Se quedaron en silencio. El ambiente estaba cargado de una tensión que parecía apoderarse de cada rincón de la habitación. Phoenix mantuvo los ojos fijos en su vientre, el peso de las palabras de Ulrich aun flotando en el aire. Rivermoor. Esa era la única respuesta que no quería escuchar. Levantó la mirada hacia Ulrich, sus ojos azules llenos de una mezcla de confusión y frustración. "Sabes cuánto dura una gestación lobuna, ¿verdad?" Ulrich asintió lentamente, sus ojos dorados reflejando una profunda seriedad. "Sí, lo sé. Ya he vivido eso algunas veces antes de ti." Phoenix acarició su vientre con movimientos lentos, pero su expresión se oscureció. "Si en Rivermoor pudiste escuchar el corazón del bebé, significa que ya estaba embarazada desde antes de lo que pensaba." Ulrich la miró fijamente, confirmando con su mirada de forma silenciosa pero clara. "Sí." Phoenix apretó los labios, sintiendo cómo la tensión crecía en su pecho. "Y ahí es donde todo se vuelve confus
"Eso es imposible", dijo ella, sacudiendo la cabeza. "¡Apenas nos hablamos en Wolfpine! ¡Estábamos peleados, Ulrich! Yo... Yo no recuerdo nada."Ulrich dio un paso hacia ella, pero se detuvo al ver la expresión de pánico en su rostro."Estabas en celo, Phoenix. Pryo tomó completamente el control esa noche. Mastiff también asumió el control de mí en algún momento. Fue algo... instintivo, algo que no pudimos evitar."Phoenix llevó una mano a la boca, sus ojos llenos de lágrimas."¿Me estás diciendo que... que estaba fuera de mí? ¿Que no tenía control sobre lo que pasó?" Su voz temblaba, cargada de incredulidad y rabia. "¿Y tú lo sabías todo el tiempo y no me lo dijiste?""No quería que lo descubrieras así", respondió Ulrich, el dolor evidente en su voz. "Pero sabía que eventualmente lo entenderías.""¿Eventualmente?" Phoenix repitió, su voz subiendo mientras la ira empezaba a reemplazar el shock.Ulrich intentó acercarse para tocarla, pero ella retrocedió, manteniendo la distancia."Phoe
Phoenix salió de la habitación llorando descontroladamente, con lágrimas corriendo por su rostro como riachuelos incesantes. Su corazón estaba destrozado, y el dolor era tan intenso que parecía ahogarla. No podía creer que Ulrich le hubiera hecho eso. Lo único en lo que podía pensar era en huir, alejarse lo más posible de él.Su deseo era transformarse en loba y simplemente correr, escapar a cualquier lugar donde él no pudiera alcanzarla. Dentro de su mente, la voz de Pryo surgió, suave pero determinada."Podemos hacerlo, Phoenix. Solo tienes que permitirlo."Phoenix negó con la cabeza con furia, sus manos temblorosas al limpiarse las lágrimas."No," respondió, con la voz cargada de dolor. "Me traicionaste, Pryo. Si te dejo, me llevarás de vuelta con Ulrich. Eres una traidora, igual que él."Pryo gruñó ante la acusación, y Phoenix continuó caminando apresuradamente por los pasillos, aun llorando. Fue entonces cuando se encontró con Genevieve, que la observó con los ojos abiertos y lleno
La puerta de la habitación se abrió suavemente, y Genevieve entró, pareciendo estar en busca de algo. Al ver a Ulrich, hizo una rápida reverencia."Majestad, no esperaba encontrarlo aquí."Ulrich alzó la mirada, sosteniendo el cuaderno."Si está buscando a Phoenix, ella no está aquí."Genevieve vaciló, nerviosa."En realidad, vine a buscar esto", dijo, señalando el cuaderno.Ulrich miró el objeto en sus manos y lo entregó sin dudar."Ah. Claro. Entonces llévelo. Y, si puede, dígale que..." Respiró profundamente, intentando encontrar las palabras. "Dígale que no voy a rendirme con ella, hasta que me perdone."Genevieve tomó el cuaderno, pero antes de salir, dijo con suavidad:"Phoenix pidió este cuaderno porque es lo único que quiere llevar. Se va, Majestad."Las palabras le golpearon como un mazazo. Genevieve salió de la habitación, dejando a Ulrich una vez más solo. El espacio a su alrededor parecía vacío, tan frío como él se sentía. Pasó la mano por su cabello, intentando disipar la
El sol comenzaba a ponerse sobre la vasta llanura de Silver Fang, tiñendo el cielo con tonos anaranjados y rojizos, mientras la manada de lobos llevaba a cabo sus tareas diarias. Era un momento de tranquilidad, donde lobos de todas las edades se ocupaban de sus obligaciones rutinarias, disfrutando de la paz que reinaba sobre la llanura.Sin embargo, esta serenidad fue repentinamente interrumpida cuando un lobo surgió corriendo a lo lejos, levantando una nube de polvo tras de sí. Su cuerpo tenso y su respiración jadeante indicaban una urgencia inminente. Los lobos de la manada levantaron las orejas, alertas ante lo que estaba sucediendo.El alfa, una imponente figura de pelaje gris plateado, se acercó al lobo afligido, con los ojos fijos en él con una mezcla de preocupación y determinación."¿Qué está sucediendo?", preguntó él, su voz profunda resonando en la llanura.El lobo respiró profundamente, intentando recobrar el aliento, antes de responder con urgencia:"El Rey Alfa Ulrich est
O sombrío Valle del Norte se extendía ante el temido Rey Alfa Ulrich, su beta Turin y el ejército que los acompañaba, una masa imponente de lobos poderosos que exhalaban un aura de dominación. El viento susurraba entre los árboles antiguos, llevando consigo el eco distante de los aullidos de los lobos, mientras el castillo se erguía imponente en el horizonte, su esplendor sombrío destacándose contra el cielo pálido.A la entrada del castillo, una multitud se congregaba, esperando ansiosamente la llegada del monarca que llevaba la piel del Alfa Gray sobre sus hombros como un trofeo de su victoria.Los súbditos lo observaban con adoración, reverenciando al temido Rey Alfa como un líder invencible y una figura casi divina. Los murmullos resonaban en el aire mientras la gente se apiñaba para echar un vistazo a su soberano. Los ojos de la multitud brillaban con una mezcla de temor y admiración, mientras Ulrich se acercaba con una presencia imponente.Ulrich observaba a sus súbditos con una
El salón principal del Castillo del Rey Alfa Ulrich estaba lleno de vida y movimiento, con el pueblo del reino celebrando extasiado la victoria contra el temible Alfa Gray y la noticia del embarazo de la Luna, Lyra. Ulrich estaba sentado junto a Lyra en un trono adornado, observando con una mirada serena y orgullosa mientras su pueblo bailaba y festejaba al ritmo de música festiva que resonaba en las paredes de piedra del salón.Ulrich se volvió hacia Lyra, su mirada ardiente rebosante de amor y admiración por la mujer a su lado. "Lyra", comenzó suavemente, "hay algo que me gustaría mostrarte".Una sonrisa iluminó el rostro de Lyra mientras se volvía hacia Ulrich. "Por supuesto, mi Rey. ¿Qué es?"Ulrich extendió la mano hacia Lyra, y juntos se levantaron del trono, dejando el salón principal en dirección a las paredes donde colgaban las pieles de los alfas derrotados por Ulrich en batalla. Se detuvieron frente a la piel plateada del Alfa Gray, que pendía imponente entre las demás. Ulr
Ulrich se encontraba sentado en su cama, con la mirada perdida en el vacío, su rostro endurecido por el peso del duelo que lo asolaba. Sin embargo, el duelo que pesaba sobre él ya no era exclusivamente por la pérdida de su Luna Lyra y su heredero, sino por la sucesión de tragedias que habían azotado su reinado.Después de Lyra, vinieron Selene, Artemis, Celeste, Nyx, Diana, Sable... Una tras otra, sus Lunas fueron elegidas entre las esclavas de su harén, cada una embarazada con su hijo, cada una arrebatada por la muerte en el parto o poco después, llevándose consigo el fruto de su esperanza.Ahora, Ulrich no era temido solo por su fuerza o crueldad, sino por una terrible reputación que se extendía por todo el reino: el Rey Maldito. Cada vez que una nueva Luna ascendía en su harén, el miedo y la angustia se propagaban entre sus súbditos y más allá, incluso los alfas de otras manadas temían que sus hijas fueran elegidas por él, prefiriendo deshacerse de ellas que arriesgar el destino in