¡RECTA FINAL! ¡ESPERA "COMPLACEME Y DESTRUYEME"! Una historia cargada de cruel romance, mafia y erotismo.
Puede que Gian sea un hombre terrible en cuanto a carácter, pero él no decidió convertirse en un tirano, y eso lo entiendo, culparlo por quien es ahora, sería muy cruel de mi parte. Me he equivocado todos estos años al juzgarlo y culparlo de todo; no abandonó a Emma luego del atentado, y su odio por el futuro que le espera como rey no es la típica caprichosa rebeldía de un noble. —¿Me tocas porque te inspiro lástima? —murmura tomándome de las muñecas para deshacerse de mi abrazo, no se lo permito, me aferro a él con más fuerza. Estoy consciente de mi desnudes, de que en cualquier momento puede entrar Fanny y las doncellas, pero también sé que Gian me necesita y que no puedo dejarlo marchar sin decirle nada. Por ahora estamos juntos y puedo dejar de lado su pasado un rato, aunque sea un momento quiero ser Veena Creel, esposa de Gian Creel. —No. Gian, me conoces, sabes que yo jamás consolaría a nadie por lástima. —Entonces, ¿por qué lo haces? —Porque quiero — respondo alzándome
Abandonamos nuestras habitaciones y bajamos hasta el comedor; estoy lista para encontrarme con cualquier noble y enfrentar su falsa amabilidad, incluso estoy preparada para ver a la Duquesa de Ventura y enfrentar sus fastidiosas conversaciones respecto a su hijo y la princesa Emma. No obstante, cuando los criados comienzan a abrirnos las puertas que dan al amplio y majestuoso comedor de De Silvanus, yo empiezo a sentirme impaciente y nerviosa, tan ansiosa que sin querer le clavo a Gian las uñas en el brazo. Y cuando finalmente las puertas se abren por completo, mi corazón se detiene un segundo y mis ojos se humedecen, sin querer un lastimoso gimoteo escapa de mis labios. Me he quedado pasmada, apenas puedo respirar, no siento las piernas, solamente puedo ver a las personas de pie frente a nosotros. —Me dijiste que te sentías sola, ¿recuerdas? —susurra Gian y yo rompo a llorar. Son mi familia, mis tres hermanos pequeños, mis dos hermanas y mis padres. No lo pienso, suelto su brazo
Es verdad que enamorarte te vuelve estúpida, porque aunque estoy encerrada entre 4 paredes, me siento tan feliz que podría gritar de emoción. Por otro lado, la irritación de Fanny emerge en enormes oleadas asfixiantes. Decirle que ya no me interesa saber de Julieta fue una mala idea. —Eres tan conformista, Veena—me reprocha, mirándome desde el espejo con ojos críticos. —¿Qué caso tiene conocerla? Julissa ya me ha dicho todo, ¿o no? Gian la amó y ella lo traicionó, es todo. Él no le hizo nada, no la lastimó ni abusó de ella. Sé que mañana es la cita con Visconti; Gian se marchó hoy justamente al mediodía, tal cual me dijo su asistente. Sí quisiera reunirme con “el gran problema de los Creel”, este es el mejor momento para hacerlo. Pero ya no le veo sentido, no cuando soy completamente feliz. —Indagamos tanto por nada. El Príncipe ha declarado que te ama, y eso ha bastado para hacerte perder el piso. —Fanny, por favor… —Veena, tú no eres así. Tú jamás has sido ciega ni mucho menos
El adormecedor sonido del motor se detiene bruscamente, adormilada abro los ojos. El paisaje es muy diferente al de De Silvanus, aquí no hay rosas ni majestuosos palacios, solamente una hogareña cabaña en medio de un césped muy bien cortado. Julieta ya ha llegado; hay un coche rojo brillante aparcado frente a la fachada de la pequeña construcción. Me ajusto el abrigo y trato de bajarme el vestido. Estoy nerviosa, aún no la conozco, pero sé que es una mujer despampanante. —Es hora. Jade me muestra su móvil, son exactamente las 12 del día. —Veena, no te preocupes, rondaré cerca y te avisaré si veo algo extraño. Asiento y salgo del auto, me pongo los lentes de sol y tomo mi cartera. Inhalo profundamente antes de encaminarme a la puerta con paso inseguro. Y en cuanto llego a la cabaña, escucho a Jade encender su auto y después el característico sonido de los neumáticos en la gravilla. Es mejor que se vaya, Julieta fue clara en sus condiciones para vernos: asistir sola a la cita. A
—Alteza, aunque mi familia era noble, nosotros no teníamos lazos familiares con la familia real y papá tuvo que mover muchas de sus influencias para que me permitieran estudiar con los hijos de las más importantes casas de Laured. Recuerdo que, cuando llegué por primera vez al ahora castillo Cianí... Me lanza una mirada triste, yo me remuevo incómoda en mi lugar. —Me sentí importante y, sobre todo, llena de seguridad. Pero eso no duró mucho, pocos minutos después llegó una caravana de lujosos autos con el escudo de la familia Creel. Sus ojos comienzan a brillar con auténtica emoción y yo escondo una mueca. Puede que sea mi natural recelo como ex agente, pero nadie puede ser tan buena como Julieta parece ser, menos una noble exiliada del glamoroso mundo en el que nació. Julieta no puede tener tan buen corazón como para hablar de su pasado sin sentir rabia hacia quienes se lo arrebataron. —Fue algo muy impresionante verlos aparecer acompañados de los agentes de De Silvanus. Los dos
Cuando Gian volvió de su expedición y tuvimos sexo en su oficina, yo estaba muy borracha, pero recuerdo vagamente oírlo decir que él había hecho cosas que me pondrían los pelos de punta. Ese día él habló de pecados y placeres; dijo que no me gustaría conocerlo de verdad. Ahora lo recuerdo, también recibí una especie de amenaza de su parte, Gian dijo que de mí depende que él se convierta en un monstruo o no. Julieta asiente y se toma su tiempo para continuar. —Gian me llevó hasta su habitación, hizo que sus criados me ataran de manos y pies, y abusó de mí. Confiesa muy despacio, con la voz rota. Y yo siento como mi alma cae a mis pies, rompiendose en incontables trozos. Esto es lo que más temía escuchar. —Lo hizo repetidas veces, hasta hartarse. Me habló y trató como si yo fuera la peor de las mujeres. Mis ruegos, llantos y disculpas no sirvieron de nada, él ya no era el mismo Gian de siempre, y yo no lo conocía ni un poco. Los oídos comienzan a zumbarme, creo que me voy a hiper
Me aferro con las uñas al lustroso cuero del asiento, mi respiración es rápida y mis jadeos se han convertido en fuertes gemidos que no puedo controlar. Cierro los ojos con fuerza mientras siento como mi orgasmo se aproxima a lo lejos, igual a una enorme ola en la lejanía. Esta limusina es muy parecida a la que transportaba a los hermanos Creel el día del atentado, de un color blanco hueso, al gusto del caprichoso príncipe de Pangea. Una lágrima se desliza por mi mejilla y un quedo grito escapa de mis labios cuando siento el golpe de su palma contra mi trasero; no ha sido una suave nalgada, sino la viva expresión de la agresión. Pero el doloroso escozor en la piel viene acompañado de un inexplicable placer en mi entrepierna, de una deliciosa descarga que me recorre todo el cuerpo hasta concentrarse en mi sexo. —¡Oh, Gian...! ¡Por favor! Vuelvo a gritar y abro los ojos de golpe, las piernas me tiemblan y estoy a punto de correrme. —Por favor, ¿qué? —dice en mi oído, aprisionando mi
El atentado contra los hermanos Creel fue hace tres semanas, hoy estoy esperando hablar con Emma; la Reina me ha prometido que hoy me dejara hablar con ella, por fin. El comportamiento de la Silvana Creel para conmigo me asusta, es demasiado amable y atenta, antes apenas me miraba y estoy segura que ni mi nombre sabía; pero sé que toda su actual amabilidad se debe a que salvé a su hijo, a su adorado primogénito.Pensar en él me hace apretar las manos en puños, menudo idiota, mira que abandonar a su herida hermana menor en pleno caos. Sí ese chico no la hubiera encontrado..., pero ahora ella está bien, aunque sigue en Diamante; no puede volver a casa por ahora, es arriesgado y más peligroso de lo que la Reina le ha dicho. Para todo el mundo Emma fue rescatada del atentado y está a salvo en el palacio, herida y grave, pero segura.Mi puerta se abre y entra Fanny.—Hola—saludo.<