—No se preocupe por eso, señora Davies. Yo la sostengo —se rio Gilbert—. Pediré que le lleven ropa adecuada a su habitación, ¿nos vemos en las pistas en media hora? Valeria asintió y Artur Gilbert salió de la sala de juntas del hotel con una sonrisa. —Nick, por Dios, que no se te ocurra hacer una
A Valeria le encantó aquel paisaje. Esquiar era mucho más difícil de lo que parecía, pero tanto Artur como sus chicos se habían portado como profesionales. O mejor dicho, como nanas con mucha paciencia, porque ella se iba de bruces cada cuatro metros. Finalmente después de cuatro circuitos Valeria
—Aun así no podría volver —dijo uno de los chicos que iba a salir junto con Nick en las motos—. Hubo un deslizamiento de nieve en la ladera sur. Todo el camino se tapó. Nick gruñó con frustración y ajustó la radio que se llevaba. —Si la encuentran avisen enseguida. Otros tres hombres y él saliero
Valeria miró afuera, por suerte la puerta estaba contra el viento, pero aún así no pudo evitar un escalofrío de terror. —No… Nick, no podemos salir… ¡Es muy peligroso! —tembló. —Nena, escúchame, mírame. ¡Vamos a estar bien! Pero es peor quedarnos aquí —le aseguró él. Nick se aseguró de que el ano
—Nena, esa no vas a encontrarla afuera —le aseguró Layla—. Pero quizás si te aplicas, puedas crearla para ti y para tu familia. —¿Qué me estás diciendo? ¿Que deje de pelear? —No, pero valdría la pena que dejaras de crear campos de batalla donde no los hay. Créeme, estás en medio de una guerra muy
—No quiero que me dejes… Valeria pegó su oído a la boca de Nick, pero apenas si podía escucharlo. —Nick, estoy aquí… ¡Vamos, levántate, tienes que ayudarme! —La muchacha intentó levantarlo, pero a menos que Nick pusiera de su parte, sería imposible. —¿Por qué te fuiste, revoltosa? ¿Dónde estás…?
Valeria estaba bastante consciente de que debía evitar aquello, pero por desgracia ser la única que estaba en sus cinco no ayudaba, porque los cinco eran unos traidores. Gimió cuando la boca de Nick bajó por su garganta, su cuerpo se arqueó involuntariamente y sintió que todo el calor que desprendía
Nick la amaba. Que ella no quisiera aceptarlo era una cosa, pero eso no quería decir que no fuera cierto. —Pero no será tan fácil, muñeco… —murmuró—. Simplemente no puedo perdonar lo que me hiciste. Valeria se levantó y miró alrededor, la habitación estaba hecha un desastre, así que se dedicó a o