Marcos no pudo evitar esa sensación de intraqnuilidad, al observar la molestia en el rostro de su esposa, giró la vista hacia sus hijos como pidiendo auxilio, mas estos lo miraban con una expresión similar a la de su madre o en el mejor de los casos con indiferencia, es que si las miradas fueran misiles de seguro en ese momento él habría caído fulminado.
—Amor no te enojes, todo tiene una explicación lógica, coherente y sencilla —declaró tratando de ocultar los nervios provocados por ver a Lía en versión arpía.
La miró esbozando una seductora sonrisa con la cual siempre lograba seducirla, sin embargo, al parecer su esposa se inmunizó a ella, porque ni por un breve segundo desvió la vista de sus ojos, eso le hizo darse cuenta de que en verdad estaba muy molesta, como se quedó en silencio, ella lo incitó a hablar.
—Marcos Daniel
Lía cuando lo sintió levantarse se puso nerviosa.«¡Ay bebé! Se me pasó la mano con tu papá, le debí dejar algunas prendas buenas, vamos a buscarles unos calcetines míos y se los prestamos», se dijo mentalmente sin siquiera atreverse a respirar, para que no se diera cuenta de que ya había despertado.Después de verlo salir, buscó en su ropa y luego bajó las escaleras poco a poco, rogando en su interior que no se molestara, pero eso sería un milagro demasiado grande y eso quedó comprobado al escuchar llamándola por su nombre y apellido completo, su grito retumbó por toda la casa, se iba a regresar corriendo por las escaleras, mas él fue más rápido y la encontró, la detuvo con un fuerte tono de voz.—¡Detente allí cobarde! ¿Cómo pudiste arruinarme todos mis calcetines
Aunque Marcos estaba molesto y había tomado la determinación de no ir a buscarla, existía una diferencia abismal entre decirlo y hacerlo, uno porque esa cama parecía un desierto sin su esposa, y no precisamente por lo caliente, sino por lo solitario, además, a medida que el tiempo iba pasando no le parecía tan grave que le hubiese destruido la ropa, si esa era su manera de liberar su enojo, que importaba, de todas maneras eso era algo que podía reponerse, pensó, se levantó de la cama, se volvió a vestir tomó las llaves del auto y salió con premura a buscar a su mujer.No se dio cuenta de que sus tres hijos observaban y Bianca extendía una mano a cada lado de sus hermanos.—¡Vamos! Echen aquí sus quinientos dólares cada uno, lástima que se me ha salvado Diego, si no serían 1.500 dólares, ganados fáciles —mencionó l
A Lía se le humedecieron los ojos, se quedó viendo a su hermana en un silencioso ruego, como pidiendo su intervención; entretanto, Bianca no podía creer lo que estaba haciendo su padre, en un principio creyó que se trataba de una simple broma, mas su seriedad le mostró que no estaba jugando.—Papá, no te atrevas… si haces eso más, nunca te volveré a hablar, no querrás eso —amenazó, no obstante, él ni siquiera se atrevió de mirarla a la cara, pues temía que con su expresión terminara convenciéndolo, estaba claro, si la veía estaría perdido y su intención era darle una lección.—Lo siento Bianca, te amo… sin embargo, no voy a desistir de esta decisión. Se lo advertí a Evan, conmigo no se puede jugar. Acepté el noviazgo de ustedes dos, de cierta manera para no ser tan estricto y a p
En ese momento Bianca se sintió muy nerviosa, casi cae desmayada al ver a sus padres detrás de ellas, no los escucharon venir, fueron tan silenciosos como un felino, ninguno tenía una expresión amigable y eso la puso nerviosa, comenzó a hiperventilar, sintió una fuerte opresión en el pecho, le faltaba el aire en los pulmones, empezó a toser, su pecho subía y bajaba repetidamente,—¡Busca el inhalador! —exclamó Marcos sintiéndose aterrado ante la reacción de su hija, para su buena suerte, lo encontraron allí mismo en la cartera, por eso no debieron esperar mucho.Marcos la levantó y caminó con ella a la casa, mientras Lía, hija y madre recogían los bolsos y los seguían.Después de un poco más de media hora, Bianca se veía mejor.—¿Pensaban escaparse? Si no llegamos su madre y
Marcos llegó al restaurante Jürgens, donde se había citado para una reunión con la representante de Trust Oil, mientras caminaba a la entrada tuvo una extraña sensación y en ese mismo momento se arrepintió de no haberse llevado a Ernesto con él, quizás así habría estado más tranquilo.—Señor Estebans, su esposa lo está esperando en el apartado tres del segundo piso, si quiere lo acompañó —señaló el anfitrión.—¿Mi esposa? ¿Ella está aquí? —preguntó sorprendido Marcos.—Sí, tiene más de hora y media que llegó —respondió el hombre y Marcos frunció el ceño.«¿Por qué Lía está aquí? Si teníamos cita para cenar, no para almorzar. Bueno paso rápido, le explico y luego m
Marcos brincó apartándose del lugar donde impactaron los disparos, eso le mostró que definitivamente su esposa estaba loca de atar y era literalmente de armas tomar, pensó, sin embargo, que no iba a demostrarle ningún miedo, porque si lo hacía ella terminaría montándole el pie en la cabeza; aunque por otra parte, también tenía claro que si la dejaba ir sin hablar lo sucedido, ese problema terminaría intensificándose, con grandes consecuencias y no estaba dispuesto a perder su felicidad.—Lía Ontiveros ¿Acaso le tiras piedras a los aviones? ¡¿Estás loca?!—¡Loca tu abuela! —. Al ver el rostro de sorpresa de su suegra, en medio de la pelea aclaró para tranquilizarla—. No se preocupe, señora Eugenia, no me estoy refiriendo a la mamá suya, sino a la cacatúa madre del papá de su hijo.La señora Eugenia, movió negativamente la cabeza, tratando de contener su risa, mientras pensaba que su nuera era única, tenía la capacidad de hacer reír a la gente en los momentos más dramáticos.<
Marcos tomó la toalla y caminó hacia la puerta lateral de manera casual, simulando que no sabían que ellas estaban allí, mientras caminaba las miradas de las tres mujeres se posaron en sus pectorales los cuales estaban descubiertos porque no llevaba camisa, las dos chicas de servicio con la quijada casi dando del piso y la boca abierta a punto de babearse.—Hola, ¿Qué hacen aquí? ¿Vinieron por algo? —preguntó con una expresión de inocencia.—¡Ellas no vienen a nada! Porque si siguen viéndote de esa manera, me aseguraré que sus ojos no vean nunca más. —Mencionó Lía con una expresión molesta, mientras Marcos, esbozaba una leve sonrisa que lo hacía ver más sexy y ella sentía como su estómago se encogía en su interior.Las mujeres al escuchar a Lía salieron corriendo asustadas, porque con lo
Diego no podía creer en la maldad de ese siniestro demonio, no podía llamarse niña a un ser tan maquiavélico como ese, pensó mientras su sangre bullía por dentro producto del enojo.—Hebe, no puede ser una niña, seguramente es una criatura infernal que se instaló en ese cuerpo infantil para dar la apariencia de un ángel y engañarlos a todos —pronunció en voz alta mientras salía de la ducha y se paraba frente al espejo a mirarse, casi le da un ataque al ver su hermoso cabello destruido, se le veían espacios sin un solo pelo.» ¡No puede ser! Me destruyó el cabello por completo, la condenada mocosa, ¡¿Cómo me voy a ir así a la universidad?!Se dijo en voz alta con una expresión de mortificación, se vistió con rapidez, mientras pensaba en que iba a hacer, no quería molestar a Diana, mas no t