El rostro de Alexandra se giró con una expresión mezclada entre pánico y desesperación y de pronto sus piernas empezaron a flaquear cuándo logró darse cuenta que estaban empezando a ser rodeados por los hombres de Aníbal, su mente trató de trazar posibles formas de huir, pero todo sería en vano, los superaban en número y Maximiliano y Alissa ni siquiera sabían del peligro en el que encontraban los tres. --Aníbal… ¿De qué estás hablando? – su mente estaba paralizada e incapaz de poder inventar alguna estrategia de salvación, estaba consciente del grave error que cometió al pensar que Aníbal se quedaría de brazos cruzados al no encontrarla.--¿Qué pensabas?, cariño, después de todo lo que hice por ti, ¿pagarme con una traición? – caminó lentamente hacia ella, como un animal que juega con su presa al tener la certeza de que no se le podrá escapar--No existe un lugar donde te puedas esconder, Alexandra, ni siquiera con la pequeña fortuna que te llevaste—los ojos de ella estaban dilatad
Un golpe de adrenalina recorrió el cuerpo de Maximiliano con la fuerza de un rayo, la necesidad de poner a salvo la vida de Alissa aun a costa de la suya lo estaba convirtiendo en una especie de animal acorralado, que aun a sabiendas de tener nula posibilidad, se arroja al ataque con la furia acumulada y la fuerza desmedida, a pesar de estar desarmado logró desestabilizar a los dos sujetos que lo estaban resguardando, sus conocimientos de anatomía le fueron de ayuda por descabellado que esto parezca, supo estratégicamente donde colocar el golpe que envió instantáneamente al primero a los brazos de Morfeo, todo bajo la mirada atenta de Aníbal, quien movía frenéticamente las manos y sonreía de manera desquiciada, el siguiente fue más complicado, recibió un fuerte golpe en la espalda que provocó que se arqueara de dolor, a pesar de eso, se giró de inmediato para encontrarse con el frío cañón del arma justo en su frente, respiró profundo y en un movimiento rápido y tomando por sorpresa a
El alboroto en el hospital tenía aterrados a todos, las personas intentaban ver a través de los ventanales, nadie se atrevía a intervenir, el mismo Lucas se acercó a preguntar lo que estaba pasando, sin imaginar que Maximiliano era el que estaba en peligro de muerte y que era transportado en una de las camionetas que se retiraban a toda velocidad ante la inminente llegada de la policía, nadie pudo ser testigo de lo que acababa de ocurrir, al menos nadie que se encontrara en el hospital, solo se limitaron a proporcionar el modelo de los vehículos, era de esperarse que las placas no estarían presentes, así que el trabajo para localizar a los perpetradores de semejante agresión sería casi imposible. Por un camino pedregoso y hostil y construida estratégicamente se encontraba una pequeña cabaña, propiedad de la familia Ribera, por fuera era simple y hasta descuidada, pero por dentro contaba con todos los servicios y comodidades que un hombre de negocios como Rodolfo Ribera pudiera n
--Alexandra… Alexandra… mi querida Alexandra— el terror en los ojos de ella era evidente, después de haber tenido que presenciar la muerte de Maximiliano, sin duda su mente le aseguraba que para ella tendría preparada una tortura mucho peor.--Te prometí que te encontraría y aquí me tienes, pero por lo que veo, el único que fue sincero con las promesas fui yo, porque tú… como la oportunista que eres, saliste corriendo en busca de tu final feliz con el doctorcito, sin tomar en cuenta que con un Ribera no se juega—se acercó lentamente a ella con nula expresión en su rostro.--Aníbal… déjame que te explique, las cosas no son como lo imaginas—--¿y cómo son?... ¿Cómo Alexandra?, ¿qué vas a inventar ahora? —--Los hombres dijeron que estabas muerto y por eso hui—Aníbal empezó a reír a carcajadas--Llevé a la muerte a mi propio padre por ti—--Los dos sabemos sobre la mala relación que tenías con él— trató de defenderse--tú no sabes nada Alexandra, ¿sabes lo que pasó con mi madre?, de segu
La furia de Aníbal estaba desbordada y las órdenes fueron precisas, debían entregársela con vida y sin un rasguño, los hombres salieron a recorrer el área mientras Alissa corría desesperada por encontrar la salida del lugar, o por lo menos un lugar donde esconderse, pero su cuerpo no le estaba respondiendo, sus piernas flaqueaban y por más que corriera, simplemente no avanzaba, su mente le estaba jugando en contra, colocando los recuerdos del ataque de Aníbal hacia Maximiliano, las imágenes se repetían una y otra vez en su mente, pensaba en el horrendo final que debió tener Alexandra y en el que podría tener ella si la encontraban, se rehusaba a aceptar la muerte de Maximiliano, siendo eso lo único que la mantenía luchando por su vida, el camino cada vez se hacía más hostil, y a lo lejos se alcanzaba a escuchar que los hombres se estaban acercando, su primera reacción fue correr hasta el costado de una roca enorme, los pasos se escuchaban cada vez más cercanos, soltó un suspiro
Los gritos de Aníbal taladraban el cerebro de Alissa y al mismo tiempo le provocaban el miedo más espantoso, después de pensar que ya estaría a salvo, que ahora solo quedaba encontrar a Maximiliano y asegurarse de que estuviera a salvo, escucharlo en la habitación de al lado era como una pesadilla que no tenía fin, en cuanto recuperó la cordura, se apresuró a comunicarle a Roxanne que no hiciera ningún ruido, con señas le informó que el sujeto que le había hecho daño se encontraba en el otro cuarto y se quedaron en silencio a escuchar lo que el hombre gritaba.-- ¡encuéntrenla! Esa fiera no se nos puede escapar, ¡pónganle un tiro en la cabeza y mándenme la evidencia!, es una lástima, tan hermosa y tan resbaladiza—los rostros de las mujeres no podían reflejar más ansiedad, las órdenes de Aníbal eran claras, la quería muerta, no podía arriesgarse a que lo delatara, sabía su nombre y la ubicación de la cabaña, donde podrían encontrar el cuerpo de Alexandra, Alissa estaba temblando d
El abuelo junto con una fuerte comitiva de hombres armados estaban en camino a la cabaña donde se suponía que Aníbal tenía secuestrada a Alissa, se trataba de miembros importantes de la agrupación que controlaba toda la ciudad, Aníbal se estaba convirtiendo en un dolor de cabeza para la organización y debían ponerle un alto a su errático comportamiento antes de que los pusiera en la vista de las autoridades, al llegar les sorprendió la poca vigilancia y lo fácil que resulto someterlos, era de esperarse que al hacer las preguntas pertinentes, después de revisar el lugar y no encontrar rastro de Alissa y Aníbal, los hombres se mantendrían fieles a su jefe, pero grande fue su sorpresa, cuando por iniciativa propia empezaron a hablar, la chica había huido dejando a Aníbal herido a tal grado que tuvo que acudir al hospital, pero uno de los hombres les dio la información que necesitaban, Aníbal ya estaba en camino a la cabaña y esa era la oportunidad que necesitaban para acabar con su
Despertar nunca había sido tan doloroso, era como si una niebla espesa la abrazara y se negara a abandonar su cuerpo, era como estar detenida en el tiempo, sin deseos de continuar, se sentía como en un limbo, todo había pasado tan rápido que aún no lo podía asimilar, después de estar en negación por tantos días, finalmente Alissa aceptó que debía cuidar lo único que le quedaba de Maximiliano, debía aferrarse a ese pequeño ser que sin saber y siendo tan pequeño, ya le estaba salvando la vida a su madre, estaba en una casa a la orilla del mar, que sus padres rentaron cuando tomaron la decisión de irse a vivir a una pequeña ciudad para evitar que ese hombre lograra encontrar a su hija, terminaron por cortar comunicación con todos y se destinaron a resguardar a Alissa, ella estaba muy vulnerable y los necesitaba más que nunca, no podían dejarla sola ni un instante y les partía el corazón verla en ese estado. Por su parte, para Maximiliano, su recuperación estaba lenta, aún estaba s