—¿Y yo puedo ir con mi mamá? Quiero que mi mamá me abrace, ella me abrazó, muy fuerte y no me soltó. Mi mami —decía la pequeña Maylene abrazando su peluche mientras su padre la tenía en sus piernas.Joshua se quedó un momento en silencio, con los ojos cerrados. No era tan fuerte para hablarle a Mayl
Ese “te amo” todavía tiene fuerza. Tanta fuerza como el que escuchó antes de que el Padre los casara, el que oyó antes de que se marchara de Londres y se encontrara en el infierno, y éste. Todos son iguales. Son verdaderos.Se llevaron a Shannon David, pero a Maylene le interesó poco lo que dijera.
—Señora Dodson, venga por aquí. Maylene sale de la oficina de Carrison al lado de un oficial. No ha sabido nada de la situación de Madeleine en aproximadamente una hora, y le toca esperar porque no puede acompañar a Carrison en la captura. Tampoco puede salir de Londres. Se ha arriesgado demas
—Se escapó —repite Maylene—, Carrison es quien lleva su caso y me pide que no salga de aquí hasta que tengamos noticias. Estoy más aliviada ahora que la gente me cree, y se de cuenta que yo nunca hice daño. Cuando Sam observa a su hermana, todavía la ve con los ojos tristes. —Lo lamento —confi
—Se encuentran policías hablando con el señor Declan por una situación que señala al señor Kieran como el culpable. Ha tenido una larga conversación, sigame, señora Dodson. No espera un segundo en seguirlo. Reece y Sam estarán al pendiente de todo lo que ocurra. Y una patrulla la escolta a una de
Está atada de pies a cabeza a Declan Morgan. Siempre lo estuvo. Siempre lo va a estar. Por más que lo haya odiado, por más que quiso infringirle el mismo dolor qué él le causó, siempre le perteneció. Al igual que él a ella. Conoció a Declan Morgan después de siempre creer que terminaría casada co
La luz de la mañana ilumina la habitación, y cuando Maylene se da cuenta que sigue aquí, y que lo de anoche no fue un sueño, alza la mirada. Su corazón se detiene. Declan está dormido, abrazando su cintura. La imagen es tan irreal como lo que han hecho. Intenta levantarse para no despertarlo.
—Está soltero y nada te ata a él, ni siquiera las niñas. No finjas que creas que tienes algo con él solo por quién¿Las bebés? No puedes atar a un hombre a ti por unos hijos. Un sonido sordo aturde el pasillo. Lindsay se toma la mejilla, mirándola sorprendida. —Estás hablando de mi marido como