Valeria miró su celular, donde las llamadas de Nick seguían entrando con insistencia, y lo apagó para que no la interrumpiera. La hicieron entrar a la oficina de Andrew y el hombre se acercó a saludarla con cariño. —Me alegra que estés aquí. Estoy preocupado por tantas cosas que mi cabeza no alcan
El rostro de Nick se convirtió en una máscara de frialdad mientras miraba la memoria que Valeria le había puesto en la mano. —¿Qué es esto? —le gruñó. —Son las grabaciones de las cámaras de seguridad de mi pasillo… —¿¡Quién te dio esto, Valeria!? —rugió Nick—. ¿Permitiste que Andrew Davies tuvier
—Valeria no está molesta por eso, Miranda. Ya no te pongas así… —dijo Nick suavizando la voz y Valeria le dirigió una mirada asesina. —¿Ah, no? —levantó la cabeza con todo el maquillaje corrido—. ¿Entonces por qué está molesta? —sollozó de nuevo y allá fue Nick a acercarle un vaso de agua. —Estoy
El mundo era demasiado oscuro, tan oscuro y frío que no quería despertar, pero algo la empujaba a abrir los ojos, y cuando por fin lo hizo el dolor de cabeza era insoportable. Estaba en el asiento trasero de un auto estacionado y miró al lado reconociendo a Andrew. —¿Con qué me pegaste? —se quejó V
—Bien, firma aquí. —Andrew le pasó la pluma y Valeria firmó sin mirar—. Ya vuelvo. El hombre de dirigió al mostrador, pero antes de llegar a él, marcó la casilla destinada al Examen de Paternidad. Ya estaban allí, la hoja de consentimiento estaba firmada… solo era una simple X, no le haría daño a n
Valeria lo pensó dos veces antes de salir del ascensor, pero no podía faltar a su trabajo solo porque estuviera enojada con Nick. Después de todo, tenía que cumplir con la palabra que le había dado a Andrew de terminar sus colecciones. Además, hacía dos días que Nick no iba a trabajar. No la había
—Tiene que haber un error, Miranda, esto no… ¡Esto no puede ser verdad! —gritó cubriéndose la cara con las manos. —Mira Nick, entiendo todo lo que estás sufriendo, así que mejor verifícalo por ti mismo. ¡Yo confío en mi amiga pero tú no tienes por qué hacerlo! —dijo miranda con un hilo de voz y el
Andrew Davies echó la cabeza hacia atrás, sentado en la silla detrás de su escritorio, en su oficina de Davies Inc. Había pasado a recoger los resultados de los exámenes de Valeria hacía más de tres horas, pero desde entonces solo había mirado el sobre sobre la mesa, sin poder reunir el valor para a