La chica sintió un corrientazo recorrerla de pies a cabeza, estaba hipnotizada por esos ojos que la miraban con intensidad, igual le pasaba al chico que por un momento se quedó sin palabras.
—¡Lo siento! —dijeron ambos al mismo tiempo y sonrieron.
—¿Me puedes permitir levantarme, por favor? —pidió el joven, sin poder ocultar el nerviosismo que le producía estar cerca de la chica. Ante su pregunta, el rostro de la jovencita se tiñó de carmesí, sintiéndose avergonzada.
—¡Perdón! —exclamó con rapidez, intentando levantarse, aunque al parecer le había dado por convertirse en una torpe, porque justo cuando lo hizo perdió de nuevo el equilibrio y el muchacho debió sostenerla.
—¡Te tengo de nuevo! —. Los dos se quedaron uno cerca del otro, mirándose sin ejercer ningún movimiento, se sent
Diana apartó su boca de la de Diego, y le dio un empujón haciéndolo caer de bruces a un lado del sofá y empezó a darle golpes muy indignada, sin parar de llorar.—¡¿Qué diablos te pasa?! ¿Te volviste loco? ¿De cuándo acá me ves como una mujer? —lo tomó por las mejillas y se las apretó con fuerza mientras las lágrimas rodaban por su rostro.» ¡No se vale Diego, eso no se vale…!—dijo con un profundo sentimiento de tristeza—. Los hermanos no se besan en la boca y yo te veo como mi hermano... Esto solo significa que no me respetas, ni me ves como hermana, te quieres acostar conmigo por despecho, sin importarte yo, mis sentimientos, mis pensamientos. ¡Eso no de vale!Diego vio el rostro desencajado de Diana y una bruma de cordura llegó a su mente, se sintió tan culpable «¿En qué diab
Después de hacer el amor, ella colocó la cabeza en el pecho de Evan, no había en su humanidad el mínimo rastro de arrepentimiento por lo sucedido hacía un momento, ella estaba completamente segura de sus sentimientos. Su mamá le dijo que supo el momento exacto cuando se dio cuenta de que su padre era la persona adecuada, y ella también lo sintió, sabía desde siempre de que Evan Kyriakidis era el hombre de su vida.—Gracias, fue algo hermoso, nunca imaginé que hacer el amor era algo tan místico, sublime e intenso, es como si en ese preciso instante, nuestras almas se reconocieran y hubiesen estado esperando esa oportunidad para conectarse y hacerse una sola —expresó ella sin poder contener su creciente emoción, al punto de sentir sus ojos humedecerse.—¡Así es mi amor! Porque cuando te entregas a la persona adecuada y te haces una sola con ella, es m
Bianca sintió como su corazón se estremeció en su pecho, la emoción la desbordaba, empezó a llorar de la alegría, miró a sus padres, su madre sonreía y su padre observaba con los ojos abiertos de par en par.—¡Si te acepto! Me quiero casar contigo cuando quieras ¡Te amo! —exclamó lanzándose en los brazos del hombre sin dejar de moquear, mientras él sonreía feliz, le tomaba su mano y colocaba el anillo.—Si es cuando yo quiera, entonces ¡Vámonos ya al registro y casémonos!—¡Estás loco! Mi hija debe casarse con una boda de ensueño, todo digna de una princesa como ella, ¿O Acaso crees que ella es huérfana para que te cases en una ceremonia clandestina? —miró a Lía y vio un atisbo de dolor en sus ojos y se dio cuenta de que había metido la pata hasta el fondo.
Miguel se dio cuenta de que Marco no iba a decirle nada, sin embargo, dejó sentada su opinión. —Si esto se trata de un plan para ayudar de alguna manera a tu hermano, déjame decirte que él no tiene ningún interés en Anaís, además, no se merece una mujer como mi hermana, es demasiada buena para Diego —Marco se mantenía impasible y eso causaba mayor molestia en Miguel— ¿Me estás prestando atención? ¿Si acabas de escuchar lo que te dije? Nadie me lo contó, yo los vi cuando estaban a punto de tener sexo en el sofá de la suite dónde se están hospedando, ella es hermosa, una hechicera y… —se interrumpió apretando los dientes con molestia. »Marco, no quiero que Anaís sufra, ya lo ha hecho lo suficiente en su vida, no la usen para jugar con ella. Ese matrimonio entre ella, aunque no me agradaba al principio, ahora pienso que es preferible a verla enredada con un hombre como Diego, de ustedes dos tú eres un mejor chico, además, te respeto y te admiro y… —Miguel, n
Diana sintió sus palabras como si le hubiesen dado un par de bofetadas, incluso sus ojos ardieron producto de las lágrimas que trataba de contener al sentirse ofendida por las palabras del hombre, sobre todo porque al conocerse pensó que ella le agradaba, al parecer se equivocó.Se giró retirándose de su lado, sin hacer ningún comentario por sus palabras, estaba tan aturdida por su ataque, que no se dio cuenta cuando uno de los hombres presentes se le acercó, la tomó por la cintura y la apretó contra su cuerpo, por un momento ella no tuvo ninguna resistencia, Miguel vio la escena y se apartó mirando con desprecio lo sucedido.Cuando el joven se había retirado un poco de ellos, fue que Diana se dio cuenta de las intenciones del hombre que la mantenía abrazada, lo empujó para apartarlo, mas este se resistió, la tomó por los cabellos y la halaba hacia su rostro
Lía sentía su corazón comprimido, no era una chica de estar lamiéndose las heridas, ni de atarse al pasado, tampoco de aquellas de quienes se echarían a morir porque las cosas le dolieran mucho, lo más que la había conmovido en la vida fue la enfermedad de su hermana Bianca, pero del resto no era de demostrar sus sentimientos cuando estos eran contrario a la alegría, cuando se sentía herida trataba de no demostrarlos manteniéndolos bajo control. Sin embargo, Zeus había sido un caso de excepción en su vida, a pesar de no haberlo visto desde esa vez cuando terminó su relación con él sin ninguna razón aparente, más la verdad fue que tuvo miedo, porque se dio cuenta de que su vida empezó a girar en torno a él, se le volvió demasiado imprescindible, al punto de no dejar de pensarlo, además, le causaba angustia tenerlo lejos, verlo ir y venir la hacía sentir un poco frustrada e incluso insegura, miles de veces durante el día se preguntaba que estaría haciendo. Además, no q
Zeus aprovechó su hora de almuerzo y comenzó a revisar las redes sociales de Lía, lo hacía utilizando otro perfil para no ser descubierto, se prometió que esa sería la última vez que lo hiciera y más ahora cuando la noche anterior terminó comprometiéndose con Fedora Cosse, buscó su historia y leyó la frase «La mayor declaración de amor es la que no se hace».Enseguida tecleó otra frase en la suya, en respuesta a la de ella «No existe nada más interesante que la conversación de dos amantes que permanecen callados», mordió su labio inferior mientras lo enviaba, se pasó la mano por la cabeza con una expresión de inquietud.—¿Qué estás haciendo Zeus? Esa frase no tiene nada que ver contigo, no te hagas ilusiones… ella te sacó de su vida porque no te quería lo suficiente… pasa la página y ya —se dijo molesto, haciendo una mueca de disgusto y tirando su teléfono en el sofá de la oficina, justo en el momento cuando estaba entrando su padre.El hombre frunció el ceño al ver la expr
Diana lo escuchó disculparse, pero no giró su vista para verlo, entretanto no podía controlar las lágrimas que rodaron por su rostro como si fueran cascadas de aguas desbordándose en plena temporada de lluvias. Miguel se sentía miserable, por su culpa la habían lastimado de esa manera, le dolía como le dejaron su hermoso rostro, solo resaltaban los grandes moretones y lo hinchado de sus mejillas. No podía aplacar el remordimiento en su interior, después de todo, resultó tan cobarde como su padre aunque no haya sido él directamente quien la hirió, propició todo eso. —Diana, por favor… lo siento. Volvió a disculparse y caminó hacia donde ella tenía el rostro, la chica hizo intento de girarse, pero él la tomó con suavidad, ella lo miró de manera acusatoria; por varios segundos sus ojos se encontraron, Miguel acarició su rostro con suma delicadeza, fue como sentir el contacto de un leve aleteo de mariposa. —De verdad lo siento… yo estaba… —no pudo continu