Cap. 6 : PARECIDOS – PARTE I
Al llegar a la casa de sus padres, Isabel es recibida, esta vez, como la hija querida, lo que la puso en sobre aviso de que algo se tramaban sus padres. El primero en aparecer fue Iker del Castillo.
—Hija, tienes que ayudarnos. La empresa está en bancarrota, Marcos Del Hoyo ya no está a cargo de las empresas, y Ricardo dice que no está dispuesto a arriesgar su dinero en nosotros que ya no somos nada de él.
—Papá, ¿Usted no está enfermo? Me hizo venir sólo para que los ayude con los Del Hoyo.
—Hija, mira, habla con él, por favor, sabemos que si tu vas y le hablas él cederá —en ese momento Sofía entró con Ricardito. El viejo Iker se sorprende al ver el parecido del niño con los Del Hoyo—. Isabel, ese niño puedes llevárselo a Ricardo del Hoyo, en cuanto lo vea creerá enseguida que si es su hijo, así pondrá el dinero que le pidas en tus manos.
—Papá, ¿Cómo puedes pedirme eso? Ricardo del Hoyo me humilló tanto y me espetó a la cara una sarta de cosas horribles. No puedo ir ahora a pedirle dinero, no papá, no haré eso.
—Entonces consigue tú el dinero de alguna forma, eres la única que nos puede ayudar a salvar la empresa.
—No puedo papá, no tengo dinero en estos momentos, los gastos en mi casa son muchos, y sólo nos sostenemos con mi sueldo, tengo que pagar niñera y la guardería escolar, comida y todo lo que conlleva una casa, sólo con mi sueldo.
—Entonces tú madre y yo nos lanzaremos del último piso de un edificio en construcción. Ya verás.
—Papá…—negó—. Ya no soy una niña, y no pueden manipularme de esa forma.
—Hija, por favor piénsalo.
—Lo pensaré papá.
Al levantarse oye la voz de Brizna, su amiga, que la llama en la puerta, Sofía la fue a buscar. Isabel salió en carrera y la abrazó cariñosamente, tenía mucho que agradecer a Brizna y a sus padres.
—Amiga ingrata, ni siquiera nos dijiste que te ibas embarazada. Está hermoso tu hijo —le reprochó Brizna.
—Brizna, acompáñame a tomar una cerveza, todo esto de mis padres y el regresar aquí me tienen muy mal —Dirigiéndose a Sofía le dijo:
—Por favor quédate con Ricardito un rato mientras hablo con mi amiga, te llamo más tarde.
Brizna tomó las llaves del auto y salió con Sofia a un conocido Pub. Al llegar allí se toman una cerveza.
—Isabel, ¡estás linda! Ese colorcito de sol y mar te sienta de maravilla —se ríen—. Y bien, cuéntame de tu vida estos años.
—Brizna, la verdad es que han sido duros estos años sin embargo, estoy agradecida, tengo trabajo y techo, puedo pagar una niñera y mis hijos están bien, sanos y cada día crecen más hermosos y saludables.
—Isabel, estás hablando de “tus hijos”, es que ¿tienes otra pareja y has parido nuevamente?
—Disculpa, es que es un secreto que me debes guardar.
—¿Cuál secreto? —Brizna le susurra bufando.
—En realidad son tres, son trillizos —Brizna se asombra.
—Isabel, debe haber sido muy fuerte para ti todos estos años.
—Sí, pero ya todo ha sido superado, ahora mismo estoy bien.
Isabel se levanta y va a buscar dos cervezas más, el mesero se las da y ella se da la vuelta pero una mujer sale del pasillo de los baños y ella no la ve, se tropiezan y las birras se estremecen y derraman las cervezas sobre el entallado vestido de la mujer quien empuja a Isabel de mala manera.
—Estúpida, ¿no ves por dónde caminas? —le grita histérica.
—Disculpe no la vi. Disculpe que le haya mojado su traje —Isabel se siente contrariada. La mujer, quien viste sensualmente y es además muy hermosa argumenta:
—Este es un vestido costosísimo, y es de lavado al seco, así que usted debe correr con los gastos de restauración de la tela.
Isabel apenas acaba de darse cuenta que esa mujer es la amante de Ricardo y evita confrontarla, más bien quiere salir huyendo, toma su cartera y saca unos euros.
—Dígame cuanto es la restauración y se la pago enseguida.
Brizna, que oía la forma tan grosera y creída de hablarle la mujer a su amiga, se molestó y le dijo desde la mesa donde estaba:
—No le pagues nada, Isabel, esa es una pobre imitación, lo que quiere es sacarte dinero.
En ese momento Ricardo, se acerca a reprender a quien le dañó el vestido a su amiga, pero se queda helado, de una pieza al ver frente a él a la mismísima Isabel Del Castillo. Desmesura sus ojos y la mira detallándola totalmente, tiene sentimientos encontrados, sorpresa, odio, rabia, y muchas cosas indefinidas en ese momento, todo lo deja sin poder hablar sin embargo, es incapaz de apartar los ojos de la hermosa. Mientrans Mariana toma a Ricardo
por el brazo lanza una mirada despreciada. hacia Isabel.—Vamos, no estés discutiendo en este lugar —Isabe dice. luego Ricardo se da la vuelta y mira que Isabel pone un fajo de billetes en la mesa y sale enseguida junto con su amiga Brizna.
Ricardo llama a su segundón.
—Guzmán, ¿Estas afuera?
—Sí, jefe.
—Sigue a Isabel, ¿la ves?
—Sí señor, su hermana Sofía está aquí. La vino a buscar con un niño que desde el auto le gritó “mamá”, le diré que se va a sorprender cuando lo vea con sus propios ojos, le mando la foto que les acabo de tomar.
Cap. 6 : PARECIDOS – PARTE IIRicardo miró aquella foto y sus ojos se pusieron oscuros, sus puños fueron apretados con fiereza. —Síguela, y me dices donde se está quedando —se apartó de Mariana, que lo miraba expectante.Después que se hubo separado de Mariana llamó a un detective que tenía hace un tiempo buscando a Isabel, sin embargo no había tenido ninguna noticia sobre ella.—Le voy a mandar una dirección y, a partir de esta noche, no dejará de seguir a esa mujer, quiero saber hasta de que tamaño tiene, cada día, el jabón con que se baña, todo lo que hace, con quién, dónde y cómo. ¿Entiende?Cortó la llamada y encendió un cigarrillo. —¿Qué te pasa, Ricardo? ¿Acaso el ver esa mujer te ha trastornado? ¿No te das cuenta que estás conmigo?Ricardo miró a Mariana y sus ojos estaban endiablados y con un aire extraño en la mirada. —Vámonos, tengo cosas importantes de qué ocuparme.—Yo no me quiero ir todavía.Ricardo apagó el cigarrillo en el cenicero como si con ello estuviese apaga
Cap. 7: PAPÁ Isabel regresa a casa, su hijo menor Marcus tiene su carita apagada, se acerca a su mamá contrariado y hasta un poco disgustado. —Mami, ¿Papá quién es? Isabel se sorprende al oírle preguntar eso. Ella jamás se los ha mencionado. —¿Quién es papá? —Isabel le rectifica la pregunta a su hijo, a pesar de ser entendibles las palabras, él, cuando habla aprisa las expresa desordenadas, algo propio de su edad, sin embargo ella es la que está nerviosa. —Los niños de la guardería a casa vinieron con Marcus a jugar, y los niños preguntaron ¿Papá de Marcus dónde está? Y no sabe Marcus quién es papá de Marcus. —¿Y qué más dijeron tus amiguitos? —Los ojos de Isabel siguen cual platos mirando a su hijo con tristeza. —Dicen que papá y mamá juntos están siempre para cuidar a Marcus y proteger. Y poderoso es papá, que traer puede merienda muy rica y juguetes fabulosos y muchos divertidos. Isabel se siente tan mal, se reprocha así misma por las palabras de Marcus. —Les debo ta
Cap. 8: ¡SON TRES! Guzmán llama a Ricardo... —Jefe, la Sra. Isabel y sus hijos... Los hijos de ustedes...—Guzmán parece estar nervioso, su voz es trémula y muy baja, como si hubiera algo oculto que teme decir. —¡Habla! ¿Por qué tartamudeas? —Ricardo frunció el ceño; Guzmán no solía ser así, no era su forma habitual de dar las informaciones sobre los encargos de su jefe. Hubo un silencio de dos segundos al otro lado de la línea. —¡Jefe, una gran noticia! ¡La señora tiene tres hijos! ¡No dos! —¡¿Qué?! —Los ojos del hombre se abrieron de par en par, sorprendido, mientras sus globos oculares casi se salían de sus órbitas durante varios segundos. Luego, recuperando su tranquilidad, bajó la voz y apretó los labios en una línea —. ¡Sigue y comprueba por mí! El hombre colgó el teléfono y apretó los puños sobre el escritorio. Se quedó sentado y en silencio. Su pecho vibraba, truenos y centellas acometían en su tormenta interior, estuvo así por largo rato. Se levantó vacilante. « ¿Ta
Cap. 9: MIRADAS « ¿Quién es él? Mamá lo mira diferente, parece estar molesta, sin embargo ¡sus ojos brillan!… Esas miradas parecen risueñas como si ellos… Hum » Una exclamación salió de sus labios, su mente parece haber entendido las señales que emitían los ojos de ese par. —¡OH! — Exclamó. « Claro, él es una imagen de mí a futuro, con su tamaño, seré… ¿Cómo él? entonces él es… » Ricardito unió los puntos y pudo ver rápidamente lo que allí estaba escrito. Sus ojos se desmesuraron. —Puedes irte por donde viniste, no tenemos nada de qué hablar —le dijo Isabel. —¿Estás segura? —Ricardo frunció el entrecejo—. Sé que tú padre necesita una inyección de capital para reactivar sus maquinarias… Isabel se volvió a él y con tranquilidad le dijo: —Nunca, yo nunca aceptaré tu dinero —se fue a las escaleras, allí oyó a Ricardito correr en el segundo piso y entrar en carrera a la oficina de Iker y tirar la puerta. Isabel cerró los ojos esperando que Ricardo no lo haya oído, pero este le pr
Cap. 10: REPLICARicardo llega a su casa, después de ducharse y cambiarse a ropa de casa, va a su despacho. Está sentado frente al ventanal, sus pensamientos lo ocupan Isabel y sus hijos.Ricardo Del Hoyo, ha vivido estos últimos años pagando su proceder tan injusto cuando dejó ir a Isabel de su lado, hasta entonces no supo darse cuenta de cuánto significaba ella en su vida.Sintió a alguien caminar por el pasillo, pensó que era su padre y se volvió y era una de las señoras del servicio.—Señor Ricardo, hay alguien que quiere verle…—la señora cede el paso.Entra un niño bien visto, se para justo frente él.—Señor Ricardo, yo soy Ricardo Del Castillo y Blanco, y mi mamá me informó hoy que usted es mi papá —El niño mira a los ojos del hombre con una expresión seria.Ricardo se queda totalmente sorprendido, la forma de presentarse del niño es tan formal. Está vez puede verlo de cerca y está claro que es su hijo, es que, efectivamente, no sólo es una réplica exacta de él, sino que adem
Cap. 11: VENTAAl ver que la madre de su hijo se acercaba, aunque no fuera con esa intención, Ricardo aprovechó y tomó la cintura de Isabel con extrema naturalidad y rozándole el cuello en una insinuante caricia, encaminó sus labios al lóbulo de la oreja de Isabel mientras veía a su hijo acercarse.—¿Qué estás haciendo? —Isabel susurró una advertencia entre los dientes, sin embargo no opuso resistencia a los brazos ni a las caricias incitantes de su ex esposo, tampoco buscó escapatoria para liberarse de su fuerte agarre.—Nuestro hijo entenderá que su madre y su padre están hablando tranquilamente —el hombre acerca su nariz al cuello de Isabel y el aroma que ella emana le trae recuerdos de viejos tiempos. Ricardo arde en deseos por ella de nuevo.—¡Ricardo, eres tan descarado! ¡Suéltame!Ignorando la advertencia de ella, Ricardo sigue en su travesura posesiva, hasta que levantó la mirada y vio al niño cerca.——¡Mamá!——Ricardito corrió hasta donde estaban ellos.—¡Ricardito!—Exclam
Cap. 12: EX Isabel, salió de madrugada con su hijo de la casa de sus padres, su amiga incondicional Brizna Arruti, la esperaba aparcada en la puerta de su casa. Isabel colocó a Ricardito acostado en el asiento trasero, y le puso los dos cinturones de seguridad, para que siguiera durmiendo. —Brizna, nunca pensé que mi padre hiciera lo que hizo. —Don Iker siempre ha sido tan severo contigo, en cambio con Sofía, es su niña mimada. Mira, si al caso vamos ustedes sólo se llevan un año, ¿Por qué no la casó a ella con Ricardo Del Hoyo? Ella es tan igual a él de ambiciosa. Perdóname por decírtelo Isabel, ellos son tu familia, pero a mí me lleva la hostia, cuando ellos se portan así contigo. —Brizna, gracias por ser tan linda y levantarte de madrugada para traernos a la estación. —No hagas caso, para eso estamos. —No pude pegar un ojo en toda la noche y por eso te llame. Estoy cansada de su inconsciencia, ya quiero poner kilómetros por kilómetros de distancia entre ellos y yo, es mejor.
Cap. 13: ¿AUTO TUYO? – PARTE IRicardito se dio cuenta de que su papá estaba molesto y fue quien calmó las aguas.—Mamá, ¿no crees que el señor Ricardo debería ir a nuestra casa? Creo que podríamos hablar todos juntos —se volvió a ver a su madre.—Sí, creo que tienes razón, aquí estamos llamando la atención de la gente en el pueblo. Mejor vamos a casa.—¿Vienen conmigo? —le preguntó Ricardo.Ricardito volvió a intervenir, viendo que, las miradas entre este par, eran terribles.—Mamá, ¿puedes, por favor, irte adelante con Alberto y los niños? Yo lo guió a él.—Ricardo, por favor, sube a Ricardito al auto y espera que estemos un poco alejados, no quiero que los otros niños se inquieten al verlo pasar en tu auto.Ricardo trató de respirar acompasado. Abrió el auto al niño y luego se sentó al volante, mientras la gente curiosa lo miraba. Guzmán venía en carrera cuando vio gente alrededor del auto.—Señor, ¿tiene algún problema?—No. Oye, Guzmán. ¿Dónde será la reunión con los habitant