El capítulo anterior es el 65. Mil disculpas. Pronto será arreglado.
Pilar besaba a Peter imaginando su congoja, deseándolo también. Para ella era imposible borrarlo todo de esa forma, ese hombre que la tocaba completa la había repudiado sin consultas, desmedido, botándola de su vida sin al menos investigar más a profundidad, creyéndola mala, perversa, infiel, eso pe
Pilar entró a la habitación corriendo después de todo lo sucedido en el otro apartamento y se metió a bañar luego de revisar que su niño seguía durmiendo, sin poder evitar echarle una mirada también a la pequeña Victoria. Se sentía frustrada y burlada al mismo tiempo. Peter podía tal vez no entende
—Hey, ¿qué pasó, princesa? —Tocó su frente, colocó sus labios sobre su mejilla y su cuellito, acariciando a su pequeñita con su rostro recién afeitado—. Está bastante caliente. Ya esto ha sucedido varias veces, ¿cierto? —Sí, señor Embert, pero estaba mejor. Debo darle el medicamento, con él se pond
Pilar no dijo nada, jamás admitiría la punzada de celos que sintió al ver a su exesposo y a la niñera de su hija conversar. —Vaya... Hace rato era un imbécil por sentir celos hacia ti, ya que soy un puerco y no tengo moral. Ahora sientes celos... Decídete, Pilar, porque ya es demasiada locura la qu
—Victoria es mía —zanjó él con voz gruesa y con plena seguridad en su declamación. Pilar no quiso hablar más del tema, sintiendo lástima por todo, oliendo intrínseco amor en el ambiente, dominio ante ese amor, reclamo y decisión. La enfermera pensó en el destino de Vicky de no ser Peter su papá y e
Pilar quiso dormir con Piero. No veía inconveniente, ni problemas con que él durmiera en la cama-cuna al lado de su hermana, siendo cuidado por la niñera. Ella quería dormir con su bebé porque lo extrañaba, aunque estuviese en sus brazos. Además, estaba acostumbrada a que las habitaciones quedaran u
«Maximiliano ya sabe todo», concluyó ella, sin sorprenderse: los jefes eran un equipo y sabían cada cosa uno del otro, ella ya intuía que ésta no sería la excepción. —No pretendo que ella declare en contra de su hermana, no soy el pájaro que ya ha condenado a Mireya... Sí, Max, sé que ella puede se
Pilar ya no le veía, solo escuchaba, sentada en el suelo del pasillo de habitaciones, abrazando sus piernas. Las palabras de Peter le habían afectado. —Sí, sí, está bien. Gracias, Max, te debo una por eso, te lo agradezco. Intentaré dormir. Ella está dormida, todos aquí. Saluda a Carla y dale un be