La puerta se abre. Doctor y enfermero se adentran y Maylene suelta a la bebé cuando el doctor necesita visualizarla. El enfermero también hace lo suyo. Maylene se abraza la cintura y con otra mano la pone en su corazón. —Despertó ¿Ahora que sigue? —pregunta angustiada. Declan rodea la camilla
Los ojos de Maylene se abren y Declan se contiene para no devorarle la boca aquí y ahora. En estos momentos necesita concentrarse pero ésta en la posición donde todo lo que haga o le diga Maylene lo hará sin rechistar. —¿Por qué no lo quieres? —al verla pálida por lo que le ha ordenado baja la mira
Llamas salen de sus ojos al ver cómo Reece mira a Hayley. Esa niña es suya, Hannah es suya. Nadie tiene el derecho de acercarse y mucho menos ningún otro hombre. El mundo es cruel y putrefacto, y sus hijas son ángeles, la inocencia más pura, su tesoro más sagrado, su razón de ser. Está tan molesto
—No, está bien. Ya me iba —Declan la detiene. Deja que Maylene se acomode y carraspee, sonrojada de pies a cabeza. Por su parte, se acomoda su camisa blanca y observa el reloj. Se acerca para besar la frente de Hayley y vuelve otra vez a besar los labios de Maylene—, cuando vuelva quiero ver a Hanna
—¿¡Le dijiste algo?!Maylene está alimentando a Hayley con su fórmula, despacio y admirando con una sonrisa a su pequeña. Al oír a Claire, toma una bocanada de aire y aún sonriendo, se moja los labios.—No pude —promete que le explicará cuando todo esto acabe, y al menos cuando sus nenas estén junta
—Hannah —expresa aliviada, agachándose para recibirla—, cuánto te extrañé, mi amor. Mi vida. ¡Gracias, gracias! —el mal presentimiento se marcha cuando abraza a su otra mitad con fuerza—, estás tan hermosa, mi vida. Tan sólo mírate —y sonríe al besar sus mejillas.—Mami —pronuncia la pequeña de vuel
Maylene le muestra una sonrisa.Deja a Hannah en el suelo, sonriéndole para que de unos cuántos pasos. Tiene ya su chupete y se sienta en el suelo.—¿Quieres jugar, bebé? ¿Quieres jugar con mami? —se pone de tras de ella para besar su mejilla regordeta—, y vas a jugar también con papi —sonríe, hacié
—No quiero que pasen otra noche aquí en Londres. Esa mujer ni Carl. Es Kieran quien me preocupa y si yo lo veo cerca de mis hijas o de ti va a terminar todo en sangre —Declan arregla el vestido de Hannah, y a pesar que está diciendo palabras fuertes, lo que se es una sonrisa—, qué hermosa eres. ¿Por