«Maximiliano ya sabe todo», concluyó ella, sin sorprenderse: los jefes eran un equipo y sabían cada cosa uno del otro, ella ya intuía que ésta no sería la excepción. —No pretendo que ella declare en contra de su hermana, no soy el pájaro que ya ha condenado a Mireya... Sí, Max, sé que ella puede se
Pilar ya no le veía, solo escuchaba, sentada en el suelo del pasillo de habitaciones, abrazando sus piernas. Las palabras de Peter le habían afectado. —Sí, sí, está bien. Gracias, Max, te debo una por eso, te lo agradezco. Intentaré dormir. Ella está dormida, todos aquí. Saluda a Carla y dale un be
Peter expandió sus ojos, frunció el ceño y se echó hacia delante. —Pilar, ¿qué haces? —Hermana, por fin... Habló la voz de Mireya a través del móvil, una voz parecida a la de su exesposa, pero con una variante un tanto diferente, parecía más ronca. Peter cogió su celular de la mesa para grabar e
Peter respiraba acelerado, tenía el corazón en un puño escuchando todo, estaba a punto de trancar la llamada. —No he dejado de reconocer mis errores, lo sabes, y también te he pedido perdón, pero asume tú también. La enfermera sentía que se ahogaba. Empezó a abrir y cerrar las manos, a respirar co
Las manos de Mireya quedaron temblorosas al finalizar la llamada. No eran los nervios, era la rabia. Lanzó el teléfono sobre la mesa redonda de plástico que se ubicaba en una esquina de la misma habitación a donde fue confinada, desde que el padre de su hijo huyó de la casona de Verna, llevándose c
Mireya suspiró. Intentó comer, cuando un móvil vibró y no fue el de ella. El rumano miró la pantalla y su expresión cambió, enseriándose muchísimo, ella no perdió detalle alguno. —¿Quién es? ¿Tu amado jefe? —Ella podía hablarle en juego, pero sí quería saber quien llamaba y quién provocaba que ese
Peter escuchaba a Jaya sobre el informe que ella había realizado con respecto a los últimos acontecimientos sobre todas las cosas y tareas que investigaba la agencia, pero el más importante y en el que Peter prefirió enfocarse fue en el análisis de la llamada entre Pilar y Mireya, siendo una joya pa
La conexión con el agente Jarr, quien ahora se encontraba en Grecia, no se hizo esperar. —Jefe. —¿Cómo has encontrado a las autoridades de Varna? —Nada sospechosas, apoyan. —¿Qué hiciste con los empleados de la mansión? —La policía local se ha encargado de ellos luego de que se los entregué. Te