Capítulo 37. No somos enemigas

Alissa pasó la noche llorando mientras Maximiliano terminó en un bar, necesitaba adormecer su cerebro para poder cumplir con lo que le dijo a Alissa, debía darle tiempo y lo único que quería era salir corriendo a buscarla.

--Permíteme que te invite una copa, Maximiliano Serra, por los viejos tiempos—no cabe duda que cuando el destino se pone caprichudo las más raras coincidencias suelen suceder.

--Alexandra… es un gusto saludarte, pero prefiero estar solo— no estaba dispuesto a soportar las insinuaciones de Alexandra

-- Pero solo será una copa y te prometo que me voy por donde vine—Alexandra no podía desaprovechar la oportunidad que se le estaba presentando.

--Está bien, pero solo una copa— Alexandra se acomodó y mientras Maximiliano se embriagaba cada vez más, ella ya estaba llevando a cabo un plan que le aseguraría un futuro esperanzador

A la mañana siguiente, cuando Maximiliano abrió los ojos y se encontró en un ambiente extraño, el dolor de cabeza era espantoso y cuando logró
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