Rhoda a pesar de que quería mostrar una actitud de indolencia, se sintió afectada, por las palabras de Oliver, por eso tragó grueso, disipando el nudo que se le hizo en la garganta y tratando de ocultar su rostro para que nadie viera su palidez y dijo con aparente indiferencia.—No te preocupes Oliver, para que sientas tranquilidad esta revoltosa e irreverente mujer, no está interesada en ti… así que puedes estar tranquilo de que no verás a una loca desquiciada corriendo tras de ti por querer atraparte… además estás muy grande para mí, yo soy una jovencita de veintiún años y tú tienes como treinta y seis años, no me gusta alisar arrugas —luego de decir eso se giró y se volvió a ir por donde entró, sin poder contener no sabía si el orgullo o el corazón herido.Oliver se quedó viéndola marchar, con una sensación de que había cometido el peor error del mundo y Esteban, se lo hizo saber.—Si te gusta mi tía, acabas de cometer un gran error, porque acabas de matar toda posibilidad con ella
Los días siguieron pasando con celeridad, estos se convirtieron en semanas, y después transcurrieron dos meses, ambos estaban por completo recuperados, durante esos días se dedicaron a mejorar su salud, pasaban horas de charlas, poniéndose al día de esos quince años que pasaron sin verse.—No puedo creer que hayas pasado hasta veinte horas despierto, sin descansar, construyendo el primer barco. ¡Eso es un ejemplo de tenacidad! Espero que nuestros hijos, la hayan heredado —él sonrió orgulloso por el halago de su esposa, le encantaba contarle todo lo que logró, a pesar de que en ese momento tuvo un estímulo errado, ahora lo agradecía porque gracias a ello, podía darles todo lo que necesitaban y no había nada que deseara más, si no poder complacerlos.—Amor, quisiera que viajáramos para que compartamos unos momentos en familia, desearía ir a un día de campo con los chicos, armar carpas, acampar un par de días, también pudiéramos hacerlo en la playa, o en Grecia, allí compré una isla, qui
La familia empezó sus días de vacaciones, y el primer destino fue el campo, a pesar de irse a una finca que tenía Kosta en un área ubicada a tres horas de la ciudad en Albal, pero como él no quería hacerlo rodeado de lujos, no llegaron a la casa que tenían allí, sino que en el jeep se adentraron en una zona poblada de árboles, cuando tenían media hora de recorrido, dejaron el vehículo aparcado en una especie de estacionamiento a orilla de la vía de acceso principal.Luego cada uno tomó su bolso y el equipamiento que llevaban y comenzaron a caminar por el sendero debidamente marcado, al mismo tiempo que observaban la asombrosa vegetación y escuchaban el trinar de los pájaros.El viento sopló fuerte, moviendo la copa de los árboles y sus cabellos, llevando consigo el delicioso olor a los pinos, que eran abundantes en esa área.—Papá, esto es hermoso —declaró una emocionada Sol, tomando la mano de su padre, se agarró a él como si fuera un lorito.Por su parte, los chicos hacían lo mismo
Kostantin la terminó de recostar en la piedra y besó su cuello con pasión.—Te amo tanto Natalia, no sé cómo aguanté tanto tiempo sin ti… es la sensación más sublime estar a tu lado —pronunció con voz ronca, llevando las manos a sus senos de nuevo y masajeándolos con suavidad. Por su parte, Natalia se echó hacia atrás, no sé cansaba nunca de él, su corazón rebosaba de alegría, no podía ser más feliz, cerró los ojos y sus sufrimientos le parecían ahora tan lejanos, como si le hubieran ocurrido a otra persona y no a ella.—Yo te amo más… y te juro que siempre imaginé que volveríamos a estar así —sonrió con los ojos cerrados.—Mi bella esposa, estoy dispuesta a compensarte, a vivir para ti… de todas maneras mi vida es tuya, te pertenece… porque tú me salvaste.*****—No les parece que mamá y papá se están tardando mucho, vamos a ir a buscarlos —expresó una preocupada Sol.Los gemelos se vieron al rostro con una expresión de complicidad, aunque quién habló fue Esteban.—¡Déjalos! Segura
La declaración de Kosta, provocaron un aplauso de los presentes, Natalia sentía que su rostro hervía del rubor provocado por sus palabras, pese a sentir vergüenza, también la emocionaba, caminó hacia él, y cubrió su boca.—Esposo, ¡Estás loco! —pronunció tapándole la boca para cubrírsela y él se la besó sin dejar de sonreír.—Vengan, vamos a disfrutar de un paseo espectacular.Así lo hicieron, caminaron al punto en donde se subirían al globo aerostático, los cinco estaban emocionados, ninguno se había subido antes a uno, por eso todos tenían una sensación en la boca del estómago, estaban ansiosos por hacer el recorrido; al subir y empezar a alzarse, en un principio pensaron que en la barquilla del globo, sentirían el viento golpeándolos, pero la verdad es que estaba moviéndose como lo hacía a la misma velocidad y en la misma dirección que el viento, desplazado dentro de la masa de aire, se movía con suavidad flotando con el viento.Kostantin rodeó con los brazos a su esposa, mientras
Un hombre se le acercó a Kosta, quien cayó de rodillas en el pavimento, con las manos en la cabeza, llorando como si fuera un pequeño, escondió su cara entre las manos, mientras trataba de controlar ese dolor que le rompía el alma.—Señor tranquilo, ¡Cálmese! —como la gente empezó a colocársele alrededor, el hombre pidió que se apartaran para que lo dejaran respirar, porque parecía que, en cualquier momento, colapsaría.—¡¡¡Mi hijo no!!! —exclamó en ese momento con todas sus fuerzas, el grito le salió desde lo más profundo de sus entrañas, cuando de pronto escuchó unos pasos detrás de él y esa voz que le hizo volver en un instante el alma al cuerpo.—¡Papá! —exclamó el joven detrás de él.Kosta se giró y le brincó encima, lo abrazó mientras lloraba de felicidad.—¡Gracias, Dios mío! Hijo, estás bien —le tomó por las mejillas y besó su frente—¿Qué pasó?Sin embargo, Esteban estaba sorprendido al verlo llorar.—Papá, ¿Estás llorando por mí? —interrogó admirado, producto de la sorpresa q
Al segundo repique Kosta fue atendido por su hermana, se dio cuenta de la preocupación en su tono de voz.—Aló, ¿Quién habla?—¿Qué pasa Rhoda? ¿Por qué ese tono de preocupación? —la interrogó y enseguida un leve sollozo se escuchó del otro lado.—¡Ay hermanito! Creo que me pase de la raya —pronunció casi con un lamento.—¿Dime qué hiciste? —inquirió como si no supiera lo que sucedió.—Es que ese Oliver me cae pésimo, es un mujeriego, pedante y no lo soporto, ojalá la tierra se abriera y se lo tragara para nunca más verlo —espetó furiosa.—Pues, creo que la vida te va a complacer, aquí llegó el hombre con hipotermia y parece que es bastante grave —respondió Kosta y el desespero en la voz de su hermana no tardó en expresarse.—¿Si? ¿Está bien? ¿Dime dónde está? —interrogó con afán.—Si quieres que la tierra se lo trague, solo debes rogar para que se muera y así se lo traga cuando lo entierren —el enojo al otro lado no se hizo esperar.—¡Qué malvado eres! ¿Cómo te atreves a decir esas c
Rodha esbozó una expresión de tristeza al escuchar a su hermano hablar de esa manera y diversas preguntas surgieron en su mente «¿Será que después de lo que le hice Oliver no me querrá tratar más?». —Si lo sé, soy muy una mala persona, aunque no soy del todo culpable, ¿Para qué me invitó si estaría con otra? —inquirió frunciendo el ceño—. Viéndolo desde ese punto de vista no puede responsabilizarme. —Si decir eso te hace sentir bien, entonces repítelo seguido hasta creerlo —expresó Kosta sonriéndose. —No seas malo, déjala que ya está lo suficientemente preocupada para atormentarla —lo recriminó Natalia, y él se quedó en silencio. Por un par de horas esperaron y aunque el hombre quiso enviarlos a todos a la casa y quedarse él con Rhoda, tanto Natalia como sus hijos se negaron. Las horas pasaron y nadie salió a darle ninguna noticia sobre el estado del paciente, hasta que Kosta se levantó y fue a pedir información. —Buenas noches, por favor, quisiera información sobre el esta