Cap. 1: CALUMNIAS
—¡ISABEL! —Ricardo Del Hoyo, la llama desde la puerta.Isabel es su esposa, y él le llama para que lo acompañe a despedir a los invitados que ya se están marchando, ha sido la celebración del cumpleaños 59 del señor Marcos Del Hoyo, el padre de Ricardo.
Isabel, oye que su esposo llama y abre sus ojos aún como en una ensoñación de la cual no logra terminar de despejarse, sus ojos ruedan al peso que siente sobre sus piernas, se sorprende y se rueda hacia atrás en la cama, sus ojos muy abiertos al darse cuenta de que tiene encima medio cuerpo desnudo de un hombre desconocido. El hombre levanta la mirada hacía ella:—¿Quién es usted? ¿Qué hace aquí? —le pregunta ella, empujándolo de su lado. Esta como perdida y no entiende la situación, sin embargo se levanta, pero aún da traspiés, busca su vestido, pero no lo ve, jala una sabana y se cubre con ella.
—¿Isabel? ¿Eres tu verdad?——su esposo pregunta tocando la puerta.
Aquél desconocido, al oír que quien habla es el marido de ella, repentinamente se le acerca más a Isabel e intenta abrazarla mientras le dice:
—Tienes mala memoria, muñeca, porque me acabas de demostrar lo mucho que te gustó estar conmigo —el hombre actúa como un patán, su única finalidad es lograr un escándalo a gran escala social, la razón, la paga será de acuerdo a esa escala.
—¡Deténgase! No se le ocurra dar un paso más o llamaré a la policía —Isabel aprieta sus labios y con desprecio al extraño, mientras sigue retrocediendo para esquivar al desconocido.
—¡Clac! —se abre la puerta y es Ricardo quien se queda tieso en el umbral al contemplar la escena grotesca y vulgar de su esposa, apenas cubierta por una sábana y aquél hombre tan cerca de ella y completamente desnudo. Ricardo la mira iracundo.
—¿QUÉ ES ESTO? ¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ? —pregunta, alterado y expectante.
—¡Ricardo! —grita Isabel desesperada, cree que él llegó para salvarla.
—¿Isabel, estabas con este hombre? —cuestiona Ricardo con el ceño fruncido y un gesto de asco.
—¡NO! No sé qué pasó ni cómo me encuentro aquí… Puedo explicar…—descendieron lágrimas por su rostro inocente, pero totalmente confundido.
—Comme vous voyez, —el hombre desnudo interrumpió la explicación de Isabel, habló en francés y mira provocativamente a Ricardo, mientras lamía sus labios con asquerosa lascivia mirando el cuerpo de Isabel.
Ricardo lo empuja.
—Háblame en español como hasta ahora, ¡maldito francés! —El hombre desnudo y sin recato se da tres pasos y se acerca más a Isabel y levanta su mano para tocarle el rostro, Isabel se arrima a Ricardo que vuelve a empujar al francés más lejos.
—Como usted puede ver señor —explica el francés—, hemos pasado un rato muy placentero Isabel y yo.
—¡SON CALUMNIAS! —grita Isabel.
—¡BASTA! —le grita Ricardo.
Abajo todos se reunían en el salón para esperar a los anfitriones e irse a sus casas, pero, de repente se oye la acalorada discusión y los gritos de Ricardo. Los presentes, que esperaban a que ellos bajaran, se aglomeraron alrededor de las escaleras y sólo se oían las murmuraciones.
—No sé qué pasó, te lo juro Ricardo —comenzó a decir Isabel, pero estaba como mareada y decía frases incoherentes—. Es, es una mala jugada, eso es… una mala jugada, claro, nos están haciendo una… ¡Ah! Eneida —Isabel buscó a Eneida con la mirada—... Ella lo conoce. Si, lo recuerdo.
—¡No mientas Isabel! —Volvió a interrumpir el francés—. Hace unos minutos me decías que era la primera vez que sentías a un verdadero hombre
El cotilleo se hizo mayor, todos comentaban sobre lo que estaba pasando en el segundo piso.
—¿Quién eres tú? ¿Quién te permitió entrar aquí, es una fiesta privada? ¡si sigue difamando a mi esposa, mis hombres te echarán desde el balcón!—Ricardo se le vuelve a empujar con fuerzas. Luego se quita el saco y cubre a Isabel con él.
El francés se encima a él y va a quitarle del lado de Isabel para que no la cubra…
—No. No señor, tu esposa me dijo que quiere estar conmigo… yo solo obedezco lo que ella ordenó. ¿Quién podría rechazar la petición de una mujer tan hermosa como su esposa!
—¡Escoria!—gruñó Ricardo e inmediatamente le dio un puñetazo al francés, quien se levantó y limpiándose la sangre de la comisura de los labios, se acercaba para devolverle el golpe a Ricardo, pero desistió. Ricardo lo tomo por el cuello, pero Isabel, con el rostro bañado en lágrimas, le rogó:
—¡Ricardo, no! No hagas más escándalo por este bastardo, no vale la pena, piensa en la reputación de la familia.
—¡¿Hasta ahora piensas en eso?! ¡¿O es para defender a tu amante?!
—Ricardo, no, no…entre ese hombre y yo no pasó nada, no sé cómo estoy aquí con él. No sé quién es él. Pero sé que no hice nada reprochable —le dijo Isabel suplicante.
***
El francés recogió su pantalón y se lo puso, mientras Ricardo lo empujaba a fuera de la habitación.—¡Piérdete desgraciado!
Ricardo iba tras él con los ojos endiablados de ira, pero Eneida se atravesó en su camino.
—Ricardo, ya está bien, ella no vale la pena. Es una puta. Una cualquiera.
—¡Tú!…—Isabel se encimó a Eneida—¡Ahora actúas como niña inocente! —¡Paff! —Isabel la abofeteó.
Ricardo veía a Isabel y se daba cuenta que no estaba bien. Las dudas llegaron a su cabeza.
Ricardo la tomó del brazo.
—Ve arriba Isabel, estás prácticamente desnuda. No debes estar aquí así.
Isabel subía las escalera arrastrando consigo, no sólo las sabanas con las que se cubría sino que también arrastraba, la deshonra de aquél momento ante su esposo, su familia y ante toda la sociedad que estaba allí presenciando aquella farsa orquestada por alguien que la odiaba.
« ¿Cómo pudo pasar esto? » Sus lágrimas no dejaban de caer.
Ricardo trato de calmarse, no pudo hacer más nada, tenía que evitar el escándalo y cotilleo por sobre todas las cosas. Llamó a la gente de seguridad y pidió revisaran quién dejó entrar a ese desconocido en la casa.
Cuando se casó con Isabel lo hizo tras un acuerdo entre sus padres y los de ella, creando una sociedad entre las constructoras. El principal propósito de los Del Hoyo, quienes gozan de prestigio y poder, era sustituir el papel de Mara, la madre de Ricardo, quien por su edad avanzada no podía ya llevar la casa ni cumplir con los eventos sociales en el medio en el cual ellos se desenvuelven y, en segundo lugar la intención de que trajeran, prontamente, un heredero para la familia.
Isabel hizo su mayor esfuerzo y llevaba con gran astucia y elegancia su papel socialmente, pero lo segundo se le hacía difícil de conseguir.
Lo principal era que su esposo le mostraba muy poco afecto, ni en privado parecía tener ese ardor ni interés. Ya tres años de casados y no le veía entusiasmo con ella.
Hasta don Marcos Del Hoyo había perdido toda esperanza de ver llegar a ese ansiado heredero.
Sin embargo, Ricardo nunca imaginó que su papel de esposa terminaría de esa forma.
Sus padres junto con Eneida despidieron amablemente a los invitados, disculpándose por la escena presenciada.
Ricardo se fue al jardín trasero y llamó a Guzmán, su segundón.
—Sigue a ese desgraciado y haz que cante, ¿cómo conoció a Isabel? ¿Por qué vino hasta aquí hoy? ¿Y quién lo dejó entrar en la fiesta?
Cap. 2: DIVORCIO – PARTE I —Señor, las cámaras mostraban la fiesta, pero no grabaron nada, ellos no se podían percatar del error —la respuesta de su segundo le interrumpió sus pensamientos. Ricardo fue al cuarto de seguridad y revisó en los videos y no había nada grabado, la memoria estaba dañada y nadie se percató y no la sustituyeron durante toda la fiesta. —Despídeme a los dos imbéciles que estaban de guardia hoy en las pantallas. ¡Coño, despídemelos por pendejos! —pero señor, ellos… —¡Es mi orden, carajo! —Ricardo estaba ardiendo en la ira que sentía en esos momentos. Isabel se cambió y llegó hasta donde estaba don Marcos Del Hoyo con Mara y Eneida. Al pararse en la puerta del despacho su corazón se encogió. —¡Vaya vergüenza para la familia! — Desde fuera Isabel podía escuchar el reproche de Don Marcos. Le vio golpear con rabia el escritorio. Ella, con toda la entereza que siempre les mostró, siguió hasta adentro, el anciano levantó su mirada, en un instante logró contr
Cap. 2: DIVORCIO - PARTE IIIsabel entraba en el portón de su casa cuando vio venir a sus padres a ella.Iker Del Castillo, cuando estaba a dos pasos de ella, le espetó a la cara, mientras alargaba su brazo:—¡El negocio de la familia está acabado por tu adulterio! —y ¡Paff! La abofeteó. Isabel fue golpeada tan fuerte por la mano de su padre que fue enviada lejos y cayó sentada en el piso. Sorprendida, no tuvo tiempo de reaccionar, por lo que su madre agarró a su papá para evitar que la siguiera golpeando.—Por favor Iker, tranquilízate, esto puede afectar tu salud.—En esta casa no serás recibida, ni tampoco eres hija nuestra, desde este momento, no queremos saber nada de ti.Isabel se levantó llorando, su madre se acercó a ella.—Hija, ¿Cómo pudiste hacernos algo así? No pensaste ni en ti misma. Eres una vergüenza para nosotros.—Mamá, no pueden creer que yo haya hecho semejante horror. Ustedes me criaron, aprendí de ustedes a ser honesta, sincera, no soy una cualquiera y ustedes
Cap. 3: PADRESA la mañana siguiente, Isabel salió a buscar empleo. Brizna y sus padres la animaron para ello.Sin embargo, una semana después, cuando ya había sido seleccionada en una de las empresas donde la entrevistaron, Isabel se sintió indispuesta. Brizna, la convenció para que se fuese a revisar al médico.El doctor le mandó a hacer exámenes de sangre. Isabel se encuentra sentada en la orilla de la camilla en el hospital “San Agustino”, el médico entró con los resultados en la mano.—¿Desde cuándo tiene esos mareos, señora?—Hace unas semanas atrás, sólo que no les había dado importancia, pero anoche casi caí del mareo.—Tiene que cuidarse, está embarazada. Vamos a obstetricia para que le hagan el eco. Aparentemente hay más de un feto, el obstetra le dirá.Isabel miró al médico como ausente.« ¡Voy a ser madre! Un hijo, parecen dos, es maravilloso, voy a ser madre, voy a tener no uno sino dos hijos. Soy bendecida », pensó sonreída.Esperó unos minutos y pasó al pequeño cubícu
Cap. 4: SUFICIENTE «Dios mío, ahora estoy totalmente sola, no sé si traerlos al mundo sea lo mejor, no estoy preparada para traer tres hijos al mundo sin su padre »Caminó dubitativa, vio tantas mujeres embarazadas y de tantas, sólo una iba acompañada de un hombre. Mujeres con sus barrigas enormes entrando a obstetricia. Sus ojos se cristalizaron e instintivamente puso sus manos en su vientre.« ¿Cómo serán sus rostros? —se preguntó, mientras sentía que los tocaba a ellos y les transmitía todo su amor—. ¿Cuál de los tres será el mayor? ¿Se parecerán a Ricardo? ¿O quizás a mí? ¿Serán unidos o pelearán entre sí? ¿Cómo les gustarán los huevos? ¿Fritos cómo a mí? ¿O cocidos en agua, cómo a Ricardo? ¿Será posible que yo llegue a saber cuál comerá especias y cuál les temerá? »Lágrimas rodaron por sus mejillas. De repente, sus ojos se iluminaron, su mentón se levantó y una sonrisa llegó a sus labios al sentirles suavemente en su vientre. Sí, ellos dijeron presente, sintieron su
Cap. 5: CONTRADICCIONESDespués de más de cuatro años del divorcio de Ricardo e Isabel…Ricardo Del Hoyo sigue lamentando el haber dejado que, todo lo relacionado con Isabel, se decidiera tan precipitadamente. Tanto la casa como su propia vida estaban siendo desastres sin sentido, sólo las empresas seguían en auge.—Mamá, tienes que buscar a una nueva ama de llaves, desde que Maita se fue, esta cocina es imposible —dijo Ricardo y soltó la servilleta en la mesa y se dirigió a su habitación. Al cabo de unos minutos bajó vestido y se fue.—¿Deberíamos buscarle una mujer para que se case?—Aunque no descarto la posibilidad, pienso que él, en todas, busca la perfección que tenía en Isabel —dijo Marco—, y sabemos que no la va a encontrar en otra mujer porque la realidad es que él sólo quiere encontrarla a ella de nuevo.Mientras tanto en el departamento de Mariana Rivero. Ella está pidiendo constantemente a Ricardo que solvente su situación con ella. Ricardo ya ni siquiera charla con e
Cap. 6 : PARECIDOS – PARTE I Al llegar a la casa de sus padres, Isabel es recibida, esta vez, como la hija querida, lo que la puso en sobre aviso de que algo se tramaban sus padres. El primero en aparecer fue Iker del Castillo. —Hija, tienes que ayudarnos. La empresa está en bancarrota, Marcos Del Hoyo ya no está a cargo de las empresas, y Ricardo dice que no está dispuesto a arriesgar su dinero en nosotros que ya no somos nada de él. —Papá, ¿Usted no está enfermo? Me hizo venir sólo para que los ayude con los Del Hoyo. —Hija, mira, habla con él, por favor, sabemos que si tu vas y le hablas él cederá —en ese momento Sofía entró con Ricardito. El viejo Iker se sorprende al ver el parecido del niño con los Del Hoyo—. Isabel, ese niño puedes llevárselo a Ricardo del Hoyo, en cuanto lo vea creerá enseguida que si es su hijo, así pondrá el dinero que le pidas en tus manos. —Papá, ¿Cómo puedes pedirme eso? Ricardo del Hoyo me humilló tanto y me espetó a la cara una sarta de cosas
Cap. 6 : PARECIDOS – PARTE IIRicardo miró aquella foto y sus ojos se pusieron oscuros, sus puños fueron apretados con fiereza. —Síguela, y me dices donde se está quedando —se apartó de Mariana, que lo miraba expectante.Después que se hubo separado de Mariana llamó a un detective que tenía hace un tiempo buscando a Isabel, sin embargo no había tenido ninguna noticia sobre ella.—Le voy a mandar una dirección y, a partir de esta noche, no dejará de seguir a esa mujer, quiero saber hasta de que tamaño tiene, cada día, el jabón con que se baña, todo lo que hace, con quién, dónde y cómo. ¿Entiende?Cortó la llamada y encendió un cigarrillo. —¿Qué te pasa, Ricardo? ¿Acaso el ver esa mujer te ha trastornado? ¿No te das cuenta que estás conmigo?Ricardo miró a Mariana y sus ojos estaban endiablados y con un aire extraño en la mirada. —Vámonos, tengo cosas importantes de qué ocuparme.—Yo no me quiero ir todavía.Ricardo apagó el cigarrillo en el cenicero como si con ello estuviese apaga
Cap. 7: PAPÁ Isabel regresa a casa, su hijo menor Marcus tiene su carita apagada, se acerca a su mamá contrariado y hasta un poco disgustado. —Mami, ¿Papá quién es? Isabel se sorprende al oírle preguntar eso. Ella jamás se los ha mencionado. —¿Quién es papá? —Isabel le rectifica la pregunta a su hijo, a pesar de ser entendibles las palabras, él, cuando habla aprisa las expresa desordenadas, algo propio de su edad, sin embargo ella es la que está nerviosa. —Los niños de la guardería a casa vinieron con Marcus a jugar, y los niños preguntaron ¿Papá de Marcus dónde está? Y no sabe Marcus quién es papá de Marcus. —¿Y qué más dijeron tus amiguitos? —Los ojos de Isabel siguen cual platos mirando a su hijo con tristeza. —Dicen que papá y mamá juntos están siempre para cuidar a Marcus y proteger. Y poderoso es papá, que traer puede merienda muy rica y juguetes fabulosos y muchos divertidos. Isabel se siente tan mal, se reprocha así misma por las palabras de Marcus. —Les debo ta