—¡Vaya, vaya! yo pensé que se te había olvidado el camino—le dijo a Diego su tía cuando este entró por la puerta. —No tía no es eso, es que…—se rascó la cabeza—ven, tengo que contarte algo.Su tía se sentó muy cerquita de él en aquella pequeña sala—Tú dirás, soy toda oídos.—Me casé—le dijo enseñándole el anillo.Hortensia, su señora tia lo miró sin tan siquiera pestañear.—¡Co…cómo que te casaste!, ¿con quién? ¿En qué momento apareció una mujer en tu vida Diego? Bueno, una lo suficientemente importante como para haber tomado esa decisión, porque yo sé que mujeres nunca te han faltado.—Tia, tia, tia, a ver— se puso los dedos en su tabique—dame una tregua y vamos por partes.Su tia guardó silencio y cruzó los brazos.—Me casé con… Alejandra Valverde.—Tú estás bromeando ¿verdad? —No, no es broma—le dijo él muy serio.—Diego, estás en ese lugar por una venganza contra Gerónimo, ¿qué haces casándote con su hijastra?—Tia, esto no estaba planificado, simplemente sucedió—se justificó D
Fátima corrió para la casa y entró, se escabulló entre los esclavos que estaban trabajando y en eso llegaron los novios. Todos soltaron lo que estaban haciendo para ir a darles la bienvenida y ella aprovechó para salir.Se conocía muy bien cada recoveco, muchos ir y venir a todas horas, así que sabía exactamente por donde tenia que dar la vuelta para salir a donde estaban parados esos hombres. Corrió todo lo más que puso hasta salir por un punto de la hacienda próximo a donde estaban ellos, se acercó quedándose protegida detrás de un árbol, no estaba justo al lado de ellos pero alcanzaba a ver y hasta a oír con claridad.—Hasta que al fin apareces—le dijo Rómulo a Gerónimo.—Tuve que dar tremenda vuelta, no pude entrar por la casa, supuestamente estoy en el pueblo y es mejor que sigan pensando que sigo ahí.Fátima estaba al tanto de todo lo que estaban hablando.—¿Bueno, está todo listo?—quizo saber Gerónimo.—Si, las cajas están en las carretas.—Entonces empecemos, por lo que veo h
Rómulo se echó a reír, tenía que reconocer que la mujer tenia agallas, se mordió su labio inferior y le soltó el cuello para agarrarle un seno, a esas alturas del partido ya andaba duro como una piedra y Fátima no dejaba de tocarlo.—¿Y de qué o para qué me serviría tu servicio? Ya tengo a Gerónimo de mi lado, ¿para qué quiero más?—Porque supongo que quieres quedarte con la hacienda, para eso querías casarte con la mosquita muerta ¿verdad?Rómulo la recostó contra el buró, le abrió las piernas y le levantó su saya con enaguas y todo incluido.—Supongamos que tienes razón—le dijo él—repito, ¿para qué me servirías tú?Le bajó a ella la bombacha y él se bajó su pantalón y en un rápido y brusco movimiento la penetró.—Te gusta rudo ¿verdad?— le agarró el pelo y empezó a golpetear contra su cuerpo.—Eso… eso es lo que necesitaba, un macho que me de bien duro, que después me duela cuando me siente, sigue, ¡dame más duro!Rómulo mantuvo por un rato más el mismo ritmo hasta que no pudo más y
Gerónimo llegó al El Inframundo sin flores por supuesto y subió directamente al cuarto número cuatro, el de Laura, en cuanto entró le dijo a ella que quería whisky, la muchacha bajó a la barra y le subió una botella.—Déjame solo por favor— le pidió a la muchacha Ella nunca lo había visto así, se veía que estaba afectado por algo. pero no era el momento para preguntar, así que salió del cuarto dejándolo solamente en compañía de un litro de alcohol.En ese mismo momento Hortencia estaba entrando a su casa, estaba alterada, el encuentro con Gerónimo había sido fuerte para ella, la verdad era que no se esperaba encontrárselo en un lugar como ese, la feria del pueblo.—Flores—empezó hablar ella sola—para qué, cuando arreglaron el matrimonio con esa doña no lo pensaste dos veces y aceptaste. Un año, ¡un año! Gerónimo de la Oz te tomó regresar a buscarla—hablaba como si lo tuviera delante— ya era demasiado tarde, ya tus padres la habían mandado a matar.Lloró Hortensia como hacía años, dem
—Y ese quien es, ¿lo conoces?Le preguntó Roman al muchacho con quien estaba hablando, vecino de Hortensia.—¿Ese? ¡Ah!, ese es Diego, sobrino de la doña, creo que trabaja en una hacienda, viene a cada rato a visitarla.Roman le agradeció al muchacho y lo recompensó por la información, le preguntó a varias personas para corroborar lo que el muchacho le había dicho y todos coincidieron más menos en lo mismo, así que no perdió más tiempo y se fue directo al Inframundo.***—Buenas tardes— dijo Diego asomándose a la puerta de la casa de su cuñada.—Entra hombre entra, si te estaba esperando— le respondió Rafael entusiasmado.Ambos de dieron un abrazo, la verdad es que desde que se conocieron se llevaban muy bien.—Vamos a la terraza—le dijo Rafael a Diego— dejemos a nuestras mujeres solas hablando mal de nosotros—dijo bajito y medio riéndose.—¡Te escuché Rafael!— le gritó su esposa mientras que ellos iban riéndose como niños traviesos—¡Ahora cuéntame!— le dijo Ale a su hermana muy curi
Alejandra y Diego entraron a la casa bastante tarde, habían pasado todo el día en el pueblo, fue muy placentero compartir con Fer y Rafael, saltaron de tema en tema y así se les fue la noche.—¡Diego, Diego!— llamó Ale a Diego bajito al ver a Gerónimo sentado en la sala solo y en penumbras—que tiene Gerónimo ¿eh?, está ido, raro, yo nunca lo había visto así.—Buenas noches Gerónimo, ¿todo bien?—habló en voz alta Diego para que Gerónimo lo escuchara.Este se levantó y caminó como un alma en pena hasta estar parado frente a Diego, no dijo nada, solo se dedicó a observarlo.Diego se puso nervioso, sabía lo que había detrás de esa actitud.—Alejandra, mejor nos vamos para el cuarto.—Espera—le dijo Gerónimo interrumpiéndole el paso— ahora sé porqué siempre a pesar de todo me has caído bien.—Diego contrajo cada uno de sus músculos.—Porque me hubiese gustado ser como tú— lo miró fijo—debí haber tenido la valentía de casarme con la mujer que amaba como lo hiciste tú, debí haber tenido el v
Diego llegó bien temprano a casa de su tía, quería hablar con ella.—¿Pero tú estás loco?— le preguntó Hortensia a Diego escandalizada.—Es mi mujer y no quiero secretos con ella, quiero contarle todo, ¿acaso eso es tan difícil de entender?—Lo sabía, el día que entraste por esa puerta diciéndome que te habías casado ¡lo sabía!—¿Pero que de malo hay que yo le diga a ella quien soy realmente?—¡Todo!—le respondió Hortensia descontrolada—ella es blanca, ¿cómo crees que va a reaccionar? —Te he dicho mil veces que Alejandra no es prejuiciosa, no le va a importar que yo sea negro, además, si tan mal te cae ¿qué importa si cuando lo sepa me deja o no?—Porque va a ir contra ti con todo y porque es la hija de esa mujer, la que se metió en el medio—dijo con un odio latente en cada palabra.Diego respiró profundo antes de continuar hablando, era su tía, casi su madre porque lo había criado desde pequeño, así que no quería lastimarla pero tenerle ese odio irracional a una persona solo por su
“Diego Ibarra no es más que un negro liberto”Esa frase se repetía una y otra vez en su cabeza.—Amor, discúlpame por demorarme es que Rafael y yo hicimos un montón de cosas en el pueblo hoy y hasta fuimos a ver al alcal…—¿Eres un negro liberto?— lo interrumpió Ale con lágrimas en los ojos.—¿Quien te dijo eso?—preguntó Diego asombrado.Ale le sonrió—entonces es verdad.—¿Y eso importa acaso? ¿Te molesta tener a un negro por marido?—le rebatió él molesto, ¿y si después de todo su tía tenía razón?Alejandra tuvo que secarse una lágrima.—Me molesta que se lo hayas dicho a ella y no a mi.—¿A ella, de que hablas Alejandra?—¡Ay Diego!— dijo ella levantándose de la cama y encarándolo— no tienes que disimular más, tú y esa… mujer siempre han tenido algo más que un mero entretenimiento, posiblemente lo sigan teniendo.Alejandra no podía evitar que las lágrimas le corrieran por sus mejillas.—Si estás hablando de Fátima estoy cansado de decirte que ella no es nada mío.—¡Y entonces como es