—Qué amable eres.—Y tú has vuelto bastante parlanchín —Maylene se limpia las manos luego de terminar con las mejillas sonrojadas de Declan—, ¿Cómo sigue tu herida? Se levanta, alejándose del mueble en donde ambos estaban. Intenta concentrarse, hacer de éste momentos a solas lo más profesional, según, posible. —Sanará —responde Declan. Una de las enfermeras de Declan toca la puerta. Es la misma de hace unos días. Procede en silencio a tomarle la presión y a preguntarle cómo ha estado el día de hoy. Maylene no se marcha ya que no cree sea bueno de su parte irse de una vez. —No presenta signos de desestabilidad —informa la enfermera—, pero si le digo que debe descansar por lo que resta del día. —No me traten como un hombre de 70 años —responde Declan.—Serás muy pronto un hombre de 70 años si sigues quejándote —Maylene le contesta con voz calmada. A partir de entonces Declan no le quita la mirada. —No puedes llamarme viejo, hermosura. —Tu humor es el de mi abuelo —Mayl
¿Cuánto más se supone que estará aquí? Sumando los enormes problemas que atraviesa su vida, y bajo el mismo techo que Declan, no puede resumir ni hablar del tiempo. No basta sólo con mentalizarse, sino de hacer.Todavía sonrojada Maylene se queda en el umbral de la habitación donde duermen las niñas. Algo en su rostro es difícil de explicar. Nostalgia, calma, amor por sus bebés. ¿Qué sería de ella si no las tuviera? La forma en la que sus mejillas sonrojadas y su respiración está en calma, y el cabello rubio que heredaron de su madre, todo se reduce a que el amor inexplicable que sienta por sus hijas la lleve a convivir de nuevo con él.Pero no se suponía que llegarían a esto.Pasa la mano por todo su rostro, todavía en el umbral de la puerta. La frustración comienza hacer de las suyas, y con su mente tratando de no volverse loco. Observa el pasillo otra vez en silencio, poniéndose a pensar que las cosas hubiesen sido más fáciles sino regresaba a Londres. Pero ¿Viviría para siempre en
—¿Mason? —Maylene da un paso hacia atrás—, ¿Estás seguro que es él? En primero lugar, ¿Cómo consiguieron ésta base de datos? ¿Personal de Shannon?—No fue difícil. Sólo tienes que tener contactos —a Sam se le nota las venas de la frente, como si estuviese dispuesto a explotar en cualquier momento. Se quita los lentes y con ellos la apunta—, meterse a sus correos no es difícil. Lo difícil es ver sus cuentas personales, que ya están unidas a los bancos de Nova Fuel. Tienes que saber que esa mujer no sólo se atribuyó el 90% de todas las acciones sino que nos deja a nosotros —abre los brazos—, sin nada. Da la causalidad que Mason fue el único con un porcentaje alto de todos nosotros, y ni siquiera es hijo directo de papá.—No, espera —Maylene comienza a moverse de un lado a otro—, ¿¡Mason?! ¡Papá lo quería como a su propio hijo!—Llevo ese término muy lejos, creo —Reece mira tras la oficina. Las paredes son de cristal así que pueden ver fácilmente a los empleados tras ellas, por lo que se
Quisiera estar sorprendida, pero la mente de Maylene se distrae tanto en la imagen que está viendo que ya no siente ni preocupación. Por alguna extraña razón se lo esperaba. Señala los datos que arroja la computadora. —Esa dirección ya no existe —comenta, totalmente seria—, ya no vivo en esa casa. Esto es simple fachada.—Podría estar un poco más en contexto de esta situación si me das un poco más de información —Edison minimiza la imagen, dándole a Maylene un poco de respiro.—Lo dijiste hace un momento. Suplantación de identidad —el mal sabor que le deja esto comienza a enojarla, frunciendo sus cejas—, ¿Cómo puedo profundizar en ésta investigación? No quiero ir a la policía, no confío en ellos.—Vaya situación —Enfatiza Edison echándose hacia atrás de la silla—, pues —como está pensativo se rasca la barba—, reúne toda la información y documentación que demuestre la suplantación. Más videos cómo estos, correos electrónicos, mensajes y cualquier otra prueba relevante. Entre má
No tiene palabras. Y lo que sucede a su alrededor, y al alrededor de las niñas es algo que la tiene sin palabras. Declan puede manejar el auto sin problema. Aún así tienen a sus escoltas en el auto que los sigue. Los balbuceos y las palabras ininteligibles de sus hijas son las únicas voces que se escuchan en la parte de atrás. Lo único que puede pensar Maylene es que una fantasía. Las niñas atrás ajenas a lo que ocurre, curiosas de investigar y conocer aún más del mundo. Declan fijo en la autopista de vez en cuando mirando hacia atrás y sonriendo ante las palabras de las niñas y ella al lado suyo, también en silencio. El mundo hubiese sido tan distinto desde aquel día. ¿Y si nunca hubiese aparecido ese tipo de acusación? ¿Ni la propia acusación de su padre? La historia sería diferente, y estaría disfrutando con una sonrisa de oreja a oreja pasear con su esposo y con sus hijas a los miles de viajes que planearían juntos, dándoles a sus hijas un precioso recuerdo. Maylene no h
No puede contenerse. No puede porque lo que siente es más que un simple dolor. Es lo mismo que si le dijeran incontables veces que lo que hizo, y lo que está haciendo, es mentirles a sus propias hijas. A sus niñas. A sus ángeles.—¿Maylene? —el tono preocupado de Declan empeora la situación. Las últimas palabras la destrozaron. ¿Cómo se supone que continuará ahora que lo escuchó decir esas clases de cosas? — ¡¿Maylene?! ¿Qué sucede? ¡Háblame!Las lágrimas salen por sí solas. Es un llanto que la lleva a recordar el martirio que vivió. Y luego de ese. Las noches en vela sin poder dormir de tanto llorar en silencio. Tocando su vientre y hablándoles a sus bebés que sería la última persona en el mundo que les haría daño porque ya eran todo para ella, y son todo para ella. Se supone que debía mantenerse fuerte. Ver a Declan Morgan otra vez no le afectaría en lo más mínimo, y mucho menos cuando lo único en lo que pensaba era en odiarlo para siempre. Nunca decirle nada. Jamás decirle nada.Su
Ahora cree que las cosas son distintas. Tal vez lo son desde que se dio cuenta en el parque que tiene que saber cómo sobrellevar las cosas. Aunque esté comenzando a luchar internamente por sus impulsos. No baja a cenar porque se tarda un poco arreglando a las niñas para dormir, y Hannah se levanta contenta, y con hambre. Por lo que es Roxxie quien le sube la cena junto a Claire. En sus ojos puede ver complicidad, que se une con esa sonrisa que se ensancha del tamaño cuando algo llama su atención y no quiere decirlo. Roxxie las deja solas, y Claire se une a peinar el cabello de Hayley mientras lo hace con el de Hannah. —Así que —comienza Claire alargando las palabras—, ¿Fueron de paseo? Maylene deja caer las manos hacia sus piernas, observándola con los ojos entrecerrados. —Claire…—Sólo estoy diciendo —responde Claire con una sonrisa—, ¿No crees que eso es genial? Se echa en sus palmas la crema de peinar para masajear con delicadeza el cabello de su pequeña. —¿Genial, Cla
La expresión de Maylene supera la sorpresa. Cuando se da cuenta que sus gestos la están delatando, se da la vuelta para fingir que sigue en su asunto y no está sorprendida de pies a cabeza.Tiene que fingir que no le generó un escalofrío.—Oh —comienza Maylene. Sabe que en el fondo hay una llamarada de curiosidad—, qué raro. Seguro no lo has visto, Fenton. No siempre tienes que ser su guardaespaldas —comenta para apaciguar el asunto que se apodera de pies a cabeza de ella. Ni siquiera sabe qué es, pero raya el interés. Vuelve a girarse para entregarle a Fenton unos de los panes preferidos, que usualmente compartían en el desayuno. Fenton lo toma en mano.—Y aunque no estuviera con él, en ningún momento se vio con alguien más —Fenton vuelve a hablar, dando un mordisco al pan. Maylene comienza a ser más cuidadosa a la hora de escucharlo—, puede estar segura de eso.—¡No entiendo porqué me dices eso! —expresa Maylene, sonriéndole para aparentar que le resta importancia a éste dato sorpre