No tienes que disculparte.

Se acercó para besarla, un gesto que antes habría sido natural, pero Phoenix se apartó levemente, desviando el rostro con una excusa casual.

"Fue un gesto hermoso, sí," dijo ella, volviendo su atención a Marissa, como si nada hubiera pasado. "No tienes que disculparte."

El momento pasó, pero el hielo entre ellos permaneció. Mientras Ulrich volvía a su comida, Nicholas miró a las damas de compañía de Phoenix.

"Parece que tenemos una ausencia entre nosotros. ¿Dónde está esa chica de cabello rubio y ojos verdes?"

Genevieve respondió rápidamente.

"Ella no se sentía muy bien esta mañana y decidió quedarse en sus aposentos."

Phoenix lanzó una mirada agradecida a Genevieve.

"Gracias por informarles," dijo ella, con una voz educada y formal.

Genevieve inclinó la cabeza en un gesto respetuoso.

"Claro, Su Majestad. Si el rey lo permite, me gustaría acompañar a Arabella y cuidarla."

Ulrich, que hasta entonces se había mantenido en silencio, respondió abruptamente, con la boca aún llena de comida
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