Es el fin de este maraton todas mis historias tendrán maratón hoy, espero lo disfrutes, no olvides de ir un momento a ver que tal va la venganza de Rio...creo que les encantara.
Elizabeth MorganSé que el hombre que estuvo en mi mesa, me salvo la vida, pero lo extraño es la interacción que tuvo con mis hijos el día de hoy, ellos generalmente no son tan abiertos con nadie, he sufrido tantas decepciones con la gente que tengo miedo a las intensiones de este hombre.Siempre soy cuidadosa de las personas que me rodean, el ha sido un apoyo incondicional para mi, desde que apareció en mi vida, pero cualquiera podría ser ese apoyo por interés…Incluso Christian que lo primero que hizo fue confesar por mi unos sentimientos inexistentes.Me miro al espejo y no veo en él la mujer atractiva que me dicen que soy, solo veo una vieja aburrida vestida de negro, me quito la ropa buscando algo que me guste de mi, y ahora hago una mueca, y me pregunto frente al espejo ¿Por qué insistes en hacerte daño?—La juventud se fue hace tiempo ya, mi piel no es la misma, estoy un poco flácida después de bajar tantas libras y además tengo celulitis, soy una mujer tan corriente, que no e
Elizabeth Morgan—No firme eso. — Dice la asistente de Christian, entrando abruptamente en mi oficina, donde estamos a cargo de la presidencia del grupo mi hija y yo de nuevo, ella como dueña y yo como su representante, o CEO.— ¿Por qué no puedo firmar?, es una propuesta de negocios increíble. — Le respondo.—Y es falsa, la empresa con la que firma el acuerdo es una empresa fantasma una vez firme usted paga una cantidad tan exorbitante que mandara a la quiebra al grupo Morgan, no se le ocurra firmar eso. — Dice ellas con la cara mortificada—.— ¿Quién fue el autor de esto Christian?— Pregunto con asombro jamás pensé que llegara a tonto—Sí. — Me responde ella, aun de pie y mirando hacia atrás como si alguien la estuviese siguiendo.— ¿Por qué haces esto?— Le pregunto.—Por venganza, el me trata como si mi hijo y yo no valiéramos nada, a mi me encantaría que usted tuviese una forma de mandarlo al diablo así yo quede sin trabajo. — Me responde.—Gracias. — Respondo agradecida y por lo
Elizabeth MorganEntro al restaurante antes de la hora, envió a todo el personal del restaurante a casa, después que tienen listas las comidas, mi equipo asume el puesto de ellos.—Me siento en la mesa y me sirven una copa de vino para calmar mis nervios. —Todo saldrá bien. — Me dice mi guarda espaldas, cuando hace su entrada mi cuñado, vistiendo elegante con un traje de Armani que le queda como un guante, debo reconocer que él es guapo, se parece físicamente a mi esposo, pero a mí me asquea todo lo que me ha confesado recientemente que siente por mí, para mí el es algo como un hermano desde siempre, no podría verlo de otra forma.Lamentablemente uno tiene que hacer lo que tiene que hacer, la esta estorbándome en el camino y tengo como quitarlo de en medio.—Buenas noches, mi reina, no tenias que hacer todo esto, eso me correspondía a mi. — Me dice dándome un beso en la mano, sonrió antes de darle las buenas noches.—Estas preciosa.— Me dice al tomar asiento a mi lado y viéndome de ar
Christian MorganMe siento entre la espada y la pared, pasan las horas de la tarde rápido, cuando quisiera que el tiempo se detuviese para buscarle una solución a mi problema.Estoy en las manos de Elizabeth, su ella quisiera me envía a la cárcel por fraude, no se me ocurre nada, me voy del grupo a las cinco de la tarde, y me meto a un bar cuando apenas el personal está limpiando para abrir en la noche.—Señor aun no abrimos. — Me dice la chica de mantenimiento, limpiando la barra.—Dame una botella de whiskies, del más caro y tomas tu propina. — Le digo entregándole tres billetes de cien.—La chica de inmediato asiente, toma el dinero en el delantal y coloca una botella, de licor frente a mí, con un vaso, lo destapa y me sirve, necesito relajarme para poder pensar con claridad, mi próximo movimiento.— La miro de arriba abajo y no está nada mal, ¿Cuánto me cobras para acostarte conmigo?— Pregunto, tomandome un trago.—No soy una prostituta. — Me responde entre dientes, apretando con f
Elizabeth MorganApenas se va, Christian, entran mis hijos a la casa en compañía de Jean Carlo y Amanda quien finalmente comprendió que entre su esposo y yo no hay más que una hermosa amistad.Abrazo a mis amigos y los invito a cenar, estoy feliz de haberme librado de una vez por todas del toxico de mi ex cuñado, no puedo creer lo mala persona que es, gracias a Dios mi esposo murió sin ver en la clase de cerdo que se convirtió.Por fin todos sonreímos en la mesa, por fin siento algo de paz, pero no puedo descuidar nada, solo porque Christian no este, hay muchas porquerías como el dentro de la empresa, aun el tiene aliados dentro, por lo que debo seguir alerta.Sin embargo después de una hora, me doy cuenta de que hay una persona que no sonríe, hablare con el después, medito, mi hija comienza a mandar mensajes por teléfono y sonríe, no tengo ni que preguntar con quien, la miro fijamente, hasta que se da cuenta que la estoy observando y guarda el teléfono apenada uniéndose de nuevo a la
Aron MorganEs muy difícil para mí estar en esta piel, que mi familia desconoce, verlos sufrir por mi muerte estando presente, han pasado casi cuatro meses ya y me rompe el corazón ver a mi hijo y a mi hija sufrir por mí.—Te extrañe.— Pronuncia mi hijo y me abraza, sin importarle el que diran, la sensasion que tengo de dicha es indescriptible, un abrazo era algo común y cotidiano antes entre nosotros, ahora después de este proceso valoro cada instante, cada gesto, cada detalle…Suspiro con el simple roce de las manos de mi mujer, cuando antes tenerla a mi lado era algo a lo que no le daba la debida importancia.´Pensaba erróneamente que no había algo que pudiese separarnos, y ahora estoy aquí, en mi casa como un invitado.—Quiero mostrarte algo.— Me dice el, como si fuese un secreto, tiene las mejillas completamente rojas.Mi hijo creció de tamaño, pero sigue siendo un niño muy inocente, ¿Qué será?.— Cuestiono interesado, debe ser muy importante para él como para no compartirlo con na
Elizabeth Morgan —¿Qué quieren?.— Les pregunto, temblando de miedo, nada de lo que está pasando es casualidad, el objetivo no es Ariadna, soy yo, o tal vez somos ambas.— Pienso rápido retrocediendo totalmente aterrada.—¡Aléjense! .— Chillo y no hacen caso.—¿Nos tiene miedo señora Morgan?.— Se burla el jefe.—No me haga daño, le daré el doble de lo que están pagándole para que me deje en paz.— Ofrezco con la voz temblorosa, hasta que me topo con una pared.——No eres la mujer tan intimidante que me dijeron, más bien eres un cervatillo asustado a punto de ser devorado.— Me dice él y todos sus secuaces se ríen a carcajadas.—¿Qué piensan hacerme?.— Les pregunto, abriendo mi cartera, si voy a morir lo voy a hacer luchando, voy a dar pelea, el me recordó de lo que soy capaz, no soy cualquier mujer, soy la señora Morgan.—Nosotros no le haremos nada, nuestro jefe, se encargara de usted personalmente.— Me responde otro, agarrándome las manos rápidamente, donde ya estaba sujetando un arma de
Elizabeth Morgan—¿No puedes dormir?.— Susurra en la oscuridad, yo niego de pie como si pudiese verme, y luego pronuncio —.No.— Con voz quebrada.—Ven aquí.— Me dice el haciéndome espacio en su cama.——No voy a tener sexo contigo.— Le advierto.—Creo que con esta herida no podría hacerte nada aunque lo deseara con toda el alma.— Me dice en un susurro y no sé si creerle, me siento como un polilla atraída a la luz, mis pies se mueven solos, aunque mi cabeza este llena de dudas.—Apenas entro en la cama, me abraza en la misma maldita posición en que lo hacía Aron, todo en José Luis me lo recuerda, tal vez esa es la razón de esta atracción que siento por él…Suspira de forma audible y me da un beso en la coronilla, me acurruco entre sus brazos, sintiendo que este es mi lugar, su olor me embriaga, me siento tan cómoda como hace meses no me sentía que me duermo profundamente entre los brazos de ese extraño.Despierto, en horas de la mañana un poco más tarde de lo normal y me sorprende estar