Tres días después
La familia Estebans Ontiveros, se quedó en un hotel ubicado a un par de cuadras de la clínica, junto con Evan y Zeus, a los chicos terminaron hospedándolos en una suite para cuatro y ellos en una para tres, porque no querían dejar a la pequeña Lía sola en una habitación, pues no podía quedarse con sus hermanos porque estaban los otros dos jóvenes.
Ya los tres estaban listos, se habían levantado a las cuatro de la mañana porque la operación sería a las siete, el médico no quiso dejarlo a ninguno con Bianca, alegando que ellos eran más llorones que la paciente y que prefería mantenerla alejada de todo aquello capaz de alterarla.
—¿Están preparados? —preguntó Marcos un poco nervioso, a su esposa y a su hija.
—Sí, siento como si t
Tres meses después.La joven Lía se miraba al espejo con una expresión de tristeza, eso no es lo que se esperó ese día, y a pesar de odiar vestirse con esos vestidos tan pomposos y elegantes, porque ella amaba sus jeans, sus camisetas, vestirse con ropa deportiva sin tanto brillo, ni adornos, lamentablemente para ella no tenía otra alternativa, porque fue parte de una promesa que le hizo a su gemela; la condenada se la supo hacer, pensó la chica con nostalgia, los recuerdos de ese fatídico día llegaron a su mente, intentó retenerlos para que no pasaran, mas estos estaban empeñados en colarse. Ese día siempre lo recordaría como el peor de su vida cuando sintió que su mundo le cayó encima en cientos de pedazos, fue el peor día, un par de lágrimas brotaron de sus ojos, las limpió con prisa al oír unos golpecitos en la puerta.<
La emoción sentida por Marcos, Lía madre e hija era indescriptible, les parecía un sueño hecho realidad, incluso varias veces se pellizcaron o enterraron sus uñas en las palmas de sus manos, para de esa manera verificar que lo sucedido antes sus ojos era verdad y no producto de su imaginación.—¡Dios! ¡Esto es increíble! ¿Cómo y cuándo despertaste? —preguntó Marcos con apenas un hilo de voz, mientras sin importarle ni la oportunidad, ni el lugar, sus lágrimas hicieron acto de presencia, no era para menos, ¿De qué otra manera podía reaccionar un padre al ver a un hijo que creía no volvería a ver?—¡¿Por qué nadie me dijo nada?! —exclamó una feliz Lía cubriéndose la boca de la emoción, sin dejar de observar a su pequeña fantástica.—¡Esto
Un mes y medio despuésAnaís sintió el impacto de la bofetada de su padre, haciéndole girar la cabeza al otro lado, sus ojos se humedecieron, sin embargo, contuvo las lágrimas, no quería demostrar debilidad, así la golpeara, la maltratara, la partiera en mil pedazos, su único alivio es que jamás podría doblegarla en su interior.—¡Maldit@ sea! ¡Llora! —ordenó fuera de sí— ¡¿Por qué carajos no lloras?! Mientras sigas sin llorar no pararé de golpearte —espetó abofeteándola de nuevo y le hubiese propinado otra, si su madre no interviene y se para en medio de los dos.—No la golpees más, ya basta… —pese a sus palabras, la mujer se encogió un poco al ver la ira en el hombre—. Si vas a presentársela a varias familias importantes para encontrar a su
Marco observó llegar a la chica en un auto y luego entrar sola a la recepción del cumpleaños de su abuelo. Solo él y Evan se encontraban acompañando a su padre, su madre no asistió porque el embarazo le estaba produciendo muchos síntomas, además, no querían exponerla ante la presencia de los Estebans, porque así en la teoría esa reunión fuera supuestamente con fines de reconciliación, seguían sin poder confiar en ellos.En cuanto a Bianca, no asistió porque aún no estaba recuperada por completo y no encontraba en condiciones de asistir a ese tipo de reuniones, su hermana Lía se quedó acompañándola, porque desde que había despertado no se le separaba ni a sol ni a sombra, después de todo sufrió demasiado cuando creyó que su hermana nunca más despertaría. Y respecto a Diego, este se negó a as
Anaís deseaba tanto correr, huir, pero sabía que eso no le serviría de nada porque terminaría atrapándola, en un abrir y cerrar de ojos su padre se acercó y la tomó por el brazo, se lo apretaba con fuerza, sentía que podía partírselo en cualquier momento, estaba tan furioso que ni siquiera estaba midiendo la potencia empleada, la pegó a su cuerpo como forma de simular que le estaba haciendo daño y se la llevó consigo, su agarre era tan fuerte que sus lágrimas saltaron. —¡Papá! Por favor, me estás haciendo daño… —susurró. —Te atreves a pedir clemencia, cuando me has traicionado, ¿Sabes que merecen los traidores? —espetó con rabia. —¿De dónde saca eso? —preguntó tratando de controlar sus nervios, porque si él descubría que informó al enemigo de sus planes no le iría bien—. ¡Yo no lo he traicionado! ¿Por qué dice eso? —¿Qué hacías en el baño de hombres encerrada con el hijo de Marcos Estebans? —preguntó deteniéndose para verle el rostro con una exp
Marco pasó el resto de la noche con una sonrisa, sin dejar de pensar en Anaís, se sentía eufórico, Evan hablaba con él y no le prestaba atención solo le respondía con monosílabos parecía que estaba en la nebulosa. Evan frunció el ceño mirando a los lados para ver si lograba entender las razones por las cuales su cuñado estaba tenía esa expresión de tonto en su rostro. —¿Te diste cuenta como los empresarios de Industrias Dian y Textiles Centroamérica, andan buscando agradar a tu papá? Y él todo serio ni se inmuta —conversaba el chico. —Aja —fue la simple respuesta de Marco. —¿Cómo hace tu papá para tener dos personalidades, por una parte, es cálido con su familia y en la calle parece un iceberg? ¿Sabes cómo lo logra? —preguntó Evan. —Aja, si —respondió de nuevo su cuñado y allí se preocupó, ¿Desde cuándo se comportaba así? ¿Había algo mal en él? —Madre tierra llamando a Marco. ¿Marco me estás prestando atención? —preguntó Evan. —Si clar
La primera reacción de Anaís fue de sorpresa, porque jamás espero que Marco la besaría, iba a apartarlo, más la sensación y cosquillas que produjo en su cuerpo, la dejaron por completo paralizada, sin saber qué hacer, por eso se abandonó al beso hasta sentir que el aire le faltaba, si no se apartaba terminaría ahogándose, un pequeño ruidito salió de su boca y en ese momento el chico se apartó y ella le reclamó.—¿Por qué me besaste? No puedes hacer eso sin pedirme permiso… porque —se puso nerviosa, y sus mejillas se sonrojaron hasta la raíz de los cabellos.—Entonces, ¿Me das permiso? —pidió el chico y sin esperar respuesta unió de nuevo sus labios con los de ella.Anaís sentía su corazón golpeando con fuerza en su pecho, como si se tratara de algún instrumento de pe
Marco pasó todo el día marcándole a Anaís, nunca fue alguien intenso, pero sentía una gran necesidad de estar a su lado, de ayudarla, de hablar con ella, de protegerla, le escribió, la llamó y su celular no era atendido, eso acrecentaba más su preocupación.Enviado a los ojitos miel«Hola, minion ¿Dónde estás? Me tienes preocupado. No has respondido y temo que tu padre o tu hermano te hayan hecho daño. Solo respóndeme, si debo buscarte. Saben que los amigos hacen todo por los suyos». Y le agregó un emoticón de un abrazo.Enviado a los ojitos miel«Anaís, ¿Estás bien?, si no quieres hablarme, por lo menos respóndeme que está todo bien y yo estaré tranquilo».Durante todo el día no pudo concentrarse en nada, no quiso hablar con sus hermanas, solo se limitó a comer en