Esa misma tarde, antes de terminar la jornada laboral, Edison llamó a Renán para informarle que al otro día había un viaje a Nueva York con pernocta, así que podían disfrutar un poco de la locura de Manhattan; aceptó enseguida porque tendría tiempo suficiente de regresar y asistir a la cita con su sobrina.
–¿Dónde andabas ayer? –le preguntó Renán a su amigo Edison al encontrarse para subir al avión.
–Regresando de Miami, el vuelo fue muy entretenido porque trasladamos a dos grupos de góspel, cantaron y bromearon todo el tiempo.
–Supongo que en algún momento saliste a unirte a ellos.
–No…, cómo crees…, ¡estuvo increíble!, cuando deje de volar cantaré, o mejor canto mientras vuelo, no lo sé todavía.
–Te ruego que no sea hoy el día en que decidas cantar mientras vuelas.
–Aguafiestas, no sé por qué me gusta estar contigo.
–Porque me amas y no puedes vivir sin mí.
Esos raros momentos en los que bromeaba con sus amigos, revelaba la verdadera naturaleza del frío y distante CEO de la aerolínea, buen humor, amigable, amable y cordial; todo eso lo escondía desde que hicieron pedazos su corazón.
–¿Qué hiciste en mi ausencia? –quiso saber Edison, luego de emprender el vuelo.
–Almorcé con mis padres, mi madre está obligándome a casarme, me dio sesenta días de plazo.
–¡Carajo!, está vez puso tiempo y todo –exclamó asombrado Edison.
–Así es, le conté a Román y también a Alberto, resulta que los dos están en plan romántico, cada uno ha conocido a la mujer que los tiene embobados –señaló riendo.
–Pues si te vas a reír de ellos, hazlo de mí también, conocí a la dueña de mi vida entera.
–¿Qué mosca les picó a ustedes?
–Renán, todos estamos en los treinta, yo quiero que mis hijos me digan papá y no abuelo.
–¡Por favor!, están exagerando. Parece que casarse fuera una necesidad.
–A veces lo es, si quieres estar con la mujer que amas el resto de tu vida.
Renán guardó silencio, eso fue lo que él sintió una vez, pero descubrió de la peor manera que se había equivocado.
Cambiaron de tema y al llegar a Nueva York comieron, bebieron y deambularon un largo rato, antes de retirarse a dormir ya que debían emprender el vuelo de regreso a las siete de la mañana.
***
En la casa de Maddy, había una gran algarabía, ya que los niños se habían colocado por enésima vez los trajes que usarían en la obra escolar y estaban muy renuentes a quitárselos, ya que pretendían ensayar una y otra vez usando toda la indumentaria.
–Niños, por favor, tienen que quitarse los trajes, si los arruinan no podrán usarlos y así no los dejarán participar.
–¿Estás hablando en serio? –preguntó alarmado Justin.
–Por supuesto. ¿Cómo actuarán con el traje roto? –señaló Deyanira.
–Vamos, vamos, todos quítense los trajes con mucho cuidado –ordenó Justin, dirigiéndose a sus hermanos y a Liseth.
En eso estaban cuando llegó Maddy de su trabajo, se cruzó de brazos y miraba divertida como se quitaban lentamente los trajes como si fueran de papel y pudieran romperse con el menor movimiento.
–¿Qué está pasando aquí? –dijo al fin.
–Hola mamita, estábamos ensayando, pero no debemos destruir los trajes o nos sacarán de la obra –explicó Justin.
–Han hecho tres ensayos, sin quitarse los trajes –añadió Deyanira–, al fin los convencí de quitárselos.
–Mami, ¿tú irás a vernos? –interrogó Bayron.
–Claro que sí, ya pedí permiso en el trabajo, iré solamente en la mañana y vendré a tiempo para ir juntos al teatro.
–¡Yupi! –exclamó Gerald.
Maddy se sentó a observarlos y a esperar que se desprendieran lenta y cuidadosamente de los disfraces para la obra escolar, era todo un acontecimiento para ellos al ser su primera vez y se lo habían tomado muy en serio, memorizando y practicando sus líneas desde que les asignaron sus papeles.
Los miraba con un brillo especial en sus ojos, estaban crecidos, sanos, activos y hermosos; tres chicos que recibió con apenas dos días de nacidos, pero que en muy poco tiempo amó como si de su vientre hubieran salido, eran sus hijos, nadie podría contradecir eso, sus tesoros y su razón de vivir.
Al otro día, a las doce en punto se despidió de su supervisora y salió rumbo a buscar a sus niños para ir al Teatro Dorado para su presentación escolar. Apenas alcanzó a frenar y ya ellos estaban abriendo la puerta de la casa para abordar el automóvil.
–Alguien está muy desesperado por llegar al teatro –comentó riendo.
–Hola mami –saludó Byron–, sí, es que debemos estar allí dos horas antes de la presentación.
–Estamos muy holgados de tiempo, apenas es la una, la presentación es a las cuatro, así que deberían llegar a las dos y estamos a treinta minutos del teatro, tranquilo que vamos bien.
–Sí mamá, pero por cualquier imprevisto es mejor tener un margen a nuestro favor –replicó Gerald.
–Hola Maddy, esas cuatro criaturas están listas desde las diez de la mañana, casi me vuelven loca.
–Mamá no exageres, ni siquiera hablábamos –señaló Liseth.
–Ah eso sí, no hablaban, pero se sentaron en la isla de la cocina a observarme sin pestañear, daban miedo.
–Jajaja –rio Justin– Liseth tiene razón, eres una exagerada Deya.
Terminaron de acomodarse en los asientos, una vez que los trajes estuvieron debidamente colocados en el maletero y Maddy arrancó tomando la vía hacia el teatro.
***
Por su parte, la niña Ana Gabriela estaba arribando junto a sus padres Paula Daniela y Víctor Hugo, también se había preparado muy temprano y la última hora estuvo insistiendo para que se apresuraran a salir, porque temía llegar tarde.
Estaban por entrar cuando repicó el teléfono de Paula Daniela:
–Hola hermano.
–Hola hermana, estoy llegando, ¿dónde los ubico?
–Estamos en la entrada del teatro, te esperaremos aquí.
En pocos minutos el chofer lo dejó en la entrada, descendió atrayendo miradas y su sobrina corrió a su encuentro, la alzó en brazos besando sus mejillas, saludó a sus padres y seguidamente ingresaron al teatro.
En el estacionamiento, Maddy apagaba el motor de Juanito y se bajaba para ayudar a los pequeños, mientras Deyanira sacaba los trajes, luego caminó hacia la entrada con dos niños a cada lado, todos tomados de las manos, entraron y fueron directamente a la parte trasera del escenario.
Al llegar había un caos de niños, padres y maestros; poco a poco se fueron organizando y de pronto los trillizos se desprendieron de las manos de Maddy para correr a encontrarse con una niña que también venia en sentido contrario con una gran sonrisa en su rostro, se reunieron y tanto Maddy como la madre de la pequeña se acercaron al grupo.
–Hola, hola, hola, hola –se escuchaba al unísono de cada uno.
–Mami, ellos son los niños que te mencioné ayer, son mis mejores amigos y queremos seguir en contacto –explicó la niña.
–Mucho gusto niños, soy la mamá de Ana Gabriela.
–Encantado de conocerla señora –dijo Bayron.
–Mucho gusto señora –saludó Gerald.
–Es un placer conocerla señora –expresó Justin, extendiendo su manito igual que sus hermanos.
–Hola, yo soy Maddy la madre de estos chicos –intervino extendiendo su mano también hacia la bella y elegante mujer que se había acercado a la niña y a sus hijos.
Paula Daniela, muy sonriente, estrechó la mano de Maddy y le dijo: –Hola, soy Paula Daniela, un placer conocerlos a todos, sé que se han hecho muy amigos de mi hija y eso me alegra mucho. Ella no es muy dada a hacer amistades –dijo la última frase casi susurrándole a Maddy, quien asintió sonriendo.Deyanira y Liseth se habían quedado un poco rezagadas, entonces Maddy las llamó y las presentó también; la que estaba un poco renuente era Liseth y Maddy asumió que eran celos de la niña nueva.Cumplieron el protocolo de entregar a los niños con sus respectivos trajes y salieron de allí para tomar asiento en el auditorio, Paula Daniela las invitó a sentarse junto a ella.Al llegar a la fila, Paula Daniela les dijo que les presentaría a su esposo y a su hermano que la e
Maddy se quedó mirándolo y ni siquiera pestañeaba, Renán la observaba esperando alguna reacción, estaba a punto de repetir la propuesta, cuando ella soltó una sonora carcajada tan profunda que sus ojos se llenaron de lágrimas. –¿Qué le parece tan gracioso? –Lo que dijo. –No fue en broma, es una propuesta seria. –¿Qué? –preguntó irguiéndose en la silla y sintiendo que la tensión se apoderaba de todo su cuerpo–, ¿por qué yo? –Porque es madre soltera, acabo de ver que son
–Volviendo al tema del vuelo –insistió Bayron–, mamita, ¿qué dices?, ¿podemos ir con el señor Renán Viteri? –Voy a pensarlo. –Señorita Lawson, está pensando mucho, ya me debe dos respuestas –dijo descuidadamente Renán, haciendo que Maddy quisiera fulminarlo con la mirada. –Liseth termina tu helado por favor, tenemos que irnos, ¿tienen deberes? –expresó Maddy, desviándose del comentario de Renán. –No tenemos deberes, todo el fin de semana libre de deberes mamita linda –señ
Cuando alcanzaron el lugar indicado por el capitán del yate, todos se prepararon para ver el espectáculo natural, Renán había llevado a dos profesionales que realizarían un video que esperaba obsequiarle a Gerald como un recuerdo de su primer paseo.Mientras desayunaba y antes de la llegada de Maddy con su amiga, él tuvo oportunidad de conversar con los trillizos quedando maravillado de lo graciosos, educados, amables e inteligentes que eran por lo que, todas esas cualidades en los niños le iban sumando admiración hacia su madre.Una mujer que no podía dejar de mirar y de la que le gustaría saber mucho más, esperaba ansioso la información que pudiera obtener el investigador sobre ella, sin embargo, cada segundo se estaba diciendo a sí mismo que no debía interesarle tanto. –¿Preparados? &
El lunes siguiente la rutina en casa de Maddy comenzó como siempre, cuatro niños preparándose sin mucho entusiasmo para asistir al colegio, Deyanira en la cocina haciendo el desayuno, la asistente de vuelo enfundándose en su uniforme y apurando a los pequeños para no retrasarse ni un minuto.No había podido dormir bien, repasaba en su cabeza el mensaje recibido por parte de Renán Viteri y, aunque lo había leído varias veces, todavía no alcanzaba a asimilar del todo si lo escrito era una promesa o una amenaza.Señor Viteri: El sábado fue un buen día para mí, compartir contigo y tus hijos me agradó mucho más de lo que esperaba, todo el día de hoy he pensado en la forma de convencerte de que te ofrezco una excelente oportunidad para ti y tu familia, que también será la mía si me lo permites.Desde
Luego de esa última declaración, Renán le entregó el sobre con el convenio a su amigo, socio y abogado Román Molina.Edison solicitó encarecidamente que le avisara con tiempo la fecha de la boda para organizar la despedida de soltero prometiendo que sería épica, porque al fin su amigo formaría parte de los hombres monogámicos –lo que hizo que todos rieran a carcajadas.Luego cada uno habló de su relación y de lo bien que estaban sintiéndose hasta que el turno volvió a Renán, en este punto fue Edison quien intervino: –Amigo, siempre he respetado tu actitud con respecto a las relaciones, sin embargo, te confieso que me mata la curiosidad por saber qué te hizo convertirte en el hombre frío y sin corazón que aparentas ser.–Renán suspiró
Al estar justo en la puerta, el arregló su corbata, pasó la mano por su bien peinado cabello y mirándola sonriente, le preguntó: –¿Lista? –No –respondió ella, pero a él le agradó lo que vio en sus ojos, a pesar de decir que no estaba lista, la determinación y firmeza de su mirada lo llenaron de confianza; se dijo que había hecho la elección correcta, con esa mujer fuerte, valiente, protestona y decidida, sería una digna contrincante de su madre.Tocó a la puerta y en pocos segundos la misma se abrió dando paso a un señor de traje que inclinó su cabeza apenas vio a Renán. –Joven Viteri, buenas noches y bienvenido.
Maddy le siguió el paso a Renán para salir de la casa, pero estaba que se devolvía para decirle unas cuantas cosas a su futura suegra, a ella podía decirle lo que se le ocurriera, lo que no permitiría nunca era que se refiriera a sus hijos tan despectivamente, de pronto se soltó de su agarre para cuestionarlo. –¿Por qué no me dejó responderle? –Porque no vale la pena. –Dijo que protegería a mis hijos y, ¿así es cómo lo va a hacer?, ¿huyendo cuando hablen mal de ellos? De todos modos, supongo que con esa reacción de su madre ya todo queda cancelado. –De ninguna