El show de agua comienza con un hombre y una mujer suspendidos en el aire, sostenidos por cuerdas o cables invisibles. La mujer está vestida con un traje de baño ajustado, mientras que el hombre está desnudo de cintura para arriba.A medida que la música comienza a sonar, el hombre comienza a sostener a la mujer, girándola lentamente en el aire mientras el agua comienza a caer sobre ellos. La mujer extiende sus brazos y piernas, permitiendo que el agua la envuelva y resalte su figura.El hombre, mientras la sostiene, comienza a despojarla de su ropa, quitándole el traje de baño pieza por pieza. Donde comienza a chuparle los senos en pleno vuelo, sorprendiendo a Angela por la escena en completo.La mujer, por su parte, también comienza a desvestir al hombre, quitándole la parte inferior de su ropa, liberándole la polla que masaje en las alturas. Excitada Angela no puede dejar de ver la escena que se desarrollada frente a ella.A medida que el show avanza, el agua sigue cayendo sobre el
Ángela llega a la cárcel y se dirige a la celda de Mariana, llevando consigo una bandeja con comida. Mariana la recibe con una sonrisa débil, pero agradecida.— Gracias, Ángela —dice Mariana, mientras toma la bandeja—. Esto significa mucho para mí.Ángela sonríe y se sienta en la silla frente a la celda.— ¿Cómo estás? —le pregunta—. ¿Cómo te sientes?Mariana suspira y mira hacia abajo.— Ahora tengo más esperanza —dice—. El abogado que Nikolai me consiguió es muy bueno. No sé cómo puedo pagarle, no me lo merezco...Ángela se inclina hacia adelante y toma la mano de Mariana a través de los barrotes.— No digas eso, Mariana —le dice—. Tú no te mereces estar aquí. Vas a salir de esta, te lo prometo.Mariana aprieta la mano de Ángela y mira hacia arriba, con lágrimas en los ojos.— Gracias, Ángela. Significa mucho para mí que estés aquí.Ángela sonríe y aprieta la mano de Mariana con fuerza.— Claro que sí, Mariana. Te voy a ayudar. ¿Qué te dijo el abogado?Mariana se limpia las lágrimas
Nikolai se sienta en la habitación del hospital, mirando fijamente a Ángela, que yace inconsciente en la cama. Han pasado horas desde que la llevó allí, después de que ella se desmayara en la enfermería de la base policial. Los médicos y enfermeras están atendiendo a ella, haciendo exámenes y tomando muestras de sangre, pero aún no han obtenido resultados.Nikolai se levanta y comienza a caminar por la habitación, sintiendo una mezcla de ansiedad y preocupación. No puede dejar de pensar en Ángela y en lo que podría estar pasando. Se detiene frente a la ventana y mira hacia afuera, intentando despejar su mente.De repente, su teléfono suena. Es Vladimir, su amigo y socio en la empresa. Nikolai contesta el teléfono y se sienta a hablar.— ¿Cómo está todo? —pregunta Vladimir.— Todo está bien, Nikolai —responde Nikolai—. Los clientes salieron satisfechos y todo está en orden. No te preocupes por la empresa, concéntrate en Ángela.Nikolai suspira profundamente, agradecido la información.
Ángela y Nikolai están sentados en la sala de su casa, rodeados de la calidez y la intimidad que solo su hogar puede proporcionar. La ecografía y los resultados de la prueba de embarazo están sobre la mesa frente a ellos, y Ángela no puede evitar sentir una mezcla de emociones: alegría, miedo y sorpresa.Nikolai toma su mano, su mirada llena de amor y expectativa.— ¿Qué pasa, Ángela? —pregunta, su voz suave y tranquilizadora.Ángela se inclina hacia adelante, su cabello cayendo sobre su rostro.— Lo siento, Nick —dice, su voz apenas audible—. No pensé que fuera a salir embarazada. Siempre me he cuidado...Nikolai la interrumpe, su expresión seria.— Ángela, no digas eso —dice—. No hay nada que disculpar. Esto es un regalo, un milagro.Ángela levanta la vista, sus ojos llenos de lágrimas.— Pero si no lo quieres... —comienza a decir.Nikolai se levanta de su silla y se acerca a ella, su rostro lleno de emoción.— Dios, no —dice, su voz llena de pasión—. No creas en ningún momento que
Nikolai marca el número del detective y espera a que conteste. Cuando lo hace, le pide que pase a la sala donde está Ángela, ya lista para salir hacia la casa del abuelo.— Pase al detective —dice Nikolai.El detective entra en la sala, su rostro serio y atento.— Buenos días, Nikolai. ¿En qué puedo ayudarte? —pregunta.Nikolai se sienta en el sofá, junto a Ángela.— Tengo una noticia —dice—. Ayer, Ángela habló con Mariana en la cárcel.El detective se sienta en una silla frente a ellos, su expresión intrigada.— ¿Sí? ¿Qué dijo Mariana? —pregunta.Ángela se inclina hacia adelante, su voz llena de emoción.— Me dijo que los padres de James estaban involucrados en mi secuestro... y en el plan para matarme —dice, su voz temblando.El detective asiente, su rostro sin expresión.— Gracias por la información, Ángela. Pero ya sabía eso —dice.Nikolai se sorprende.— ¿Por qué no nos lo dijiste? —pregunta.El detective se reclina en su silla.— Era información confidencial. Pero era obvio que
Mariana sostuvo el teléfono con manos temblorosas, su mirada fija en Ángela a través del vidrio que las separaba. El sonido de su voz, distorsionado por el aparato, apenas podía contener el llanto que amenazaba con estallar en cualquier momento.—¿Qué pasó, Mariana? —preguntó Ángela, su voz llena de preocupación y emoción, mientras se inclinaba hacia adelante, como si quisiera acercarse más a su amiga.Mariana respiró profundamente, tratando de calmar su ansiedad, pero las palabras salieron de su boca en un torrente de lágrimas y desesperación.—Fue esta mañana... en el desayuno... —sollozó—. La presa, la que comparte celda conmigo, nos habíamos peleado anoche... y esta mañana... —la voz se le quebró— ...decidió desquitarse con tres compañeras más.Ángela escuchaba, horrorizada, mientras lágrimas rodaban por sus mejillas. Su mano se apoyó en el vidrio, como si quisiera tocar a Mariana, ofrecerle consuelo.—¿Qué hicieron? —preguntó, su voz apenas audible.Mariana cerró los ojos, la ima
Ángela abre la puerta y se encuentra con Mariana, quien está acompañada por dos oficiales de la policía. Mariana lleva una pulsera de ubicación en el pie y su rostro refleja la vulnerabilidad y la tristeza.Ángela se acerca a Mariana y la abraza con ternura, tratando de transmitirle calor y seguridad. Mariana se siente abrumada por la emoción y se mira al piso, avergonzada.Nikolai se acerca y se coloca junto a Ángela, sonriendo con calidez. Mariana sigue con la mirada baja, sin atreverse a mirarlos.—No tienes necesidad de hacerlo, Mariana —dice Nikolai con suavidad—. No hay nada que debas sentir vergüenza.Mariana levanta la vista, sus ojos llenos de lágrimas.—Siento mucha vergüenza —susurra—. No sé cómo agradeceros esto.Nikolai se acerca más y le toma la mano.—No hay nada que agradecer, Mariana —dice—. Por el momento, vas a vivir con nosotros. Quiero que todo vaya bien para ti. Quiero que te sientas segura y protegida.Mariana asiente, aún con lágrimas en los ojos. Ángela la abr
Ángela se queda paralizada en el umbral del baño, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. La bañera está llena de agua roja, y en ella, el cuerpo inerte de Mariana. — ¡NOOOOO! —grita.Sentimos un escalofrío recorrer su espalda mientras su voz resuena en la habitación. Nikolai, que está en la cocina, escucha su grito y sube corriendo las escaleras.— ¿Ángela, estás bien? —pregunta Nikolai, llamando desde la puerta de la habitación.Ángela no responde. Su voz se ha convertido en un sollozo incontrolable. Nikolai no espera respuesta y entra en la habitación, corriendo hacia el baño.— ¿Ángela, qué pasa? —pregunta Nikolai, asustado.La respuesta de Ángela es otro grito.— ¡NOOOOO!Nikolai empuja la puerta del baño y se detiene en seco. Su rostro se descompone al ver la escena. Mariana está sumergida en la bañera, su cuerpo pálido y sin vida. Las venas de sus muñecas están cortadas, y el agua está teñida de rojo.— ¡Dios mío! —exclama Nikolai, cubriéndose la boca con la mano.Ángela s