No tiene palabras. Y lo que sucede a su alrededor, y al alrededor de las niñas es algo que la tiene sin palabras. Declan puede manejar el auto sin problema. Aún así tienen a sus escoltas en el auto que los sigue. Los balbuceos y las palabras ininteligibles de sus hijas son las únicas voces que se
—Tú y ellas me están sanando. Una vez más, la deja sin aire. Ella y las niñas. Mantener esta conversación y mantenerla a flote sin que sienta como un pedazo roto de su corazón es imposible. Se quiebra un poco más. No quita la mano de Declan de su pierna. Pero tampoco la agarra. En cualquier mo
No puede contenerse. No puede porque lo que siente es más que un simple dolor. Es lo mismo que si le dijeran incontables veces que lo que hizo, y lo que está haciendo, es mentirles a sus propias hijas. A sus niñas. A sus ángeles.—¿Maylene? —el tono preocupado de Declan empeora la situación. Las últ
Se da cuenta que Maylene tiene algo qué decirle.—Sí se trata de lo que acabo de decir no hablaremos más de eso. No haré nada si tú no quieres —Declan agarra su mano, su delicada mano que jamás olvidó lo suave que era en la suya.Maylene vuelve a sentir el nudo en la garganta.Asiente.—De acuerdo —
Ahora cree que las cosas son distintas. Tal vez lo son desde que se dio cuenta en el parque que tiene que saber cómo sobrellevar las cosas. Aunque esté comenzando a luchar internamente por sus impulsos. No baja a cenar porque se tarda un poco arreglando a las niñas para dormir, y Hannah se levanta
La expresión de Maylene supera la sorpresa. Cuando se da cuenta que sus gestos la están delatando, se da la vuelta para fingir que sigue en su asunto y no está sorprendida de pies a cabeza.Tiene que fingir que no le generó un escalofrío.—Oh —comienza Maylene. Sabe que en el fondo hay una llamarada
Es difícil pensar que puede amar a Declan otra vez.Así que debe olvidarlo.Sus hijas tendrán a su padre, y es lo que importa.Se levanta de la mesa en silencio, saludando a las mujeres del servicio que comienzan el día antes de subir con sus niñas. Todavía no están despiertas, pero ya deben desayun
Maylene quiere no sonreír pero es imposible. Muestra una sonrisa y también se ríe, negando con la cabeza.—Es una locura —es lo que opina, sonrojándose—, son pequeñas revoltosas. Mis pequeñas revoltosas. ¿Te despertaron? Lo lamento mucho —Maylene da una sonrisa pesarosa. Y luego besa a Hannah en la