Cap. 11: VENTAAl ver que la madre de su hijo se acercaba, aunque no fuera con esa intención, Ricardo aprovechó y tomó la cintura de Isabel con extrema naturalidad y rozándole el cuello en una insinuante caricia, encaminó sus labios al lóbulo de la oreja de Isabel mientras veía a su hijo acercarse.—¿Qué estás haciendo? —Isabel susurró una advertencia entre los dientes, sin embargo no opuso resistencia a los brazos ni a las caricias incitantes de su ex esposo, tampoco buscó escapatoria para liberarse de su fuerte agarre.—Nuestro hijo entenderá que su madre y su padre están hablando tranquilamente —el hombre acerca su nariz al cuello de Isabel y el aroma que ella emana le trae recuerdos de viejos tiempos. Ricardo arde en deseos por ella de nuevo.—¡Ricardo, eres tan descarado! ¡Suéltame!Ignorando la advertencia de ella, Ricardo sigue en su travesura posesiva, hasta que levantó la mirada y vio al niño cerca.——¡Mamá!——Ricardito corrió hasta donde estaban ellos.—¡Ricardito!—Exclam
Cap. 12: EX Isabel, salió de madrugada con su hijo de la casa de sus padres, su amiga incondicional Brizna Arruti, la esperaba aparcada en la puerta de su casa. Isabel colocó a Ricardito acostado en el asiento trasero, y le puso los dos cinturones de seguridad, para que siguiera durmiendo. —Brizna, nunca pensé que mi padre hiciera lo que hizo. —Don Iker siempre ha sido tan severo contigo, en cambio con Sofía, es su niña mimada. Mira, si al caso vamos ustedes sólo se llevan un año, ¿Por qué no la casó a ella con Ricardo Del Hoyo? Ella es tan igual a él de ambiciosa. Perdóname por decírtelo Isabel, ellos son tu familia, pero a mí me lleva la hostia, cuando ellos se portan así contigo. —Brizna, gracias por ser tan linda y levantarte de madrugada para traernos a la estación. —No hagas caso, para eso estamos. —No pude pegar un ojo en toda la noche y por eso te llame. Estoy cansada de su inconsciencia, ya quiero poner kilómetros por kilómetros de distancia entre ellos y yo, es mejor.
Cap. 13: ¿AUTO TUYO? – PARTE IRicardito se dio cuenta de que su papá estaba molesto y fue quien calmó las aguas.—Mamá, ¿no crees que el señor Ricardo debería ir a nuestra casa? Creo que podríamos hablar todos juntos —se volvió a ver a su madre.—Sí, creo que tienes razón, aquí estamos llamando la atención de la gente en el pueblo. Mejor vamos a casa.—¿Vienen conmigo? —le preguntó Ricardo.Ricardito volvió a intervenir, viendo que, las miradas entre este par, eran terribles.—Mamá, ¿puedes, por favor, irte adelante con Alberto y los niños? Yo lo guió a él.—Ricardo, por favor, sube a Ricardito al auto y espera que estemos un poco alejados, no quiero que los otros niños se inquieten al verlo pasar en tu auto.Ricardo trató de respirar acompasado. Abrió el auto al niño y luego se sentó al volante, mientras la gente curiosa lo miraba. Guzmán venía en carrera cuando vio gente alrededor del auto.—Señor, ¿tiene algún problema?—No. Oye, Guzmán. ¿Dónde será la reunión con los habitant
Cap. 13: ¿AUTO TUYO? – PARTE II—¿Auto Tuyo? Me gusta auto tuyo, tu auto de rojo —Era Marcus, tan idéntico a su hermano —.Tú aquí al puerto, ¿tú vuelves y me dejas yo te paseo en auto tuyo?Ricardo soltó una enorme risotada, se dobló y lo levantó en brazos. Comprobó que era menos pesado que Ricardito y también, unos centímetros por debajo de su hermano, también notó que su dicción y hablar eran propios de su edad, porque Ricardito es un genio, entonces su corazón explotó emocionado...—Eres Marcus, ¿verdad?—Sí, ¿Y tú?—¡Eres mi otro yo! ¡Claro que eres mi otro yo! Vamos adentro, Marcus y sabrás quién soy yo, estoy tan feliz de conocerte, además, quiero que sepas que ese auto rojo no es mío, auto rojo es tuyo Marcus, yo no tengo nada, ustedes lo son todo, y de ustedes es todo—Ricardo lo abraza emocionado, mientras sus ojos, cristalizados, miraban al firmamento.Ricardo llevó alegremente a Marcus a la casa, el niño se reía y se acurrucaba en su hombro, y estaba a punto de llevar
Cap. 14: HIJOS Ricardo estaba furioso, sus ojos estaban tan azules y chispeantes que Isabel se quedó trémula en su asiento sin poder refutarle nada de lo que decía. —Nuestra separación es nuestro problema, pero los niños son mis hijos, no tenías por qué decidir por mí, tu silencio nos separó por mucho tiempo, violaste mis derechos como padre, pero eso no es lo más importante Isabel, lo más importante es que violaste el primordial derecho de ellos como niños “conocer y disfrutar de su padre”… Tu deber era informarme que ellos estaban en tu vientre cuando saliste de mi casa y tú lo sabes—le gruñó. Se dio la vuelta con los puños apretados y salió de aquellas paredes. Ricardo fue hasta donde estaban los niños jugando frente a aquél hombre en la playa. Los llamó. —¡Ricardito! ¡Marcus! —Los dos niños corrieron a su encuentro, pero Maiara se arrinconó al lado de Alberto, que la cargo y levantándose, se dirigía a la casa de Isabel. —Maiara —le dijo Ricardo, poniéndose en el camino de
Cap. 15: EL FUTURO Isabel, al entrar sus hijos en la casa. —Alberto gracias por llevar a los niños contigo un rato, discúlpame por pedírtelo. —No te preocupes Isabel, sabes que puedes contar conmigo. Alberto es un hombre muy callado, en el fondo de su corazón quiere a Isabel. Después de conocerla durante estos años, Alberto la considera su amor de vida, una madre carismática, una profesional y una mujer sexy que se ha vuelto más atractiva con los años, hasta ha tenido sueños eróticos con ella y cada vez la desea más. La situación actual le preocupa tanto a Alberto, que si él tuviera el dinero, con gusto se la llevara lejos ahora mismo y le pediría matrimonio. —Mami, ¿tú estás triste?—le preguntó Marcus, arrugando su frentita y aguando sus ojitos. —Marcus, mamá y el tío Alberto están hablando, dejémoslos solos, vamos a comer galletas —le advirtió Ricardito, limpiándole las lágrimas que Marcus dejó salir. —Mami, tengo hambre —dijo Maiara. —Vamos todos a la mesa a comer las gal
Cap. 16: NEGOCIOS – PARTE IAl día siguiente en horas del mediodía Brizna llegaba a la calle donde está su casa y la de sus vecinos, traía una encomienda muy importante.—Ahora todos se tiran acostaditos en los asientos para llegar de sorpresa a la casa —Brizna les hablaba en susurros mientras ella y Ricardito se reían cómplices de la travesura para los más pequeñitos —, y ya saben no pueden estar en el jardín delantero de la casa ni salir a la calle, mucho menos hablar con extraños, sobre todo tú Marcus que eres el más “social” de los tres… Ricardito estarás muy pilas con eso.—¡Entendido Tía! ¡Te escuchando estoy! —Marcus repetía mientras reían acostados en el asiento trasero, él y Maiara.Así entraron y nadie, en apariencia los vio. Una semana después…Sofía tenía días oyendo voces de niños en la casa de su vecina del frente, eso la mantuvo intrigada, ese día llegaba de hacer unas compras, de repente oyó las risas y voces provenientes del patio de Brizna. Le pareció extraño,
Cap. 16: NEGOCIOS – PARTE II Mientras tanto, Ricardito está sentado en la cama esperando a que Brizna salga del baño. Al verla salir le dijo: —Tía Brizna, Marcus y Maiara han desaparecido del portón. —¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? —Tía yo los vi que estaban hablando con tía Sofía. Vine a decirte, pero estabas encerrada yo te llamé pero con esos audífonos, me devolví al jardín, pero ya no estaban los niños. —¡AY! ¿Cómo le digo a Isabel?… Brizna corrió a la casa del frente. —Espérame aquí Ricardito y, por favor, ni te asomes a la puerta, nadie debe saber que estás aquí. Brizna salió a recibirla cuando la mucama le aviso. —Hola Brizna, ¿a qué debo tu visita? —Sofía no hace falta que finjas delante de mí, sé que tienes a Marcus y a Maiara, los niños de Isabel. —¿A quiénes? ¿Es que hay más además de Ricardito? —fingió sorprenderse. —Sofía, tu eres hermana de Isabel, esos niños son tus sobrinos, tu deber es cuidarlos y protegerlos. No seas mala con Isabel. —Tú no sabes nada de mí, pa