Sintiendo la primera desesperación cuando abre los ojos y lo único que ve es un gran espejo dentro de un cuarto, Maylene, desesperada y sin acostumbrarse alrededor, busca por todas partes a sus hijas.¿Dónde está? ¿Dónde están sus hijas?¿Qué fue lo que sucedió? ¡¿Qué fue lo que pasó?!Lo único que
Da el primer paso tragando saliva.—Estamos juntas —le murmura a sus niñas—, nadie nos separará ahora…—Eso tenlo por seguro —la voz de Kieran es lo último que quiere escuchar así que aprieta la mandíbula—, haz lo que digo y nadie saldrá herido.—Le disparaste a tu propio hermano —Maylene lo encara,
La sensación desigual quiebra por un instante cómo mantenerse en la balanza de la vida y la muerte.Su hombro arde, o al menos donde cree que viene el dolor. De pronto el ardor se marcha y la nueva emoción es tan arrasadora que lo saca de donde quiera que está y el dolor arrasa su mente. Lentamente,
—Voy a matarlo si le hizo algo —Declan vuelve a levantarse y con su paso las gasas, el alcohol e incluso el motor donde sus signos son evaluados pitan de sobresalto cuando se los lleva con él cayendo cada vez que se aleja hacia la salida. No tiene camisa por lo que su torso completamente cubierto ha
Pero el auto logró traspasar la reja antes de que pudiese obstaculizarlo, y Declan se detuvo atrás de la misma, parando de correr mientras sus ojos, completamente desorbitados, recordaba una y otra vez las facciones. ¡Fácilmente engañaba a cualquiera! La única manera de que lo hubiese engañado fue p
En una batalla contra el tiempo Maylene divisa los ojos peculiares de Shannon para perder los estribos, y sobre todo, debido al sonido que viene desde el otro lado del salón para torturarla: el llanto de sus bebés.—¡Voy a matarte! —grita Maylene con lágrimas en los ojos—, ¿¡Qué le están haciendo a
Maylene atrae el papel.Pese a que sus dedos tiemblan, firma.Tira la carpeta hacia Shannon.—Quiero a mis hijas ahora —Maylene mira la pantalla—, ¡Ahora! ¡Quiero a mis hijas!Shannon parece que toca una fuente de oro, toneladas de oro mientras alza el papel divisando la firma de Maylene Dodson: qui
Kieran sonríe.—Ser agradecida. Me preocupé por ti; no quiero que Declan vuelva hacerte daño. Logré que huyeras de su tiranía antes de que te dejara en la calle sin nada, y a diferencia de mí, sin ninguna ayuda. ¿Querías pasar por esa humillación? Porque Declan definitivamente iba a hacer lo mismo,