCuando abro los ojos y busco ver el rostro más perfecto del mundo, no está. Alarmado, me levanto para buscarla, pensando que tal vez está en el baño, pero no.—¡Aria! —la llamo, temiendo lo peor: que todo lo que he vivido ha sido un sueño o que ella ha escapado—. Aria, nena, responde.Busco por
AriaCuando Julia y Alec se marchan, Jackson me toma de la mano y juguetea con ella durante algunos segundos. Espero con paciencia, a pesar de la creciente ansiedad que experimento; logro comprender lo difícil que es confesar algo así y hablar abiertamente sobre ello.—Quiero pedirte perdón por no h
AriaEn cuanto mi hermano abre la puerta, aquella señora altanera pasa al departamento. Al verme, su rostro se enrojece por la rabia al encontrarme aquí.—Vaya, estás aquí. Qué poco te duró el amor por tus hijos.—Con mis hijos no se meta, señora —le digo furiosa, acercándome a ella sin titubear—. L
—Jamás vuelvas a acercarte a mi mujer, ¿me entendiste? —le grita—. Largo de aquí. No tienes nada que hacer en mi casa.—Fue ella quien me agredió —protesta Alisson, y Alec se ríe.—Algo debiste hacer para que actuara así, y la verdad es que la apoyo. Si la estoy deteniendo ahora, no es por ti; es po
Alec—¿Estás bien? —le pregunto preocupado al ver que sigue respirando agitada—. Mi amor, por favor, no pienses que la he defendido; solo quería que no llegara a lastimarte, pero creo que te subestimé.—Perdóname por dudar —se disculpa mientras me abraza—. Pero estaba furiosa, sigo furiosa. No sopor
—Aria…—La justicia divina existe —celebra con tono malicioso—. Y se aplicó en ti.—Supongo que sí —murmuro—. En fin, lo puedo aceptar si eso significa que tú no vas a tener náuseas.—No lo creo. Tuve demasiadas en mi embarazo.—Pero…—Supongo que soy una buena actriz —se encoge de hombros—. Y ademá
Aria—Aria, Aria, mi amor, despierta. La súplica de Alec se escucha bastante desesperada, pero todavía me siento tan mareada que no soy capaz de abrir los ojos. No es la ocasión en la que peor me he sentido en la vida, pero sin duda no la estoy pasando nada bien. —¿Qué es lo que tiene mi pequeña
Alec La felicidad por el bebé es tanta que no puedo contenerme y le planto un beso muy fuerte en la mejilla a Ethan cuando entra de nuevo a la habitación. —¡Dio positivo! —le grito—. Seré papá otra vez. —Dios, me llenaste de tus babas —se queja Ethan, pero de todos modos le beso la otra mejilla