—¿Nena, estás segura de esto? —preguntó Emma con tristeza. Valeria se había esforzado tanto para salir adelante en la vida, especialmente teniendo una responsabilidad tan grande como cuidar de Alice, que a Emma se le rompía el corazón solo de imaginar que todo aquel esfuerzo había sido en vano. —Sí
—Lo sé, querida, pero puedes enfermarte de gravedad si sigues así. Es más, deberías ir ahora mismo a un hospital, porque no creo que lo que tienes sea solo cansancio. Valeria asintió y Emma les agradeció antes de llevarse a su amiga y sentarla en una de las mesas traseras. Estaba a punto de ir por
Valeria cerró los ojos por un segundo y su cabeza chocó contra la pared en que se soportaba aquella hilera de asientos. Había dormido, comido y esperado en aquella silla por casi una semana. Alice estaba muy enferma, la fiebre había tardado cinco días en ceder y Valeria ya no podía recordar en qué
—¡Noooo, eso fue…! ¡No puede ser, Dios mío! —Valeria se llevó las manos a la cabeza—. Oficiales, por favor tengo a mi hermana internada aquí… está muy enferma y yo soy la única persona que tiene… ¡Por favor, necesito estar con ella! —sollozó Valeria. —Lo sentimos mucho, señorita, pero órdenes son ó
Elliot y Richard se miraron como si su padre les hubiera pegado con un bate de béisbol. Casi era más fácil creer que se estaba acostando con Valeria y que podían llegar a tener un hermano, que creer que siempre habían tenido una sin saberlo. —¿Es una broma, verdad? —preguntó Elliot con el semblante
—Pues antes de meter la cabeza en un agujero, mejor nos aseguramos —declaró Richard tomando el sobre y rasgándolo por uno de los extremos. Sacó los resultados y se fue directamente al dictamen de la prueba de paternidad. Lo vieron tomar aire, retenerlo un momento y luego suspirar largamente—. Bueno…
Los tres Davies tragaron en seco cuando escucharon a Oli decir aquello. La muchacha tenía una expresión de enojo y dolor en su rostro que era más amenazante que cualquier insulto, y a su lado Lazlo se veía también bastante incómodo. Andrew la hizo pasar a la oficina y Oli vio que los gemelos entrab
—Mire si usted quiere hacerse el estúpido o si ya lo es, no es mi problema —siseó Elliot—. Los dos sabemos que si usted fuera a encarcelar a todas las mujeres que se dan una bofetada en este país, literalmente tendría que convertir todo el maldito país en una cárcel. Lanzó frente a él el recibo de