—Tenía miedo. Mucho miedo. Miedo que me dejarás sola otra vez. No es algo de lo que le gusta hablar, pero lo que siente en estos momentos en los brazos de Declan es algo que no puede describir. Hace mucho tiempo que esa esperanza se había marchado. —No voy a dejarte sola. Vuelven a mirarse a l
Maylene aprieta los labios. Está imagen vuelve a aniquilarla. Declan acaricia la mejilla de Hayley, quien sigue gimoteando y llamando a su mamá. —Aquí estoy yo —se acerca a besar su cabeza—, aquí está tu papá. Maylene parpadea y mira hacia el cielo para quitar las lágrimas. —Mami… —Mamá está
La puerta se abre. Doctor y enfermero se adentran y Maylene suelta a la bebé cuando el doctor necesita visualizarla. El enfermero también hace lo suyo. Maylene se abraza la cintura y con otra mano la pone en su corazón. —Despertó ¿Ahora que sigue? —pregunta angustiada. Declan rodea la camilla
Los ojos de Maylene se abren y Declan se contiene para no devorarle la boca aquí y ahora. En estos momentos necesita concentrarse pero ésta en la posición donde todo lo que haga o le diga Maylene lo hará sin rechistar. —¿Por qué no lo quieres? —al verla pálida por lo que le ha ordenado baja la mira
Llamas salen de sus ojos al ver cómo Reece mira a Hayley. Esa niña es suya, Hannah es suya. Nadie tiene el derecho de acercarse y mucho menos ningún otro hombre. El mundo es cruel y putrefacto, y sus hijas son ángeles, la inocencia más pura, su tesoro más sagrado, su razón de ser. Está tan molesto
—No, está bien. Ya me iba —Declan la detiene. Deja que Maylene se acomode y carraspee, sonrojada de pies a cabeza. Por su parte, se acomoda su camisa blanca y observa el reloj. Se acerca para besar la frente de Hayley y vuelve otra vez a besar los labios de Maylene—, cuando vuelva quiero ver a Hanna
—¿¡Le dijiste algo?!Maylene está alimentando a Hayley con su fórmula, despacio y admirando con una sonrisa a su pequeña. Al oír a Claire, toma una bocanada de aire y aún sonriendo, se moja los labios.—No pude —promete que le explicará cuando todo esto acabe, y al menos cuando sus nenas estén junta
—Hannah —expresa aliviada, agachándose para recibirla—, cuánto te extrañé, mi amor. Mi vida. ¡Gracias, gracias! —el mal presentimiento se marcha cuando abraza a su otra mitad con fuerza—, estás tan hermosa, mi vida. Tan sólo mírate —y sonríe al besar sus mejillas.—Mami —pronuncia la pequeña de vuel