Valeria estaba al borde del colapso nervioso. ¿Cómo era posible que Connor le pidiera eso? —¡Tiene que haber otra opción! —susurró con desesperación. —La hay —replicó Connor—: Esperar mientras esto se alarga por meses, someter a Alice a este mismo proceso una y otra vez hasta que por cansancio o
—Su Señoría. En este caso, ya que tendrá la custodia de la menor, a mi cliente le gustaría interponer una demanda de manutención —expresó acercándose con los documentos de la demanda. Connor le dio la espalda, girándose hacia Valeria y hacia Nick, y tal parecía que acababan de hacerle un regalo. Co
Si las bombas tuvieran expresión humana, debían verse igual que se veía Samuel Baxter en aquel momento: rojo, hinchado, y descontrolado. —¡Señor Miller! Le hice una pregunta —se impacientó la jueza—. ¿Tiene su cliente el ingreso económico necesario para afrontar la crianza de una niña con atencione
—En ese caso, me lavo las manos —dijo Andrew señalando a Valeria—. ¡Ahí tienes a tu nueva diseñadora! Valeria le dio un beso en la mejilla y lo abrazó con fuerza. —¡Tranquilo, querido, vas a ser el abogado mejor vestido y más sexy de esta corte! —le aseguró. —¿Saben qué? Dentro de unos días tenem
Valeria se levantó de un tirón, pateando a Nick en una pantorrilla por pura costumbre. Él se tiró del sofá y los dos se quedaron de pie frente a la trabajadora social. La sala estaba llena de dulces, palomitas, refrescos a medio tomar y la película de Una Niñera a Prueba de Balas pausada en medio de
—¡Nicholas Bennet! ¡¿Eso es lo que yo creo que es?! Nick se puso colorado y trató de ocultar el dibujo pero ya Valeria lo había visto. —N-noooo… —¡Mentiroso! ¡Estás diseñando lencería! —lo acusó Valeria con una sonrisa y Nick pasó del rojo al pálido mortecino en un segundo. —Bueno… este… —¡Déj
Valeria sentía que el suelo estaba temblando bajo sus pies. Que pronto el mundo empezaría a girar y ella se olvidaría de todo. La boca de Nick era intoxicante. Sus manos eran fuertes y adictivas, y solo quería estar allí, estar allí para siempre y… Su cuerpo se tensó de repente y Nick dejó de besar
Nick puso los ojos en blanco y asintió. —Por supuesto, amor. ¡Desde que la chica del servicio se nos fue, no alcanzamos para la casa, la niña, el perro! —suspiró Nick—. Señorita Kerr, sería fantástico si pudiera venir a ayudarnos. Le pagaríamos el cincuenta porciento más por la hora de limpieza. —