Nikolai marca el número del detective y espera a que conteste. Cuando lo hace, le pide que pase a la sala donde está Ángela, ya lista para salir hacia la casa del abuelo.— Pase al detective —dice Nikolai.El detective entra en la sala, su rostro serio y atento.— Buenos días, Nikolai. ¿En qué puedo ayudarte? —pregunta.Nikolai se sienta en el sofá, junto a Ángela.— Tengo una noticia —dice—. Ayer, Ángela habló con Mariana en la cárcel.El detective se sienta en una silla frente a ellos, su expresión intrigada.— ¿Sí? ¿Qué dijo Mariana? —pregunta.Ángela se inclina hacia adelante, su voz llena de emoción.— Me dijo que los padres de James estaban involucrados en mi secuestro... y en el plan para matarme —dice, su voz temblando.El detective asiente, su rostro sin expresión.— Gracias por la información, Ángela. Pero ya sabía eso —dice.Nikolai se sorprende.— ¿Por qué no nos lo dijiste? —pregunta.El detective se reclina en su silla.— Era información confidencial. Pero era obvio que
Mariana sostuvo el teléfono con manos temblorosas, su mirada fija en Ángela a través del vidrio que las separaba. El sonido de su voz, distorsionado por el aparato, apenas podía contener el llanto que amenazaba con estallar en cualquier momento.—¿Qué pasó, Mariana? —preguntó Ángela, su voz llena de preocupación y emoción, mientras se inclinaba hacia adelante, como si quisiera acercarse más a su amiga.Mariana respiró profundamente, tratando de calmar su ansiedad, pero las palabras salieron de su boca en un torrente de lágrimas y desesperación.—Fue esta mañana... en el desayuno... —sollozó—. La presa, la que comparte celda conmigo, nos habíamos peleado anoche... y esta mañana... —la voz se le quebró— ...decidió desquitarse con tres compañeras más.Ángela escuchaba, horrorizada, mientras lágrimas rodaban por sus mejillas. Su mano se apoyó en el vidrio, como si quisiera tocar a Mariana, ofrecerle consuelo.—¿Qué hicieron? —preguntó, su voz apenas audible.Mariana cerró los ojos, la ima
Ángela abre la puerta y se encuentra con Mariana, quien está acompañada por dos oficiales de la policía. Mariana lleva una pulsera de ubicación en el pie y su rostro refleja la vulnerabilidad y la tristeza.Ángela se acerca a Mariana y la abraza con ternura, tratando de transmitirle calor y seguridad. Mariana se siente abrumada por la emoción y se mira al piso, avergonzada.Nikolai se acerca y se coloca junto a Ángela, sonriendo con calidez. Mariana sigue con la mirada baja, sin atreverse a mirarlos.—No tienes necesidad de hacerlo, Mariana —dice Nikolai con suavidad—. No hay nada que debas sentir vergüenza.Mariana levanta la vista, sus ojos llenos de lágrimas.—Siento mucha vergüenza —susurra—. No sé cómo agradeceros esto.Nikolai se acerca más y le toma la mano.—No hay nada que agradecer, Mariana —dice—. Por el momento, vas a vivir con nosotros. Quiero que todo vaya bien para ti. Quiero que te sientas segura y protegida.Mariana asiente, aún con lágrimas en los ojos. Ángela la abr
Ángela se queda paralizada en el umbral del baño, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. La bañera está llena de agua roja, y en ella, el cuerpo inerte de Mariana. — ¡NOOOOO! —grita.Sentimos un escalofrío recorrer su espalda mientras su voz resuena en la habitación. Nikolai, que está en la cocina, escucha su grito y sube corriendo las escaleras.— ¿Ángela, estás bien? —pregunta Nikolai, llamando desde la puerta de la habitación.Ángela no responde. Su voz se ha convertido en un sollozo incontrolable. Nikolai no espera respuesta y entra en la habitación, corriendo hacia el baño.— ¿Ángela, qué pasa? —pregunta Nikolai, asustado.La respuesta de Ángela es otro grito.— ¡NOOOOO!Nikolai empuja la puerta del baño y se detiene en seco. Su rostro se descompone al ver la escena. Mariana está sumergida en la bañera, su cuerpo pálido y sin vida. Las venas de sus muñecas están cortadas, y el agua está teñida de rojo.— ¡Dios mío! —exclama Nikolai, cubriéndose la boca con la mano.Ángela s
— ¿Estás segura sobre la decisión que estás tomando, Mariana? —pregunta Ángela, con voz suave.Mariana mira hacia abajo, su voz apenas audible.— ¿Qué decisión tomarías tú si te violan y quedas embarazada? —dice Mariana, con lágrimas en los ojos—. No quiero tener ese recuerdo. No puedo tener un hijo así, no de esta manera.Ángela mira a Nikolai, que se mantiene callado, sin saber qué decir. Luego se vuelve hacia Mariana.— Mariana, entiendo que esto es muy difícil para ti —dice Ángela—. Pero ¿has pensado en todas las opciones? ¿Has considerado que ese hijo podría ser un símbolo de esperanza y resiliencia?Mariana sacude la cabeza.— No, Ángela. No puedo verlo de esa manera. Solo veo el dolor y la violencia que me han hecho —dice Mariana, con voz temblorosa—. No quiero que mi hijo crezca sabiendo que fue concebido de esa manera.Ángela asiente, comprendiendo.— Entiendo, Mariana. No te juzgo. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, sin importar lo que decidas —dice Ángela—. ¿Qué
— ¿Abuelo, estás bien?El abuelo sacude la cabeza, incapaz de hablar. Nikolai lo ayuda a sentarse en el sillón y le ofrece un vaso de agua.— No, no, no... — murmura el abuelo, su voz temblorosa. — Esto no puede ser verdad...De repente, el abuelo se pone de pie y se lanza contra su hijo, que se encuentra en la habitación.— ¿Tú? — grita el abuelo, su voz llena de rabia y dolor. — ¿Tú mataste a mi hijo?El hijo del abuelo, con la cara pálida y los ojos desorbitados, niega cualquier responsabilidad en la muerte de su hermano.— No, padre... — balbucea. — Esto es una mentira...El abuelo lo sostiene de la camisa, su rostro lleno de lágrimas y su voz temblorosa.— ¿Cómo pudiste hacer esto? — grita el abuelo. — ¿Cómo pudiste matar a tu propio hermano?El tío de Nikolai, con la cara pálida y los ojos desorbitados, intenta defenderse, pero sabe que ha sido atrapado y que no tiene defensa o palabras para justificar o salirse con la suya como siempre— Ese es Nikolai, que quiere dañar nuestra
El abuelo se despierta dos horas después, con una expresión de dolor y confusión en su rostro. Mira alrededor y ve a Nikolai sentado a su lado, con una expresión de preocupación en su rostro.— ¿Cómo te sientes? — pregunta Nikolai, con suavidad.El abuelo se toma un momento para responder, como si estuviera procesando todo lo que había sucedido.— Estoy bien — dice finalmente, con una voz débil.Nikolai se inclina hacia adelante y le pide disculpas al abuelo.— Lo siento, abuelo — dice. — Lo siento mucho.El abuelo lo mira con sorpresa y luego asiente con la cabeza.— No, Nikolai — dice. — Lo siento yo. No puedo imaginar lo duro que fue para ti tener que fingir y estar al lado de una persona que... que te mató a tu familia. Te dejó huérfano.Nikolai se siente un nudo en la garganta al escuchar las palabras del abuelo. Se toma un momento para responder.— Siempre tuve la sospecha — dice. — Pero hace poco que lo confirmé.El abuelo asiente con la cabeza, con una expresión de dolor en su
El detective sale de la estación policial, acompañado de dos hombres vestidos de civil. Suben a un auto sin distintivos y se dirigen hacia la mansión de los padres de James.Mientras conducen, el detective les explica a sus compañeros la situación.— La mansión tiene una parte trasera que no está bien vigilada — dice. — Creo que podemos encontrar algo interesante allí.Llegan a la zona y el detective aparca el auto en una calle lateral, lejos de la vista de la mansión.— Vamos a caminar desde aquí — dice. — Quiero que nos mantengamos bajos y no llamemos la atención.Los tres hombres comienzan a caminar hacia la mansión, manteniéndose cerca de los árboles y los setos. El detective les hace una señal para que se detengan y se agachen detrás de un arbusto.— La casa está justo delante de nosotros — susurra el detective. — Vamos a dar la vuelta y entrar por la parte trasera.Los tres hombres se levantan y comienzan a rodear la casa, manteniéndose cerca de la pared. Llegan a la parte trase