Después de la muerte de Joel, mi vida perdió el color, sabía que debía seguir con ella, pero su recuerdo estaba en cada rincón, mis padres insistían en que debía salir de nuevo al mundo, que debía continuar, que aún era joven y podía encontrar a alguien más, que él así lo hubiera querido.Pero no, ya no veía más allá, vivía cada día con el dolor de no tener una tumba dónde llevarle flores, dónde ir a visitarle, ni siquiera ví su cuerpo, su ataúd, ¿cómo podía convencerme entonces que realmente había muerto?Mis noches eran una tortura, soñaba con él constantemente, me pedía que lo buscara, me estaba volviendo loca.Tuve varias crisis nerviosas, continuaba bajo terapia, ahora no solo debía lidiar con la bulimia que era intermitente, sino con la depresión que me ocasionó perderlo.El fue mi gran amor, aún lo era, no me interesaba conocer a nadie más, nadie podría reemplazarlo.Dicen que el primer amor nunca se olvida, en mi caso, es verdad, lo amé y lo amo, sé que él me amó con todo su s
Joel siempre había sido tan especial y atento, su corazón destilaba nobleza y amor por quienes lo rodeaban, a pesar de su aspecto de chico malo, logré conocer al verdadero, me confió sus sueños, sus miedos, sus vicios... Se mostró tal cual era ante mí, tuvo muchas facetas que no le enseñó a sus amigos y mucho menos a su padre, solamente lo hacía con la gente correcta, un poco con mis padres, pero solo transparente y sincero conmigo. Ese ser que perdió a su madre cuando a penas era un niño, creció prácticamente solo, con el amor de la nana, que aunque fue muy buena y amorosa, nunca pudo reemplazar a su mamá.Él siempre deseó el apoyo de su padre, solo necesitaba aliento para seguir hacia adelante y no derrumbarse más de lo que ya se encontraba, pero no fue así, encontró rechazo de su parte, imposiciones y un trato déspota. Me queda el consuelo, que de nuestra parte, lo acogimos con amor y lo hicimos parte de nuestro hogar.—Hola —murmuré con la voz quebrada, en el lugar de siempre. —
Llegué a las 2:45, varios de los voluntarios habían llegado, pero Ana no estaba por ninguna parte, ella solía ser impuntual y yo detestaba eso.Me quedé mirando hacia el frente, a ningún punto en específico, mis manos sudaban, me estaba desesperando, entraría en una crisis de ansiedad, tomé una botella con agua y bebí lentamente, me aferraba a ella con todo mi ser intentando ahogar ese sentimiento.No soporté y regresé al auto, rompí en llanto, me sentía desamparada, Ana no llegaba y no me sentía capaz de cumplir mi labor.Puse mi rostro sobre el timón y me abracé a él, era presa de mis pensamientos y sentimientos, estaba otra vez el pasado comenzando a torturarme.Había estado intentando evadir los recuerdos, pero era algo imposible, después de estos años, la terapia no había funcionado en lo más mínimo; y por mi parte, debo aceptar que no ponía de mi parte para cambiar la situación, siempre trataba de recodar todos los momentos vividos, miraba una y otra vez nuestras fotografías..
Esperé que terminara de comer y le invite a salir a la pequeña terraza, aceptó sin problema.—Yo quiero mucho a Ana, no soportaría que le pasara algo, —le dije.—Sé perfectamente el vínculo que hay entre ustedes, aunque no he estado presente, siempre estoy pendiente de ella.—Entiendo, debe ser lindo tener un hermano que te apoye.—¿No tienes hermanos?—No, soy hija única.—No es tan bueno, mas si tienes una hermana como Ana, de verdad puede llegar a ser un dolor de cabeza.—Puede ser, pero tendría un apoyo.—Te la regalo, —dijo jocosamente, pude sentir que estaba nervioso aunque intentaba disimular, en lo poco que había visto de el aparentaba ser un hombre duro.—¿Ya le avisaste a tus padres?—Si, pretenden viajar pero les dije que yo me haría cargo, confío en que la cirugía salga bien.—Yo también... —solté un profundo suspiro y no pude evitar mirar al cielo y se me escapó su nombre —Joel.—¿Joel es tu ex?—¿Qué? —Pregunté confundida.—Dijiste su nombre, ¿Es tu ex verdad?—No es mi
Alguien debía acompañar el resto de la noche a Ana, decidí quedarme, no quería regresar a casa, Carlos se marchó pero primero me dió su número por si alguna situación se presentaba.Había un sillón bastante amplio donde me podía acostar y me proporcionaron una cobija.Ana se quedó dormida de inmediato, imagino que por efecto de tantos medicamentos.Yo intentaba dormir, pero me daba vueltas la idea de que ese señor era el padre de Joel, ahora me sentía tonta por no seguirlo para que me diera una explicación.Estaba intranquila, los recuerdos me atormentaban más y más y necesitaba enfrentar a ese señor.Salí del cuarto a dar una vuelta por ahí con la esperanza de encontrarlo pero a esa hora estaba desierto, fui a la cafetería por un café y salí a la terraza a fumar un cigarro.A lo lejos vi movimiento de autos lujosos, y bajaban una silla de ruedas, detrás, estaba el, bajé rápido pero ya no estaban, di al menos 5 vueltas por el hospital pero no lo encontré, indagué pero tampoco me diero
El cielo se percibía particularmente hermoso hoy, absolutamente despejado, sin una sola nube en el cielo y un fulminante sol, me provocaba desnudarme y correr hasta el río y sumergirme.A pesar de ello, un cálido viento nos golpeaba el rostro durante esta temporada, el aire de se sentía muy fresco; para mí, era el clima perfecto.Mis compañeros se quejaban del clima y un par de niñas peleaban con el maestro Mora, que se le ocurrió sacarnos a hacer ecuaciones bajo el inclemente sol.Joel de forma jocosa arrendaba a las chicas que saltaban como si el asfalto les quemara los pies. Se puede decir, que era el BADBOY de nuestro salón, lo habían transferido poco antes de iniciar el verano y jamás había cruzado palabra con él.A decir verdad, tenía el tipo de chico malo, con ínfulas de rockero, a mí me parecía guapo, su oscuro cabello que caía coquetamente sobre su rostro, sus perfectas y pobladas cejas enmarcaban perfectamente esos ojos casi negros, todo en conjunto le daba un aire de mister
Nunca he sido una chica que piense y analice las situaciones con cabeza fría, la mayoría de las veces, me dejó llevar por las emociones del momento y por lo general, me equivoco. Mis padres siempre me sermoneaban al respecto, que debía aprender a actuar con calma, que por acelerada era que me salían las cosas mal, que consultara siempre con alguien idóneo y de confianza antes de tomar una decisión final, que dejará de ser tan terca y voluntariosa y me dejara ayudar.Crecí y viví en un pequeño pueblo aledaño a la ciudad, en un país latinoamericano que podría ser cualquiera... en ese país donde tenemos el más exquisito café, el de paisajes maravillosos, el de culturas indígenas, el de acentos y dialectos diferentes, el de variedad de comidas según la región.Con fauna y flora envidiable, el país de las más hermosas flores que cada San Valentín inundan el mundo entero, soy orgullosamente Colombiana, de mi país se habla mucho en el exterior, lamentablemente de las cosas malas, de narco
Siempre tuve la mala fortuna de verme envuelta en líos por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, era algo gracioso, porque yo era tan despistada que podrían estar cometiendo un delito junto a mí y yo ni por enterada me daba. No lo sé, quizás el vivir con mil cosas en la cabeza a la vez me desconectaban a tal punto del mundo que no notaba con facilidad lo que pasaba a mi alrededor, fue así como un día resulté castigada en clase educación física, por haber estado en el mismo lugar que unos chicos que rompieron un par de cristales. El maestro Botero, nos puso a darle 1.000 vueltas a la cancha de básquet, no importó cuántas veces dijera que no tuve nada que ver. Mis piernas me dolían mucho, el esfuerzo que estaba haciendo era demasiado para mí regordete cuerpo, debo decir, que jamás fui amiga del ejercicio, además, desde muy niña, sufría de fuertes crisis asmáticas. Como cosa rara, los malandros del asunto eran Joel, Ariel y Marcos... Los de siempre. Llevé mi cuerpo