Ulrich caminaba lentamente por el pasillo de la mansión, sus pasos casi inaudibles, cuando la voz familiar de Phoenix alcanzó sus oídos, viniendo desde la sala de estar. Se detuvo, sin querer interrumpir, y se acercó silenciosamente a la puerta entreabierta, donde se quedó al acecho, escuchando atentamente.Dentro de la sala, Phoenix estaba frente a sus damas de compañía: Isadora, Eloise, Seraphina y Arabella. Las cuatro mujeres la observaban con expresiones atentas y ansiosas. Phoenix respiró hondo, su postura rígida delataba la lucha interna que enfrentaba."Yo... lo siento por la forma en que las he tratado a cada una de ustedes en los últimos días", dijo ella, sus ojos posándose en cada una de las damas con una mirada sincera. "No era mi intención, pero después del despertar, algo cambió dentro de mí."Eloise, con una mirada cargada de resentimiento, fue la primera en responder:"Lo hemos notado."Phoenix encaró a Eloise, sus labios temblando por un breve momento, antes de continu
"¿De detener esto... de dejar de estar conectados?"Por un breve momento, Ulrich se detuvo, como si la pregunta de ella lo hubiera golpeado de forma inesperada. ¿Qué estaba haciendo? La pregunta resonó en su mente. Se alejó lentamente, como si recuperara el control de sí mismo."Sí," respondió con seriedad. "El ritual de rechazo es precisamente para eso. No es solo una simple negación, es una súplica a la Diosa de la Luna para deshacer la conexión entre nosotros."Phoenix permaneció inmóvil, luchando contra la turbulencia interna que la presencia de Ulrich siempre provocaba."De acuerdo... recuerdo que dijiste, en el acantilado, que lo estabas arreglando con Lyanna."Ulrich asintió, con una mirada seria."Sí, Lyanna ya se ha puesto en contacto con Nordheim. El ritual se llevará a cabo allí."Phoenix asintió con la cabeza, tratando de mantener el enfoque."Perfecto." Phoenix asintió, intentando no mostrar la inquietud que aún la invadía. "¿Cuándo será?"Ulrich desvió la mirada por un m
Phoenix estaba en su habitación, el ambiente envuelto en un silencio que parecía amplificar la tensión en su cuerpo. Sus dedos se deslizaron por la tela del vestido de lino negro, quitándoselo con movimientos calculados. El peso del día recaía sobre sus hombros, pero su mente estaba lejos de encontrar descanso. Soltó su cabello, que cayó suavemente sobre su espalda, antes de ponerse una fina camisola, casi etérea, que abrazaba su piel con un toque delicado.Se acostó en la cama, cubriéndose con las sábanas. Cerró los ojos, deseando que el sueño llegara y se llevara consigo el torbellino de pensamientos que la atormentaba. Sin embargo, su mente estaba atrapada en un solo punto: Ulrich. Su aroma aún impregnaba sus recuerdos, como si él estuviera allí, a su lado. Podía sentir el toque de sus manos fuertes, la manera intensa en la que la miraba, siempre con ese deseo salvaje en los ojos.Phoenix mordió sus labios, tratando de alejar esas imágenes. Pero cuanto más lo intentaba, más intensa
"¡Maldita sea, qué caliente!" pensó Ulrich. Por lo visto, Pryo disfrutaba tanto de dar órdenes como él. Solo pensar en eso encendió aún más a Ulrich, y, en un acto completamente irracional, la empujó contra la pared, bajando su camisón, dejando al descubierto esos pequeños y redondos pechos tan deliciosos. Pryo, o mejor dicho Phoenix, no llevaba nada debajo del camisón, y por un momento, Ulrich pensó que se correría solo con mirarla. Ella le agarró el cabello con fuerza y ordenó:"¡Demuéstramelo…!"Ulrich no quería parecer sumiso, pero hizo lo que ella pedía. Capturó con su boca uno de esos pezones rosados que imploraban ser chupados y lo mamó con fuerza, gimiendo contra su piel mientras ella le pedía:"Muerde, muérdeme..."El rey mordió y tiró de los pezones de Phoenix con los dientes. Ella soltó un grito que parecía un gemido de placer. Pryo empezó a masajear el miembro de Ulrich, quien se excitaba más con cada minuto, hasta que la volteó, apretando sus pechos y muslos, mientras pa
Mastiff, con los sentidos agudos, sintió el calor y la excitación fluir de Pryo. No necesitaban palabras; los dos se entendían a un nivel primal, donde la comunicación se hacía a través del tacto y los instintos que compartían.Pryo se arrodilló y se puso en cuatro en el suelo como una loba, o mejor dicho, siendo una loba, y Mastiff se acercó y comenzó a lamer su vagina. No pasó mucho tiempo antes de que él la montara y empezara a rozar su pene contra la vagina de Phoenix, haciendo que Pryo enloqueciera de placer.Mastiff metió la punta de su pene en la vagina de Phoenix y dejó caer todo el peso de su cuerpo sobre ella. Como estaba muy mojada, no ofreció resistencia y su pene entró hasta el fondo.Mientras bombeaba, su pene se hinchaba, aumentando de tamaño de manera increíble. Pryo sentía cada embestida, tan intensas que llegaban hasta su útero. Él la penetraba con estocadas rápidas, cada vez más rápidas, al punto de que casi perdía la conciencia, mientras sentía cómo la base de su p
Pryo, aun en el cuerpo de Phoenix, permanecía en el regazo de Ulrich, jadeando, su cuerpo vibrando con el intenso placer que acababan de compartir. Se movía ligeramente, sus dedos deslizándose por los hombros fuertes de Ulrich, como si no quisiera perder el contacto entre ellos. Ulrich, también respirando con dificultad, la miró con una mezcla de curiosidad y satisfacción."¿Estás satisfecha?" preguntó, su voz grave y ronca, trazando los contornos de su rostro con la mirada. Había una suavidad en su tono, algo raro viniendo de él.Sin embargo, Pryo estaba lejos de sentirse saciada. Sus ojos brillaron con malicia y deseo, mirando a Ulrich con la intensidad de quien aún quería mucho más."Ni de cerca", respondió ella, su voz baja, casi un susurro que hizo que los pelos de Ulrich se erizaran.Ulrich arqueó una ceja, sorprendido e intrigado."¿A quién quieres ahora?" preguntó, ya sabiendo la respuesta, pero deseando escuchar las palabras de la boca de Pryo.Ella se inclinó más cerca, sus
Pryo, aun en control del cuerpo de Phoenix, caminaba rápidamente por los pasillos de la mansión. Mantenía una postura firme, pero la tensión se reflejaba en cada paso. Los primeros rayos del sol iluminaban los corredores, y sabía que el tiempo se estaba agotando. Tenía que llegar al cuarto antes de que Phoenix despertara por completo, fingir que no había pasado nada, que no había pasado la noche con Ulrich y Mastiff, turnándose entre ellos, absorbiendo y compartiendo placeres intensos. Podía sentir la presencia de Phoenix luchando por retomar el control.Cuando Pryo abrió la puerta de los aposentos, casi chocó con Eloise. La dama de compañía estaba sorprendida de ver a Phoenix despierta tan temprano, más aún vestida solo con una camisola transparente."¿Majestad?" comenzó Eloise, con la mirada recorriendo a Phoenix de arriba abajo. "¿Qu&e
La mañana seguía su curso mientras la Reina Phoenix tomaba su café, con los ojos observando el ir y venir de sus damas. Eloise, Isadora, Arabella y Seraphina organizaban sus pertenencias con eficiencia. La atención de Phoenix, sin embargo, se fijó en Isadora, quien se acercaba para recoger algunos de sus objetos personales. Sin levantar la vista de la taza de té, Phoenix preguntó casualmente: "¿Dónde está Genevieve?"Isadora vaciló por un segundo, como si buscara la respuesta correcta."No la he visto esta mañana, Majestad", respondió en voz baja, algo inusual en ella, que siempre sabía dónde estaban todas las damas.Phoenix frunció el ceño, la ausencia de Genevieve despertando una leve preocupación, pero antes de que pudiera preguntar más, Eloise se acercó."Majestad, ¿le gustaría elegir el vestido para la ceremonia de despedida? No creo que el vestido de lino negro sea apropiado para la ocasión."Phoenix miró a Eloise, con la mirada endurecida."¿Hay otro negro digno para esto?" pre