La furia de Aníbal estaba desbordada y las órdenes fueron precisas, debían entregársela con vida y sin un rasguño, los hombres salieron a recorrer el área mientras Alissa corría desesperada por encontrar la salida del lugar, o por lo menos un lugar donde esconderse, pero su cuerpo no le estaba respondiendo, sus piernas flaqueaban y por más que corriera, simplemente no avanzaba, su mente le estaba jugando en contra, colocando los recuerdos del ataque de Aníbal hacia Maximiliano, las imágenes se repetían una y otra vez en su mente, pensaba en el horrendo final que debió tener Alexandra y en el que podría tener ella si la encontraban, se rehusaba a aceptar la muerte de Maximiliano, siendo eso lo único que la mantenía luchando por su vida, el camino cada vez se hacía más hostil, y a lo lejos se alcanzaba a escuchar que los hombres se estaban acercando, su primera reacción fue correr hasta el costado de una roca enorme, los pasos se escuchaban cada vez más cercanos, soltó un suspiro
Los gritos de Aníbal taladraban el cerebro de Alissa y al mismo tiempo le provocaban el miedo más espantoso, después de pensar que ya estaría a salvo, que ahora solo quedaba encontrar a Maximiliano y asegurarse de que estuviera a salvo, escucharlo en la habitación de al lado era como una pesadilla que no tenía fin, en cuanto recuperó la cordura, se apresuró a comunicarle a Roxanne que no hiciera ningún ruido, con señas le informó que el sujeto que le había hecho daño se encontraba en el otro cuarto y se quedaron en silencio a escuchar lo que el hombre gritaba.-- ¡encuéntrenla! Esa fiera no se nos puede escapar, ¡pónganle un tiro en la cabeza y mándenme la evidencia!, es una lástima, tan hermosa y tan resbaladiza—los rostros de las mujeres no podían reflejar más ansiedad, las órdenes de Aníbal eran claras, la quería muerta, no podía arriesgarse a que lo delatara, sabía su nombre y la ubicación de la cabaña, donde podrían encontrar el cuerpo de Alexandra, Alissa estaba temblando d
El abuelo junto con una fuerte comitiva de hombres armados estaban en camino a la cabaña donde se suponía que Aníbal tenía secuestrada a Alissa, se trataba de miembros importantes de la agrupación que controlaba toda la ciudad, Aníbal se estaba convirtiendo en un dolor de cabeza para la organización y debían ponerle un alto a su errático comportamiento antes de que los pusiera en la vista de las autoridades, al llegar les sorprendió la poca vigilancia y lo fácil que resulto someterlos, era de esperarse que al hacer las preguntas pertinentes, después de revisar el lugar y no encontrar rastro de Alissa y Aníbal, los hombres se mantendrían fieles a su jefe, pero grande fue su sorpresa, cuando por iniciativa propia empezaron a hablar, la chica había huido dejando a Aníbal herido a tal grado que tuvo que acudir al hospital, pero uno de los hombres les dio la información que necesitaban, Aníbal ya estaba en camino a la cabaña y esa era la oportunidad que necesitaban para acabar con su
Despertar nunca había sido tan doloroso, era como si una niebla espesa la abrazara y se negara a abandonar su cuerpo, era como estar detenida en el tiempo, sin deseos de continuar, se sentía como en un limbo, todo había pasado tan rápido que aún no lo podía asimilar, después de estar en negación por tantos días, finalmente Alissa aceptó que debía cuidar lo único que le quedaba de Maximiliano, debía aferrarse a ese pequeño ser que sin saber y siendo tan pequeño, ya le estaba salvando la vida a su madre, estaba en una casa a la orilla del mar, que sus padres rentaron cuando tomaron la decisión de irse a vivir a una pequeña ciudad para evitar que ese hombre lograra encontrar a su hija, terminaron por cortar comunicación con todos y se destinaron a resguardar a Alissa, ella estaba muy vulnerable y los necesitaba más que nunca, no podían dejarla sola ni un instante y les partía el corazón verla en ese estado. Por su parte, para Maximiliano, su recuperación estaba lenta, aún estaba s
--No abuelo, ella no es capaz de irse sin saber nada de mí, algo debió pasarle, y yo aquí sin poder hacer nada – Maximiliano tenía razón, el abuelo y Lucas habían olvidado decirle sobre lo que habían tenido que hacer para asegurarse de mantenerlo a salvo.--Tienes razón, hijo, pero es probable que Alissa piense que estás muerto y en su estado es normal que sus padres la quisieran alejar de aquí, por su protección – pero Maximiliano no hacía más que negar--Alissa no se iría sin estar segura, abuelo – dolorosas lágrimas corrían por su rostro--Me temo que sí, hijo, fui yo quien le ordenó a Lucas que anunciara tu muerte, lo hice para evitar que ese hombre quisiera terminar el trabajo que sus hombres no pudieron, lo hice para asegurarme de que no te pasara nada, pero, lo más probable es que Alissa y su familia se enteraran de tu supuesta muerte y se la llevaron lejos para mantenerla resguardada. – el abuelo sentía que le estaba fallando a su nieto, le dolía verlo así, pero en su mente al
--Sebastián, ¿Qué haces aquí? – Alissa tenía un muy mal presentimiento y estaba a punto de confirmarlo.--No puedo dejar que pases sola por esto, tu no me abandonaste cuando más lo necesité y ahora es mi turno – ella solo fruncía el ceño y negaba sin parar--la verdad, Alissa, es que quiero ayudarte, no es justo que tu hijo crezca sin un padre y yo estoy aquí para ofrecerte mi nombre y mi total apoyo con todo lo que está por venir, quiero estar presente en tu vida y la de tu hijo, quiero que sea mi hijo también –¿te has vuelto loco? Mi hijo tiene un padre yo no necesito de nadie para criarlo, tu tienes una familia, Sebastián y no es justo que estes aquí intentando convertirte en mi súper héroe mientras abandonas a tu esposa y tus hijos – necesitaba frenar de tajo las intenciones de Sebastián, no podía permitir que se hiciera falsas esperanzas, además no se sentía con fuerzas para ser paciente con él.--Nunca he estado más cuerdo, Alissa, se lo que estoy haciendo y se muy bien cuales
Caminaba con dificultad, pero el dolor de las heridas solo le alentaban a buscarla, salió del hospital dejando al abuelo hablando con Lucas y se dirigió al café, esperaba que Marco le pudiera dar, aunque sea un poco de información, para su mente era imposible que Alissa y su familia desaparecieran sin dejar rastro--¡Marco! – le llamó y por su expresión, adivinó que el abuelo aun no le había comunicado que estaba vivo--¡Max! Pero… Max ¿eres tú? ¡santo cielo, Max, estás vivo! – Marco corrió a abrazarlo, pero el gesto de dolor en el rostro de Maximiliano lo apartó de inmediato--¡de verdad que no lo puedo creer! ¿ya lo sabe Alissa? – preguntó Marco haciendo evidente que no tenía contacto con ella--Es justo por lo que estoy aquí, Marco, necesito encontrar a Alissa y esperaba que tu tuvieras noticias de ella, sobre donde está o sobre su familia, no lo sé, lo que sea, estoy volviéndome loco sin saber cómo está. – Marco notaba que estaba haciendo un enorme esfuerzo por mantenerse en
Llegaron por la tarde del viernes y a la mañana siguiente Maximiliano se levantó para tomar una taza de café, no pudo dormir en toda la noche, no había tenido pesadillas, pero su cuerpo estaba ansioso, sentía una especie de necesidad, ¿de qué?, ni siquiera él lo sabía, el clima estaba fresco, estaba a punto de llegar una tormenta, que por cierto Lucas pasó por alto, la bruma le daba al paisaje un ambiente melancólico, se acomodó en un sofá que estaba en la terraza y se destinaba a disfrutar de su café, cuando a lo lejos logró ver a una mujer caminando a la orilla de la playa, su embarazo avanzado era más que evidente y la primera intención de Maximiliano fue dejarla pasar, pero en el fondo sabía que no podría quedarse tranquilo sin ir detrás de esa mujer, dejó su taza de café y su manta y salió corriendo tras ella, su corazón latía cada vez más fuerte, la mujer le llevaba algo de ventaja, pero él estaba cada instante más convencido de alcanzarla, su cuerpo se empezó a sentir com