Inicio / Romance / LOS GEMELOS DEL MAFIOSO: UNA TRAMPA PERFECTA / Cap. 3. Un plan tejido con mentiras.
Cap. 3. Un plan tejido con mentiras.

 

POV. Aris.

El coche avanzaba por las intrincadas calles, pero mi mente estaba atrapada en un torbellino de dudas, planes y recuerdos amargos.

Había llegado a Italia con un solo objetivo: destruir a ese hombre ruin que vendió a mi padre como si fuera una mercancía. 

En mis manos, los documentos que el investigador que contraté me había entregado parecían pesar más que el plomo. No los leía; no era necesario. 

Ya conocía cada palabra, cada detalle. Vittorio, el hombre al que aborrezco con cada fibra de mi ser, era un estratega despiadado. Protegía sus bienes con la precisión de un ajedrecista paranoico, cerrando cada brecha antes de que alguien pudiera siquiera vislumbrarla.

Era el dios del engaño, un maestro de las apariencias, y su naturaleza desconfiada lo hacía casi intocable.

¿Era justo usar a una chica para mi venganza? La pregunta me carcomía, pero el odio que sentía por Vittorio sofocaba cualquier remordimiento. Al fin y al cabo, ¿no era ella parte del sistema corrupto que él había construido?

Ese hombre que, de la nada, se hizo de una fortuna a través de engaños y traiciones. ¿Justicia o venganza? La línea se difuminaba. Lo que sabía con certeza era que ya había avanzado demasiado para rendirme ahora. Solo necesitaba que esa chica plástica e ingenua cayera enamorada y convenciera a su padrastro para que me dejara manejar sus bienes. Sería el inicio de su fin.

Cuando decidí venir a Italia y crearme esta fachada de empresario de renombre, abrirme paso entre la élite con un plan meticulosamente diseñado. Me convertí en Aris  Greco, el magnate misterioso, y enseguida capté la atención de Vittorio. 

Aunque él tenía dinero, carecía de lo que el dinero no podía comprar: apellido. Era el pobre campesino adinerado que intentaba desesperadamente encajar en la alta sociedad. En su intento por legitimarse, se casó con una mujer de buen linaje, pero ni siquiera eso fue suficiente. Ahora había puesto todas sus esperanzas en mí, pero seguía siendo demasiado desconfiado.

El tono suave de mi teléfono seco interrumpió mis pensamientos. Era una llamada telefónica de uno de mis subordinados.

—Señor Kourus, la mujer que ha pedido verle, se encuentra en el lugar acordado. ¿La dejará esperando? —informó con formalidad.

Me tomé un instante.

—Envíame una fotografía de esa mujer que anhela encontrarse con un mafioso —pedí, aunque esa mujer y ese encuentro tenían poca importancia para mí. Aun así, algo en la situación me intrigaba.

No podía entender cómo mi llegada a Italia como Alexandros Kourus, el mafioso, había sido filtrada. Era un golpe directo a mi estrategia, un eco peligroso que resonaba donde no debía. 

Necesitaba encontrar al soplón, y rápido. Si continuaban saliendo a la luz detalles sobre mi identidad, todo lo que había construido en estos tres años —mi fachada, mis conexiones, mi reputación como empresario intachable— se desmoronaría en un abrir y cerrar de ojos. Y, peor aún, Vittorio no recibiría el castigo que tanto merecía.

—Sí, señor. En un momento le enviaré la fotografía —respondió antes de colgar.

Mientras esperaba, revisé un mensaje que había recibido de Marina, esa chica plástica que formaba parte de mi estrategia. 

Sus palabras eran un melodrama de mal gusto: “Aris, amado mío, hoy al fin te entregaré lo más preciado que tengo (Mi virginidad). Tómame, hazme tuya. Te advierto que estoy nerviosa, por eso te recomiendo tomar la iniciativa”. Leí el mensaje casi mecánicamente. 

Al fin esta chica haría algo más que parlotear sobre el romanticismo y esperar el momento correcto para entregarse.

Antes de que la pantalla de mi teléfono se apagara, llegó el mensaje con la fotografía de la mujer que pedía verme.

 Al abrirlo, fruncí el ceño. Aunque estaba usando lentes oscuros, había algo en ella que me resultaba demasiado familiar.

—Se parece demasiado a Marina —murmuré incrédulo. Juraría que era ella si no supiera que ahora mismo estaba llegando a mi casa.

Mi pulso se aceleró ligeramente. 

—Necesito saber quién es —dije en voz baja, como si hablar en voz alta pudiera aclarar mis pensamientos. Pero no podía desviarme del camino.

####

POV. MAITE

El auto se detuvo frente a la entrada del salón, y un hombre abrió la puerta. 

—Bienvenida, señorita.

Mis labios temblaron. ¿"Señorita"? ¿Así es como tratan a Marina cada vez que llega? Tragué saliva y bajé, intentando mantener la compostura mientras la opulencia del lugar me abrumaba.

Las columnas de mármol relucían bajo la luz de los candelabros, que brillaban como constelaciones atrapadas en el techo. Los jardines, tan perfectos como una obra de arte, parecían burlarse de mi presencia. Cada rincón era un recordatorio de que yo no pertenecía allí.

Subí la escalinata flanqueada por los hombres, cuyos movimientos eran tan perfectos que parecían ensayados. 

Mi mente estaba en un torbellino. Para Marina, esto era más que una fiesta; era su pase a un mundo exclusivo, inalcanzable. Y ahora yo, una impostora, estaba aquí jugando su papel.

Al cruzar el umbral, el lujo me abrumó mucho más. Y los murmullo de voces refinadas aumentaron mis nervios. 

¿Qué estoy haciendo aquí? Mi corazón latía desbocado, pero me obligué a avanzar. Solo unos pasos más, Maite. Hazlo por ese condenado video.

El vestido, ceñido y revelador, me incomodaba. Marina y yo éramos idénticas por fuera, pero opuestas en todo lo demás. Ella disfrutaba de la atención, yo prefería ser más reservada y auténtica, sin usar mis encantos como armas.

Respiré hondo.

—Solo debo imaginar que estoy en una escena —murmuré, tratando de animarme—. Esto acabará pronto. Solo es una fiesta. Sonríe, Maite, sé tan superficial y mentirosa como Marina. ¿Qué podría salir mal?

El mareo llegó de repente, como un golpe en la cabeza. Mis manos buscaron apoyo en el marco de la puerta mientras mi vista se nublaba un instante.

¿Qué diablos me estaba pasando? Los nervios me tenían al punto del colapso.

—Marina, te haré pagar caro —gruñí, enojada conmigo misma por siempre terminar cayendo redonda en las manipulaciones de mi hermana.

Decidida a irme, giré sobre mis tacones. Di un paso hacia la salida, pero mi cuerpo se detuvo abruptamente al chocar contra algo… o alguien. Un muro sólido, cálido, y un aroma amaderado tan intenso que me mareó por completo. 

—Disculpe.

Parpadeé, confundida, antes de levantar la mirada.

.

Y entonces lo vi. Él. Me perdí en unos ojos verdes profundos, como un bosque tras una tormenta, me atraparon en un instante y parecían diseccionar cada rincón de mi alma. Su cabello negro estaba impecablemente peinado hacia atrás, tan brillante que parecía un pecado no tocarlo. La barba, perfectamente cuidada, enmarcaba unos labios que parecían esculpidos para tentar. Su altura era intimidante, superándome por dos cabezas, incluso con los tacones que llevaba.

Su voz grave cortó el silencio:

—¿Marina, qué te ocurre?

¡Era él! El prometido de mi hermana. Me quedé petrificada, sintiendo cómo un torrente de nervios y adrenalina recorría mi cuerpo. Las fotos no le hacían justicia.

Rápidamente, adopté la postura que tantas veces había visto en Marina. Levanté la barbilla y esbocé esa sonrisa perfecta y vacía que ella dominaba tan bien.

—Lo siento, amor. Es que hoy no me siento muy bien —dije, tratando de imitar su tono meloso.

Antes de que pudiera retroceder, su brazo rodeó mi cintura con una firmeza que me dejó sin aliento. Su cercanía era abrumadora.

—¿Y mi beso? —preguntó, inclinándose hacia mí.

¡¿Qué hago?! Mi mente corría a mil por hora mientras su mirada me desnudaba, buscando algo que no podía darle.

—¿No me vas a saludar con un beso como de costumbre? 

Sus palabras me paralizaron. ¿Un beso? ¿Cómo podía imitar a Marina en algo tan íntimo? Sentí su brazo, rodear mi cintura, firme, posesivo, y mi mente se dividió entre la necesidad de huir y el pánico de ser descubierta. Mis labios temblaron al intentar encontrar una salida… pero su cercanía era abrumadora.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP