Anaís deseaba tanto correr, huir, pero sabía que eso no le serviría de nada porque terminaría atrapándola, en un abrir y cerrar de ojos su padre se acercó y la tomó por el brazo, se lo apretaba con fuerza, sentía que podía partírselo en cualquier momento, estaba tan furioso que ni siquiera estaba midiendo la potencia empleada, la pegó a su cuerpo como forma de simular que le estaba haciendo daño y se la llevó consigo, su agarre era tan fuerte que sus lágrimas saltaron.
—¡Papá! Por favor, me estás haciendo daño… —susurró.
—Te atreves a pedir clemencia, cuando me has traicionado, ¿Sabes que merecen los traidores? —espetó con rabia.
—¿De dónde saca eso? —preguntó tratando de controlar sus nervios, porque si él descubría que informó al enemigo de sus planes no le iría bien—. ¡Yo no lo he traicionado! ¿Por qué dice eso?
—¿Qué hacías en el baño de hombres encerrada con el hijo de Marcos Estebans? —preguntó deteniéndose para verle el rostro con una exp
Marco pasó el resto de la noche con una sonrisa, sin dejar de pensar en Anaís, se sentía eufórico, Evan hablaba con él y no le prestaba atención solo le respondía con monosílabos parecía que estaba en la nebulosa. Evan frunció el ceño mirando a los lados para ver si lograba entender las razones por las cuales su cuñado estaba tenía esa expresión de tonto en su rostro. —¿Te diste cuenta como los empresarios de Industrias Dian y Textiles Centroamérica, andan buscando agradar a tu papá? Y él todo serio ni se inmuta —conversaba el chico. —Aja —fue la simple respuesta de Marco. —¿Cómo hace tu papá para tener dos personalidades, por una parte, es cálido con su familia y en la calle parece un iceberg? ¿Sabes cómo lo logra? —preguntó Evan. —Aja, si —respondió de nuevo su cuñado y allí se preocupó, ¿Desde cuándo se comportaba así? ¿Había algo mal en él? —Madre tierra llamando a Marco. ¿Marco me estás prestando atención? —preguntó Evan. —Si clar
La primera reacción de Anaís fue de sorpresa, porque jamás espero que Marco la besaría, iba a apartarlo, más la sensación y cosquillas que produjo en su cuerpo, la dejaron por completo paralizada, sin saber qué hacer, por eso se abandonó al beso hasta sentir que el aire le faltaba, si no se apartaba terminaría ahogándose, un pequeño ruidito salió de su boca y en ese momento el chico se apartó y ella le reclamó.—¿Por qué me besaste? No puedes hacer eso sin pedirme permiso… porque —se puso nerviosa, y sus mejillas se sonrojaron hasta la raíz de los cabellos.—Entonces, ¿Me das permiso? —pidió el chico y sin esperar respuesta unió de nuevo sus labios con los de ella.Anaís sentía su corazón golpeando con fuerza en su pecho, como si se tratara de algún instrumento de pe
Marco pasó todo el día marcándole a Anaís, nunca fue alguien intenso, pero sentía una gran necesidad de estar a su lado, de ayudarla, de hablar con ella, de protegerla, le escribió, la llamó y su celular no era atendido, eso acrecentaba más su preocupación.Enviado a los ojitos miel«Hola, minion ¿Dónde estás? Me tienes preocupado. No has respondido y temo que tu padre o tu hermano te hayan hecho daño. Solo respóndeme, si debo buscarte. Saben que los amigos hacen todo por los suyos». Y le agregó un emoticón de un abrazo.Enviado a los ojitos miel«Anaís, ¿Estás bien?, si no quieres hablarme, por lo menos respóndeme que está todo bien y yo estaré tranquilo».Durante todo el día no pudo concentrarse en nada, no quiso hablar con sus hermanas, solo se limitó a comer en
Anaís nunca se sintió tan decepcionada como en ese momento, ese día fue para ella uno de los mejores de su vida, se aventuró a hacer cosas que normalmente no se atrevía a hacer, disfruto como nunca, sintió que alguien se preocupaba por sus sentimientos, por sus miedos y la ayudaba a superarlos. Ese pase fue para ella una experiencia hermosa e inesperada, por eso descubrir que todo fue parte de un engaño, un plan bien orquestado por el gemelo de Marco para apartarla de su lado, fue como si alguien le hubiese enterrado cientos de puñales en su pecho.Ella se sintió emocionada, porque cada roce de sus manos en su piel le provocaron múltiples sensaciones distintas que hasta ahora habían sido desconocidas para ella, desde cosquilleos en todo su cuerpo, esa agitación en su estómago como si cientos de mariposas estuvieran revoloteando en el, una corriente eléctrica que la recorrió
Los amigos de su hermano apenas vieron irse a los otros, lo atendieron, sin embargo, la preocupación de Anaís no estaba en Miguel, sino en Diego, no pudo evitar esa sensación de dolor al verlo herido por defenderla a ella, «No seas tonta Anaís, él solo defendió a su hermano, no a ti ¿Por qué te habría de defender, si no le interesas? ¿Acaso no recuerdas que todo lo sucedido este día fue fingido? Te lo dijo el mismo», se dijo en su interior con dolor.Cuando Miguel reaccionó la miró con odio y para su mala suerte, se recuperó de manera satisfactoria, no pudo evitar lamentarse en su interior «Debiste resultar con el cerebro afectado, ¡Maldit@ patán! Así no seguirías mintiéndote conmigo». No podía evitar ese resentimiento en contra de su hermano, pero no era cuestionable, porque después de todo solo recibí
Marco se recostó de la pared, pasando sus manos por el cabello un poco angustiado, siempre le gustaba hacer todo por sus hermanos, los amaba profundamente, para él eran lo más importante de su vida, sin embargo, no estaba seguro de ser capaz de renunciar a Anaís, no quería alejarse de ella, porque era muy especial para él, nunca sintió la necesidad de proteger o estar con una mujer distinta a las de su familia y es que la chica era diferente, frágil, delicada, inocente y a pesar de estar viviendo con una familia tan detestable mantenía su esencia pura, le gustaría tanto protegerla, quisiera poder arrancársela de la familia y traerla con la suya.—No puedo renunciar a Anaís, aunque tampoco voy a impedir que mi hermano la corteje… deberá ser ella quien decida entre los dos. —Sintiéndose contento con esa decisión entró de nuevo a la habitación
Marcos se quedó sorprendido al ver el rostro de angustia de su hijo menor, sus ojos estaban enrojecidos y anegados en lágrimas, en su mirada se notaba su desesperación, lo observó de forma silenciosa, analizando cada una no solo de sus palabras, sino también de sus expresiones, mientras el chico volvía a suplicarle.—Necesito que me envíes lejos… Habla con mi tío Hefesto para que me reciba en su casa o también puedes alquilarme un apartamento… —sus palabras fueron interrumpidas por su padre.—Diego, te recuerdo que aún eres un adolescente —refutó el hombre ante su propuesta.—A pesar de que soy físicamente un chico de quince, mi cerebro es de uno de más de veinte, puedo valerme por mi mismo… entiende que necesito irme o ¿Prefieres que termine involucrado con la novia de mi hermano y se cree disputas entre nosotros?
Marcos no pudo evitar esa sensación de intraqnuilidad, al observar la molestia en el rostro de su esposa, giró la vista hacia sus hijos como pidiendo auxilio, mas estos lo miraban con una expresión similar a la de su madre o en el mejor de los casos con indiferencia, es que si las miradas fueran misiles de seguro en ese momento él habría caído fulminado.—Amor no te enojes, todo tiene una explicación lógica, coherente y sencilla —declaró tratando de ocultar los nervios provocados por ver a Lía en versión arpía.La miró esbozando una seductora sonrisa con la cual siempre lograba seducirla, sin embargo, al parecer su esposa se inmunizó a ella, porque ni por un breve segundo desvió la vista de sus ojos, eso le hizo darse cuenta de que en verdad estaba muy molesta, como se quedó en silencio, ella lo incitó a hablar.—Marcos Daniel